(Informe IPE/El Comercio) A inicios de enero, la presidenta ejecutiva de Essalud, Fiorella Molinelli, anunció que su institución cotizaría en el extranjero precios de medicamentos e insumos médicos para formalizar las compras y asegurar abastecimiento suficiente a favor de los asegurados. La iniciativa, se dijo, aseguraría precios justos y permitiría “evitar cualquier desabastecimiento”. Al haberse cumplido además un año desde la adquisición de Mifarma por Inkafarma, conviene analizar la disponibilidad y nivel de precios a la fecha de los medicamentos más populares.
En primer lugar, es importante notar que la canasta de productos genéricos usada en el presente análisis corresponde a los medicamentos de mayor consumo en el país que están destinados, principalmente, al tratamiento de enfermedades no crónicas. Para su construcción, se empleó la lista de medicamentos más distribuidos por los establecimientos de salud pública y los incluidos en el Petitorio Nacional Único de Medicamentos Esenciales 2015 del Ministerio de Salud (Minsa). Los precios fueron obtenidos del Observatorio de Precios de la Dirección General de Medicamentos del Minsa y representan valores oficiales. Entre los 22 medicamentos evaluados, se han considerado 12 categorías terapéuticas, como analgésicos, antibióticos, antiinflamatorios y antihistamínicos.
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Así, para Lima Metropolitana, se encontró una disminución de los precios de Inkafarma de 2,9% y de Mifarma de 13,5%. Por ejemplo, el salbutamol –un medicamento que permite la dilatación de los bronquios– registró la mayor caída de precio en Inkafarma, de S/8,8 en el 2018 a S/6,7 en el 2019. En agregado, de los 22 productos analizados, Inkafarma mantuvo sus precios en 18 y redujo otros cuatro; en el caso de Mifarma, mantuvo los precios de cinco medicamentos, redujo en diez y aumentó en siete.
En tanto, las otras cadenas (Boticas y Salud, Boticas Perú y Súper Boticas Hollywood), las boticas independientes y las clínicas registraron un incremento de sus precios. En el caso de estas cadenas, el mayor precio promedio se explica, principalmente, por el incremento de 180% de la prednisona, un medicamento con acción antiinflamatoria, que pasó de S/0,07 en el 2018 a S/0,20 en el 2019. Excluyendo la prednisona, sin embargo, el precio promedio se habría reducido en casi 2%.
A su vez, los mayores precios de las boticas de las clínicas se explican por un incremento en 15 de los 22 medicamentos bajo análisis, mientras que mantuvieron el precio en otros cinco y solo redujeron el precio en dos. En general, por cada S/1 que cobra Inkafarma, Mifarma cobra S/1,1, las otras cadenas (Boticas y Salud, Boticas Perú y Súper Boticas Hollywood) cobran S/1,5, las boticas independientes S/2,3 y las clínicas S/6,1.
Otro aspecto que generó preocupación al momento de la fusión fue la posible diferenciación espacial o discriminación de los precios según distritos. Al respecto, se ha registrado un ligero incremento en la variabilidad de los precios según distritos. Los precios de los medicamentos analizados pueden llegar a ser casi 5% mayores en Inkafarma y 7% mayores en Mifarma en algunos distritos, aunque sin una tendencia clara. Esta diferenciación espacial en precios era menor que en el 2018; la variación de los precios según distritos no superaba el 3% en ambas cadenas de farmacias.
MEDICINA QUE NO EXISTE
La creciente preocupación generada alrededor del mercado farmacéutico ‘retail’ responde, en alguna medida, a la falta de cobertura efectiva que existe en el sistema de salud público. En ese sentido, en Lima Metropolitana el 73,9% de la población cuenta con seguro de salud. Sin embargo, usando información de la Encuesta Nacional de Hogares, cerca de un quinto de las personas que buscaron atenderse a través del Seguro Integral de Salud (SIS) o del Seguro Social de Salud (Essalud) terminaron acudiendo a farmacias. Esto se debería a que, según la última encuesta de la Superintendencia Nacional de Salud del 2016, casi un tercio de los usuarios de hospitales reporta que la falta disponibilidad de medicamentos representa el segundo mayor problema, solo después del número insuficiente de médicos especialistas.
En este contexto, los precios de los medicamentos genéricos en los establecimientos privados siguen siendo 50% más altos que en los establecimientos públicos. Esto se debe, en buena parte, a que estos últimos tienen una mayor capacidad de compra corporativa, a pesar del desabastecimiento. En Lima Metropolitana, el 56% de establecimientos de salud tiene un abastecimiento bajo de medicamentos; en tanto, el 42% tiene un abastecimiento regular, y solo el 1% un abastecimiento óptimo. Por tipos de establecimiento, este problema se agrava en puestos de salud –tres de cada cuatro poseen un nivel de abastecimiento bajo–. En cualquier caso, un bajo precio del medicamento en los establecimientos públicos resulta menos relevante si el medicamento no está a disposición por desabastecimiento.