"Haz tu parte", por Eduardo Morón

La próxima semana en la cabeza de todos los peruanos solo habrá fútbol, así que déjenme hacer una reflexión sobre nuestras responsabilidades como ciudadanos. Ante la desgracia ajena nos preciamos de ser solidarios, pero los niveles de evasión y elusión tributaria son absurdamente altos en el Perú.

Lo más solidario que podemos hacer no es ayudar a quien vemos en necesidad, sino a que el Estado pueda atender a ese peruano que no vemos, pero está enfermo en una posta que no tiene medicinas; a quien no tiene servicio de agua ni desagüe; o a ese peruano que debería tener una escuela mejor equipada y no la tiene. Esta evasión y elusión tributaria la vemos a diario. Por ejemplo, el dueño de una empresa que escoge conscientemente pasar gastos para su familia como si fuesen los de su empresa cuando la cajera del supermercado pregunta: ¿boleta o factura?

No obstante, nos consideramos como campeones de la solidaridad cuando esa misma cajera nos pregunta si queremos donar los centavos del vuelto. ¿En serio estamos listos para dormir tranquilos porque hemos cumplido haciendo nuestra parte con el país?

Camino a casa, paramos a echarle gasolina al auto y otra vez nos hacen la pregunta que llama a evadir: ¿quiere su factura con placa o sin placa? ¿Por qué las estaciones de servicio no hacen una campaña para no permitir hacer esta pregunta y simplemente forzar a que toda factura se hace automáticamente con la placa del vehículo?

En ninguno de estos dos ejemplos es complejo cumplir con nuestras responsabilidades. No hay excusa. La recaudación es una fracción de lo que debería ser por la suma de estas decisiones individuales. El costo es tener un Estado desfinanciado, unos ciudadanos con servicios deficientes.

Pero otras veces es el propio Estado que fomenta este comportamiento por el mal diseño de sus políticas. El Estado me permite tener categoría RUS y pagar S/20 o S/50 al mes de impuestos, inclusive cuando hago transacciones que no corresponden a esa categoría como puede ser pagar un alquiler de varios miles de dólares al mes.

El Estado otorga una mejor calidad de servicio a una persona afiliada gratuitamente al SIS comparado con quien es afiliado y aporta a Essalud. Los trabajadores prefieren recibir su remuneración en la mano y que la empresa no aporte a Essalud y así no perder el beneficio del SIS. Esto lleva a que el Estado atienda gratis a quienes no debería.

Lo peor de esto es que al frente de ese empresario que se “ahorra” varios millones tributando menos de lo que le corresponde, pero que le da su propina a quien cuida los autos en la vereda y se siente solidario, hay otro empresario del mismo ramo que se vuelve no competitivo frente a su vecino y tiene que optar por cerrar su negocio o imitar a su competidor. En ese proceso, la informalidad crece y la recaudación cae. Seamos solidarios, pero con nuestra plata, y no a costa de menos recaudación de impuestos.

Todos esperamos que la selección haga su mejor esfuerzo. Qué tal si nosotros hacemos el nuestro.

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