En esta coyuntura, la calificación crediticia con la que cuentan los países emergentes es importante para acceder a financiamiento externo ante la crisis del COVID-19. Jaime Reusche, funcionario de la agencia calificadora Moody’s, resalta la fortaleza macroeconómica del Perú, pero alerta que el actuar del Congreso puede traer consecuencias que perjudiquen su perfil crediticio.
— ¿Cómo ven la situación del país, considerando la prolongación de la cuarentena hasta el 30 de junio por la continuidad en el incremento de casos de COVID-19 y la afectación económica hasta el momento para las personas y empresas?
Las políticas económicas que se están adoptando son, sin lugar a dudas, las correctas. Nacen de la solidez macrofiscal que tiene el país y de la larga trayectoria de responsabilidad y manejo macroeconómico que tiene. Las medidas [de ayuda] son también del tamaño adecuado. El gran problema que tenemos es sobre la ejecución [de las medidas]. Si bien la articulación de los planes es la correcta, la capacidad de gestión del sector público es bastante limitada. Se dan políticas macroeconómicas para contrarrestar los efectos del virus, nacen desde un punto de vista muy técnico y correcto, pero luego no llegan a los ciudadanos por la poca y baja capacidad de ejecución del sector público. Eso es lo que le resta el impacto a estas medidas económicas.
— Hubo problemas para canalizar los bonos a la población vulnerable estos últimos meses. ¿Considera que también se ha presentado este problema de ejecución en la implementación de programas como Reactiva Perú?
Estamos empezando a ver que algunas micro y pequeñas empresas ya están accediendo a una porción de estos fondos, pero sin duda hubo demoras. Tiene que ver también por cómo estuvo concebido el programa. Se buscó darle créditos a todas las empresas, pero el grave problema que se tiene es el gran nivel de informalidad. Así es muy difícil hacerle llegar a estos ciudadanos, ya sean empresas o ciudadanos con el tema de los bonos. [...] Nuevamente, se pone en tela de juicio la poca capacidad de gestión que tiene el sector público.
— Si hablamos de informalidad, abordamos problemas estructurales. ¿Qué se puede hacer en esta coyuntura para mejorar esta situación y ver efectos en el corto plazo? ¿Sugiere algún mecanismo adicional para extender las ayudas y que sea eficiente?
Es difícil hacerlo en el corto plazo. Se requiere mucha estrategia para utilizar los recursos que existen y buscar los elementos más efectivos que mejor se desenvuelvan en el sector público. En el más mediano plazo un esquema que ha dado muchos resultados fue el de proyectos especiales, como lo vimos con los Juegos Panamericanos. Se autoriza el funcionamiento de una PMO altamente calificada y con bastante autoridad, que tiene un funcionamiento especial menos limitado dentro de la burocracia del Estado. Si es que se tienen equipos altamente capacitados, ellos pueden ayudar al funcionamiento del sector público. Ya en el largo plazo es que los ciudadanos, el mismo Ejecutivo o el Congreso y la clase política entiendan que la capacidad de gestión del sector público tiene que reformarse. No es un tema de recursos, sino de capacitación, operatividad y personal altamente capacitado que siempre se necesita.
Hasta el 2019 hemos visto que el presupuesto público, el gasto no financiero del gobierno general, ha pasado de 83 mil millones de soles a 154 mil millones de soles; ha aumentado 85% en nueve años. Y sin embargo no vemos una mejora significativa en el sector público.
— ¿En qué otros ámbitos urgen reformas? ¿Ve como prioridad el ámbito tributario, por ejemplo?
Es importante, pero adoptar una reforma tributaria cuando una economía está tratando de recuperarse, hay que proceder con cuidado. Las reformas tributarias tienen que buscar un momento o contexto más normal en el que se pueda estudiar realmente el impacto que pueda tener. En el contexto de la recuperación, aumentar impuestos o hacer cambios en el marco tributario es un poco sensible. Habría que esperar a que se empiece a dar el crecimiento, ver cómo están manejándose las empresas en el sector privado del país, y luego evaluar la posibilidad de adoptar reformas tributarias que son necesarias pero, nuevamente, en su debido momento.
