La economía peruana creció 1,84% en mayo, lo que implica que en los últimos 12 meses aumentó en 5,1%, una cifra por debajo del 5,3% alcanzada en el 2013 y del 7,2% en promedio anual registrado en la última década.
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El principal indicador de medición de la economía es el producto bruto interno (PBI), que resulta de sumar el consumo efectuado por las familias, el efectuado por el gobierno, las inversiones y las exportaciones deducidas de las importaciones.
Un menor crecimiento del PBI implica que cualquiera de estos componentes o más de uno está desacelerándose.
Por ejemplo, el PBI puede caer si las inversiones disminuyen, puesto que redundará en un menor empleo y por ende en una menor cantidad de personas con disponibilidad de dinero, lo que a su vez disminuye el consumo.
Así, el menor crecimiento de la economía también puede desincentivar las inversiones por las expectativas de un menor consumo, a la vez que las personas podrían ser más cautas para gastar, convirtiéndose este impacto negativo en un círculo vicioso.
Por ello, recientemente el Gobierno ha lanzado un paquete de medidas para aumentar la confianza de los inversionistas, subió los aguinaldos de los trabajadores del sector público por Fiestas Patrias de S/.300 a S/.500 para aumentar el consumo, ha reducido el límite de la intangibilidad de la CTS de 6 a 4 sueldos.
Además, el Banco Central de Reserva (BCR) liberó recursos a las entidades financieras y bajó su tasa de interés de política monetaria para que dichas entidades tengan más dinero para prestar y a una menor tasa de interés, con la finalidad, también, de aumentar el gasto de las familias.
Ahora solo queda esperar que todas estas medidas mejoren la confianza en los actores económicos y el círculo virtuoso vuelva a rodar.