Jeffrey Sachs y su equipo de la Red de Soluciones para un Desarrollo Sostenible de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) elabora el Índice Mundial de la Felicidad. El economista y director del Instituto de la Tierra de la Universidad de Columbia participó en el primer Foro Ágora Bogotá, organizado por la Cámara de Comercio de Bogotá y su filial Invest in Bogotá.
Sachs sostiene que los países deberían tener una política de bienestar que se oriente al bien común y los políticos no han podido cumplir con esta demanda de la población. Según el economista, se debe repensar la política y el modo de gobierno para promover el bienestar. Con ese propósito, el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) es fundamental.
Sachs brindó unos minutos a El Comercio para hablar sobre los desafíos que enfrenta nuestro país.
El Perú ocupa el puesto 65 en el Índice de Felicidad de la ONU entre 156 países y la posición 64 en el ránking de cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. ¿Cuán complejos son de superar los desafíos que tenemos?
Creo que los indicadores del Perú muestran que hay un espacio para mejorar y la idea de cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible es utilizarlos como una guía para medir cuánto se ha logrado avanzar, las brechas entre la situación actual y las metas. Luego, hacer planes de acción para cerrar estas brechas. Por lo tanto, no se deberían tomar como un juicio final ni con complacencia. Estas brechas deben ser consideradas como un llamado a la acción para mejorar.
Perú cuenta con grado de inversión, es disciplinado fiscalmente y tiene otros indicadores que muestran un buen desempeño económico. ¿Este progreso es suficiente?
La idea básica del reporte de felicidad es que el verdadero propósito es el bienestar de la población: cómo se sienten las personas sobre su calidad de vida y cómo queremos que mejoren sus vidas, su situación financiera, su salud, sus condiciones sociales. También, se preocupa por un ambiente limpio. Ello conlleva a que el gobierno funcione mejor.
Algunas cosas no cuestan dinero. Por ejemplo, el Perú podría ahorrar dinero con un gobierno honesto, incluso con eso se ahorra. Hay otras cosas que cuestan más, como mejorar la educación o el sistema de salud. La idea básica es tener una dirección estratégica y, al final, conseguir que la gente se sienta bien.
Durante su exposición mencionó que nuestros políticos no nos han dado el tipo de bienestar que merecemos y pedimos, ¿qué políticas de bienestar se necesitan en un país como el Perú?
La clave para el desarrollo en general es mejorar la educación, el conocimiento y habilidades de la población. La riqueza no viene de las materias primas. La riqueza viene a través de las habilidades, la tecnología, la innovación y la calidad de los servicios. Todo esto se basa en la educación y productividad de las personas en el país. De estas metas de desarrollo sostenible, creo que la más importante es la que se refiere al ODS 4, que llama a tener educación de calidad para todos. Cuando vas en esa dirección, también es posible lograr todos los demás ODS.
También comentó sobre la importancia de los impuestos para financiar la salud y la educación, pero el Perú es un país altamente informal. ¿Cuáles son las claves en este aspecto?
Cuando hablamos de impuestos, la gran pregunta es si las grandes empresas y los más ricos de la sociedad pagan sus impuestos. Las personas pobres no pueden pagar mucho, pero usualmente las grandes empresas esconden sus ingresos, hacen trampa en sus declaraciones y esto es lo que hay que atacar. Claro, un problema es que los países ricos ayudan a que estas empresas realicen este tipo de prácticas. Esto es un sistema internacional manipulado. Mucho dinero de nuestro hemisferio termina en los paraísos fiscales del Caribe.
Por eso, cada par de años, tenemos un nuevo escándalo cuando alguien divulga toda la información secreta sobre cuánta riqueza se esconde de los impuestos. Creo que esto es una parte de la respuesta. La informalidad no es un tema sencillo, se debe abordar a través de la regulación. Debe haber incentivos para que las empresas sean formales y que reciban servicios públicos. Pero este desafío de la transparencia, regularización y honestidad del gobierno es muy significativo. Podemos ver cuántos gobiernos en el Perú se han metido en problemas de corrupción recientemente, y esto está pasando en toda la región.
En el Perú, tenemos cinco presidentes cuestionados por varios delitos. ¿Además de políticas que prioricen el bienestar, qué tan importante es tener gobiernos honestos?
Quizás ese número de presidentes cuestionados sea un récord mundial, es realmente un problema muy serio. En toda la región los gobiernos reciben coimas, los partidos políticos están haciendo trampa. Grandes bolsas de dinero se mueven y creo que eso ha tenido un papel significativo en el fracaso de muchos gobiernos, porque básicamente tu gobierno puede hacer dos cosas: tratar de enriquecerse o tratar de hacer un plan adecuado para la sociedad. El problema es que casi nunca estas dos actividades se combinan. He tenido muchas experiencias mirando a los políticos a los ojos y, frecuentemente, veo desinterés completo sobre las políticas de bienestar cuando dialogamos. Ahí entiendo que cuando no escuchan están jugando a algo completamente distinto; en cambio, si están atentos, buscan solucionar los problemas.
Creo que la corrupción no solo es moralmente reprochable, sino que desvía la atención de lo que el gobierno debería estar haciendo realmente. Ha sido un factor enorme en la crisis del Perú, de Brasil y de Argentina. La corrupción es un gran problema. Para ser claros, en EE.UU. también tenemos corrupción masiva. [El presidente de Estados Unidos, Donald] Trump ciertamente es corrupto, es un enorme evasor de impuestos y es una vergüenza que sea presidente; espero que nuestro sistema judicial trabaje al respecto.