Los agroexportadores de Ica verán en unos tres años uno de sus sueños hecho realidad: el tener un puerto (de Pisco) moderno y cercano por donde sacar sus productos sin tener que recorrer 300 kilómetros hasta el Callao. En unos dos años también se cumplirá otro gran anhelo, como es el tener una doble calzada en la Panamericana Sur –al menos, la red vial 6 llegará muy cerca al valle viejo– para, nuevamente, mejorar la logística de sus envíos.
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Sin embargo, el tercer sueño de los agroexportadores iqueños, el más urgente –sin duda alguna–, es el desarrollo de un paquete de obras que mejore la dotación de agua en las principales zonas agroexportadoras de la región. En este caso, la respuesta definitiva no llega. Aunque se ha comenzado a hablar de algunas iniciativas público-privadas desde el Gobierno Central, para el sector no cuentan las palabras sino los hechos concretos.
Como lo han afirmado las más importantes agrícolas de la zona a este Diario, la consecuencia natural ha sido que las nuevas inversiones en frontera agrícola estén paralizadas en estos últimos años; nadie pondrá un sol más en una hectárea hasta que el agua deje de ser una gran incógnita en los planes de crecimiento.
"Desde el 2008 nos dimos cuenta de que el tema del agua era un gran problema. Tomamos la decisión de no crecer y de comprar tierras en el norte, cosa que hicimos. También estamos creciendo en Moquegua y Arequipa", señala Lionel Arce, gerente general del Complejo Agroindustrial Beta, empresa que tiene 1.500 hectáreas en Ica.
Similar decisión ha tomado Agrokasa, empresa que acaba de cumplir 20 años desde que se asentaron en un fundo iqueño. “Ya no creceremos en áreas en Ica, por eso, estamos creciendo en el norte, en Barranca”, precisa el presidente de la empresa, José Chlimper.
Al respecto, Fernando Cillóniz, consultor en temas agrícolas de Inform@ccion, comenta que gran parte de las grandes empresas agrícolas en Ica prefieren mantener parte de sus campos en blanco, porque no hay agua asegurada para crecer.
ESTRÉS HÍDRICO
El estrés hídrico es un problema cada año más presente en las tres principales zonas agroexportadoras de la región, como son el valle (viejo) de Ica y las pampas de Lanchas y Villacurí. La mayoría se abastece mediante pozos de agua subterránea durante todo el año, pero los volúmenes descienden cada año a la velocidad de un metro o metro y medio de alto, debido a que la venida de agua de los ríos no llega a reponer lo extraído, explica el viceministro de Desarrollo e Infraestructura Agraria y Riego, Jorge Montenegro.
Ica es el lugar más privilegiado del país en la producción de espárragos verdes, por sus condiciones geográficas. Así nació la historia agroexportadora iqueña, con el desarrollo de unas 400 hectáreas a inicios del 2000. Algunos han comenzando a pedir un cambio de giro, que los espárragos ya no se cultiven porque consumen mucha agua.
“Al espárrago se le hizo la fama de ser el cultivo que más agua consume cuando eso varía mucho de cultivo a cultivo y de agricultor a agricultor. Parece mentira pero en Ica todavía hay agricultores que riegan por gravedad e inundación”, comenta Chlimper. Como respuesta al tema hídrico, Agrokasa trazó desde el 2005 una estrategia que significó invertir unos US$2 millones en nuevas y diferentes tecnologías de riego, así como en un sistema de dos reservorios para captar y distribuir las agua del río Ica en sus días de mayor descarga.
En tanto, el agroexportador Pablo Buendía, presidente de la Junta de Usuarios de Aguas Subterráneas del Valle de Ica (Juasvi), observa un progresivo cambio de cultivos por aquellos que requieren menos agua. Dice que han comenzado a aparecer nuevos cultivos, como los granados o la quinua. “En el valle llegó a haber unas 10 mil hectáreas de espárragos, ahora deben estar en 6 mil hectáreas. Claro que en algunos casos existe un tema de vejez, pero lo cierto es que para elegir el cultivo el agua es determinante”, comenta.
ESTANCAMIENTO
Ica representa un 25% de las exportaciones agrícolas no tradicionales y la región tiene pleno empleo. “El PBI de Ica está condenado a estancarse y, luego, comenzar a languidecer si no se soluciona el tema del agua”, advierte Lionel Arce.
Para el veterano agricultor iqueño Jorge Chepote la situación será crítica en unos dos o tres años más, es decir, a la vuelta de la esquina. “El agua de los pozos se va a salinizar y ya no podrán ser usados”, indica. Igualmente Cillóniz opina que el tiempo juega en contra. “La producción agrícola sigue subiendo pero no al ritmo de antes”, indica.
La incertidumbre también les genera otros problemas. Según comenta Lionel Arce, los clientes foráneos siempre hacen preguntas sobre el tema del agua y la banca de inversión, como es el caso del IFC del Banco Mundial, que ha tomado la decisión de no financiar cultivos nuevos en la zona.
En abril, el presidente Ollanta Humala adelantó que se destinarían S/.650 millones para invertir en infraestructura hídrica que resuelva de una vez el tema del agua en Ica. El ministro de Agricultura, Juan Benites, explica que el financiamiento sería el resultado de una asociación público-privada.
“En el plazo de 10 días, una empresa interesada entregará su propuesta a Pro Inversión que significará una inversión aproximada de US$250 millones. Esto para dar marcha a los cuatro frentes planteados, como son dos canales para solucionar el agua en las pampas de Lanchas y Villacuri, el canal de Ingahuasi y la reserva de Tambo para el valle viejo”, menciona.
La idea es que también los agroexportadores cofinancien esas nuevas inversiones, mediante el pago de la energía eléctrica que utilizan para hacer funcionar sus pozos. “En cualquier caso debe hacerse un estudio costo/beneficio de las salidas planteadas. Creo que los agricultores y los iqueños necesitan más agua para todas sus actividades”, comenta la directora de CB Consult, Cecilia Blume, quien realizó una consultoría a la Juasvi sobre el tema.
Con las obras que se ejecuten mediante Pro Inversión, Benites reconoce que no habrá un crecimiento exponencial de la frontera agrícola en Ica, pero sí mantendrá lo existente –sin incertidumbre– por más de 30 años. Otro punto de vista tiene Lionel Arce, para quien acabar con la incertidumbre significa la ejecución del proyecto de irrigación Pampas Verdes.
Para Benites, ese proyecto, que creará 300 mil hectáreas nuevas, puede esperar unos años más. Fernando Cillóniz apunta que si se dota de suficiente agua a Ica, entonces, las exportaciones del valle viejo y las pampas de Villacurí y Lanchas se duplicarán, lo que traerá beneficios económicos a todos.
Lo único que detiene a Ica es el problema del agua. Una vez resuelto eso es factible un crecimiento exponencial de su frontera agrícola y sus exportaciones.