El año está por terminar y el ánimo de la población limeña no ha cambiado, por el contrario, continúa siendo pesimista. Con ello, la fotografía que caracterizará el 2019 parece estar lista. El Índice de Confianza del Consumidor (Indicca) de Lima Metropolitana –elaborado por Apoyo Consultoría e Ipsos– alcanzó los 49 puntos en octubre, ubicándose en el tramo negativo por séptimo mes consecutivo.
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Cuando el Indicca se ubica por debajo de los 50 puntos, se considera que la confianza de los consumidores es pesimista; mientras que el ubicarse por encima de ese nivel, optimista. El índice, además, muestra la percepción de los hogares limeños en función a cuatro componentes: situación económica actual de las familias, expectativas sobre la evolución de la economía en los próximos 12 meses, percepción sobre los precios, y empleo.
A decir de la consultora, el resultado de octubre se ubica dos puntos por encima del mes anterior, un “avance” que se explica por dos factores puntuales.
El primero es que mejoraron las expectativas de los consumidores sobre su situación económica a 12 meses. Esto guarda relación con el incremento de la aprobación presidencial tras la disolución del Congreso. Precisamente, cerca del 85% de los entrevistados –según Ipsos– aprueba la medida y el 75% –según Datum– la considera beneficiosa para el país.
El segundo factor son los precios. Los hogares entrevistados señalaron haber percibido una menor subida de los precios en los últimos meses. Y es que la tasa de inflación anual de setiembre se ubicó en 1,9%, por debajo de la inflación anualizada de agosto (2,04%).
INGRESOS LABORALES
Así, la situación económica actual de los consumidores limeños aún no da señales de recuperación.
La sensación de deterioro ha empezado a generalizarse, afectando principalmente a los niveles socioeconómicos (NSE) de altos ingresos (AB), quienes reportaron una caída en la percepción de la mejora de su economía de casi 40% a 25%, entre marzo y octubre.
Por su parte, el 18% de los consumidores de menores ingresos (NSE CDE) consideró que su economía mejoró durante el mismo período.
La moderación en el ritmo de crecimiento de los ingresos laborales formales explica estos resultados.
Según Jimk Coya, analista de Estudios Económicos de Apoyo Consultoría, los ingresos laborales formales vienen enfriándose desde mediados del año pasado. Pasaron de crecer 8% a crecer a tasas cercanas a 3%, un cambio significativo.
El mercado laboral, además, se ha visto afectado por la incertidumbre política. Coya explicó que si bien la opinión pública ha interpretado la disolución del Congreso como algo favorable para la economía, no ha sucedido lo mismo en el empresariado.
“Los empresarios –en particular las grandes empresas– tienen una percepción bastante distinta que los ha llevado a reducir aún más sus planes de contratación e inversión para los siguientes meses”, agregó.
En ese sentido, el débil crecimiento de los ingresos laborales va a continuar en el 2020 y persistirá a medida que no haya más claridad sobre la nueva situación política o el eventual nuevo Parlamento.
“La incertidumbre va a perdurar y hasta que no ‘salga de la ecuación’, los planes de contratación seguirán siendo bastante limitados. Esperamos que el salario promedio en el sector privado no crezca el próximo año”, puntualizó.