"Ya en el largo plazo es que los ciudadanos, el mismo Ejecutivo o el Congreso y la clase política entiendan que la capacidad de gestión del sector público tiene que reformarse”.
— El Gobierno todavía estaría evaluando la imposición de un impuesto al patrimonio o a la riqueza. ¿Esto aportaría en términos a cantidad de recaudación en este momento, o se debe apuntar por otro lado como exoneraciones tributarias?
La experiencia internacional nos dice que no es momento de adoptar semejante impuesto. La recuperación primero se tiene que dar y luego se pueden evaluar los mecanismos más apropiados para aumentar la recaudación. En el Perú en realidad lo que se tiene es un problema de base tributaria. Tenemos altos niveles de evasión del IGV, extremadamente altos niveles de evasión del Impuesto a la Renta. Buscar mecanismos para enfrentar esta alta evasión son necesarios pero no son tan populares por el hecho de que requieren de mucho esfuerzo, un nivel de concertación de todos los poderes públicos y un compromiso de mediano plazo de mantener una política tributaria que busque expandir esa base. Es muy fácil tratar de recaudar en sitios donde uno puede sacar un buen monto en el corto plazo, pero tal vez [estos impuestos] son dañinos para la actividad en el largo plazo. Como con todas las medidas y retos que tiene el Perú, las soluciones de corto plazo son atractivas pero pueden ser dañinas. Se requiere en realidad de medidas estructurales.
— Además del Poder Ejecutivo, desde el Congreso se han realizado propuestas de corte económico por el COVID-19. Una de estas fue el retiro del 25% de la AFP, ya aprobada, y ahora hay otros proyectos que apuntan a condonar el pago de intereses compensatorios y moratorios en el pago de deudas bancarias. ¿Cómo ven estas propuestas desde Moody’s?
Hablan de un Congreso irresponsable e improvisado, porque este tipo de planteamientos tiene que considerar qué dicen las instituciones económicas que utilizan criterios técnicos para evaluar las medidas que adoptan. El hecho de que las medidas nazcan de entes no técnicos puede tener efectos negativos sobre la economía y su estructura en el mediano plazo. El problema que tenemos es que hay un Congreso que va a estar vigente por muy poco tiempo, que está buscando la gratificación de corto plazo con medidas muy populistas pero que pueden ser irresponsables en el largo plazo. Ellos no van a ver los efectos secundarios de estas medidas. Por eso es más importante que este tipo de medidas económicas nazcan de las instituciones que sean reconocidas a nivel internacional como el MEF (Ministerio de Economía y Finanzas), la SBS (Superintendencia de Banca, Seguros y AFP), el BCR (Banco Central de Reserva), que sí tienen a los tecnócratas competentes que pueden evaluar cuál va a ser el impacto sobre la estructura de la economía, el crecimiento, la actividad y la sostenibilidad del país en el mediano y largo plazo.
—Si se insiste en aprobar este tipo de iniciativas como la mencionada anteriormente, ¿se podría ver afectada la calificación crediticia que nos otorgan?
El perfil del Perú es extremadamente sólido en lo macroeconómico y fiscal por el aporte de las instituciones económicas al país a lo largo de 30 años. Es por eso que ha aguantado muchas de estas medidas. El gran problema es la aglomeración de las mismas. Son pequeñas y poco a poco van cavando en esta solidez macroeconómica. Una medida por sí sola no te puede generar un deterioro sustancial de la calificación debido a que está este perfil crediticio tan robusto, pero la aglomeración de medidas sí. Salió la medida del retiro del 25% de las AFP; es negativa, pero no te movió la calificación. Se habla ahora del retiro de fondos de la ONP, similar a la anterior que se suma a todas estas iniciativas que pueden tener un impacto bastante negativo sobre la funcionalidad de la economía. Le restan inclusive posibilidades de crecimiento a futuro, y eventualmente van a pesar sobre la calificación.
— ¿Cómo se encuentra la evaluación constante que tienen sobre el país?
