"Es importante que más allá de las metas de ejecución que se tracen para este año se preste especial atención a la trayectoria y fines últimos de la inversión pública a nivel subnacional". (Foto: GEC)
"Es importante que más allá de las metas de ejecución que se tracen para este año se preste especial atención a la trayectoria y fines últimos de la inversión pública a nivel subnacional". (Foto: GEC)
María Rosa Villalobos

Si la agenda se cumple tal y como se ha previsto, este martes 18 y miércoles 19 se retomará el diálogo en , la operación minera que cesó sus actividades el año pasado debido a los contantes bloqueos de vías por parte de comunidades de la provincia de Chumbivilcas.

Los últimos acuerdos, realizados al término del 2021, incluyeron el desbloqueo temporal del Corredor Minero Sur, lo que permitió el reinicio de las operaciones de la mencionada mina.

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En las reuniones que se realizarán esta semana y de las que participarán hasta el momento todas las partes involucradas, se espera poner punto final a las negociaciones, pues existe aún el riesgo de que alguna de las comunidades –o varias de ellas– tomen la decisión de continuar bloqueando la vía de traslado de minerales. Especialmente, las que no firmaron las actas de acuerdos el pasado diciembre, como Ccapacmarca y Huascabamba.

Así, en el marco de esta situación se visibiliza, una vez más, uno de los grandes problemas estructurales de las zonas mineras en el Perú: la poca repercusión directa que tienen las contribuciones tributarias del sector en la vida o quehacer diario de las personas que tienen relación directa con la actividad extractiva. Según consta en un informe realizado por la Unidad de Periodismo de Datos y la sección Economía de este Diario, el año pasado el 34% del del Rubro 18 del presupuesto público (canon, sobrecanon, regalías, renta de aduanas y participaciones de las actividades extractivas), equivalente a S/3.736 millones, no pudo ser gastado. Esto, debido un combo bastante conocido: la corrupción enquistada en los gobiernos subnacionales, la inestabilidad política, y la alta rotación y limitada capacidad del personal este nivel de gobierno.

Es importante que más allá de las metas de ejecución que se tracen para este año –el Ministerio de Economía y Finanzas ha informado que se busca ejecutar 18% más que en el 2021–, se preste especial atención a la trayectoria y fines últimos de la inversión pública a nivel subnacional, así como prestar atención a las distintas promesas que una vez iniciada la campaña, comenzarán a medir la temperatura de los votantes fuera de Lima, un indicador útil y bastante funcional para mirar y reconocer al Perú del 2022.

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