El Instituto Peruano de Economía (IPE) proyecta un crecimiento de la economía de 1.9% para el 2024, impulsado por una mejora del gasto privado, en un contexto de menor inflación y condiciones de financiamiento favorables para el consumo y la inversión. Sin embargo, la baja confianza empresarial y el Fenómeno El Niño (FEN) se mantienen como los mayores riesgos.
Además, el IPE remarcó que si las expectativas permanecen en terreno pesimista hasta el cierre del 2024, la inversión privada ya no crecería 0.3% como estimó en nuestro escenario base, sino mostraría una caída de 1.5%. No obstante, consideró que si se registra un FEN débil, sectores como agro y pesca, y los ingresos de los trabajadores que dependen de estas actividades, se recuperarían significativamente, lo cual podría derivar en un crecimiento de la economía mayor al esperado en el 2024.
La economía peruana registró un crecimiento anual de 0.3% en noviembre de 2023, el mayor avance desde abril del año pasado, luego de acumular seis meses en terreno negativo. El Instituto Peruano de Economía explicó que este resultado se explicó por el mayor dinamismo de los sectores primarios como la minería metálica, lo que permitió contrarrestar el retroceso de actividades vinculadas a la inversión, como la manufactura no primaria y la construcción. Con esta sorpresiva mejora, la caída del PBI que se anticipaba para el último trimestre del 2023 (-0.6%) sería menor a la prevista.
El IPE detalló que el crecimiento del PBI primario se aceleró a un ritmo de 8.9% en noviembre, con lo cual habría alcanzado su mayor avance del 2023 a la fecha. Este rebote fue impulsado por el avance de la actividad minera, que registró un aumento de 10.6% ante el incremento de los volúmenes de cobre en diversos yacimientos como Quellaveco (38.6%), Antamina (23.6%) y Las Bambas (20.2%).
Enfatizó que el aporte de la minería fue complementado por la contribución de otros rubros, como la manufactura primaria (18.5%), favorecida por la autorización de la segunda temporada de pesca en la zona norte centro, y también por la mejora de la actividad agrícola. En efecto, el agro mostró en noviembre su primera cifra positiva (2.4%) luego de acumular tres meses de caídas a doble dígito, esto debido a la recuperación de cultivos orientados al mercado externo.
Por su parte, el PBI de los sectores no primarios vinculados a la demanda interna habría mostrado una caída de 1.4% en noviembre, con lo cual acumuló 12 meses en negativo. Este es el periodo más prolongado de retrocesos consecutivos del PBI no primario de las últimas dos décadas, inclusive por encima de lo registrado durante la pandemia.
En particular, el desempeño negativo del PBI no primario estuvo concentrado en los rubros relacionados a la inversión, que registraron una contracción de 7.3%, afectados por la continua debilidad de la manufactura no primaria (-6.7%) y de la construcción (-8.1%). Por su parte, los sectores vinculados al consumo – comercio y servicios – siguieron mostrando un bajo dinamismo al anotar un avance de apenas 0.4%.
Los indicadores disponibles para diciembre de 2023 muestran que el rebote de los sectores primarios habría perdido dinamismo en el cierre del año, debido principalmente a menores volúmenes de captura de anchoveta a los registrados durante el mismo mes del 2022. Esto habría repercutido negativamente sobre la pesca y manufactura primaria. En este contexto, las expectativas empresariales recogidas por el Banco Central de Reserva del Perú (BCR) se ubicaron aún en niveles que anticipan una continua debilidad de los sectores vinculados a la demanda interna. Con ello, desde el Instituto Peruano de Economía (IPE) mantenemos la proyección sobre la economía de -0.6% en 2023.
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