La preocupación que hemos tenido hace varios años es qué se está haciendo por el mediano plazo para agilizar el crecimiento [de la economía peruana] que se ha caído fuertemente más allá de la pandemia. Tenemos una economía que ya tenía problemas para crecer más de 3,5% anual. Con este tipo de medidas, en lugar de apuntalar el crecimiento y acelerarlo, nuevamente van a pesar sobre ese crecimiento del mediano plazo y eventualmente esto va a impactar en el perfil crediticio del país. Hay todavía tiempo para revertir muchas de estas medidas irresponsables y buscar formas de dinamizar el crecimiento económico. Pero la calificación, honestamente, no va a aguantar tanto más si es que se siguen acumulando este tipo de medidas.
— ¿El riesgo es la aprobación e insistencia, si es que los poderes del Ejecutivo y Legislativo no llegan a un acuerdo?
Tal cual. Lo hemos visto antes. En el Congreso anterior habían ya varias iniciativas populistas que se adoptaron y que fueron difíciles de tragar para el erario fiscal. Pero se absorbieron mediante otras medidas tributarias y el aumento de base tributaria. No obstante, han seguido [surgiendo propuestas similares]; y este Congreso en lugar de ir contracorriente y tratar de buscar formas de apuntalar al crecimiento, lo está antagonizando.
“La calificación [crediticia del Perú], honestamente, no va a aguantar tanto más si es que se siguen acumulando este tipo de medidas [populistas]”.
— Muchas de estas medidas recogen también el malestar general de algunas personas con algunos sistemas, como el de pensiones. ¿No hay un problema desde este lado también?
Sin duda hay fallas en el sistema, pero botar el agua de la bañera con la criatura no ayuda. Siempre hay formas de mejorar el sistema macroeconómico que tiene el país y es en ese espíritu que han debido ir las propuestas. Por ejemplo, buscar ampliar la base de contribuyentes a las AFP para que más gente pueda beneficiarse de tener un ahorro para su vejez, en lugar de tener que depender del Estado, donde en cualquier momento se pueden reducir las pensiones o no estar en línea con lo que uno espera. Es claro que se necesitan medidas que aceleren la economía, amplíen la base [previsional] y que reduzcan la informalidad de tal manera de que más gente pueda participar y beneficiarse de la economía formal. Sí ha habido fallas, pero las medidas cortoplacistas en realidad van a hacer más daño.
— Ante la ampliación de la cuarentena, ¿considera que las ayudas económicas a la población y a las empresas deben ampliarse también?
Es difícil decirlo porque muchos de los bonos todavía no han llegado al total de ciudadanos a los que les corresponde. Hacer un estudio de comportamiento económico de los hogares luego de que se reciban los bonos sería importante para saber si es necesario ampliarlos, así como las transferencias. En principio sí deberían ampliarse; pero el gran problema es que si no tenemos los mecanismos ya instalados para hacerles llegar estos recursos, seguir ampliando los montos no necesariamente va a ayudar y puede generar problemas en el funcionamiento del Estado o generar problemas incluso de corrupción, donde pueda haber mucha merma de estos fondos que se transfieran. Es importante, primero, ejecutar [los presupuestos y programas] y luego evaluar la posibilidad de ampliarlos. Si es necesario, sin lugar a duda se debería hacer.
— ¿Prevé que a pesar de las problemáticas actuales el Perú podrá seguir colocando deuda -de ser necesario- consiguiendo buenas condiciones y tasas de interés para financiar esta crisis?
Sin lugar a dudas. Lo que estamos viendo claramente en los mercados internacionales es que el Perú y Chile son claramente de los países que mejor posicionados en Latinoamérica están por su solidez macroeconómica, su buen manejo fiscal y el compromiso con la estabilidad, que viene a raíz de las buenas instituciones económicas; eso se está recompensando. Estamos viendo una gran cantidad de países que no pueden acceder a los mercados internacionales a pesar de que necesitan el financiamiento para poder enfrentar la emergencia sanitaria. El Perú está en muy buenas condiciones y va a seguir beneficiándose. Esta es la recompensa de todo el esfuerzo de 30 años de buen manejo macroeconómico.
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