“La minería impacta en los cortes de pelo y en las zapaterías”
“La minería impacta en los cortes de pelo y en las zapaterías”
Gonzalo Carranza

Dos crisis políticas han llevado a un aparente final anticipado de la ‘luna de miel’ del gobierno de Pedro Pablo Kuczynski: los audios del ‘negociazo’ del asesor presidencial Carlos Moreno y el conflicto social alrededor del proyecto minero . ¿Golpeará la nueva coyuntura las expectativas empresariales, las mismas que se llenaron de entusiasmo tras los resultados electorales?

El economista Roberto Abusada observa con preocupación la caída persistente de la . La solución de los problemas en Las Bambas y el desarrollo de nuevos proyectos mineros serán fundamentales para reanimarla, afirma, pues esta actividad ya no funciona con ‘enclaves’, sino que se interconecta con amplios sectores de la economía. “Antes hasta traían sus jabones a la mina. Eso ya cambió”, sentencia. 

—Se acercan los cien primeros días del nuevo gobierno. ¿Cuál es su evaluación del manejo económico?
Es difícil calificarlo porque el gobierno ha estado preparando sus medidas y, además, ha estado preocupado trabajando con el Congreso. Todavía no he visto que las medidas hayan salido, pero van por buen camino. 

Hay bastante discusión sobre el tema fiscal, pero no creo que sea tan importante. La rebaja del IGV la están compensando con el aumento de otros impuestos y están haciendo todo lo posible para cumplir el déficit fiscal comprometido para este año. El déficit de los últimos 12 meses está en 3,4% del PBI, pero han dado directivas para bajarlo. Y en el 2017 tendrán la ventaja de que no se darán las devoluciones del IGV tan fuertes de este año. Es posible que el próximo año baje un poco el déficit, pero no creo que logren llegar al 2,5% del PBI que se han propuesto. 

—¿Cómo cree que tomen los mercados el incumplimiento de esta meta?
Si [el déficit fiscal] es 2,7% y no 2,5%, no es grave. El tema es si la consolidación fiscal no sigue la ruta que ya negociaron con el Congreso, que es bajarlo hasta 1% en el 2021. En el camino, van a tener que tomar medidas para que eso suceda. El problema es que las medidas tienen que tomarlas por el lado de la inversión [pública] y eso es lo que no se quiere. Van a tener que tomar medidas también por el gasto corriente. 

—Hace poco publicamos la estadística calculada sobre el IPE del crecimiento económico de Apurímac: 266% en el segundo trimestre. Eso está en riesgo hoy. 
Yo pondría a cargo a Martín Vizcarra [Nota de redacción: tras la entrevista, el gobierno decidió que Vizcarra encabece la mesa de diálogo]. No a un médico, ni a un sociólogo o antropólogo, sino alguien que haya probado antes que sabe discutir con distintos segmentos de la sociedad y que sea sensible a eso. Vizcarra es ingeniero y ha tenido buena experiencia en Moquegua. Tenemos un circo itinerante de antimineros que va de un lado para otro y el Estado no le está haciendo frente. Esta estrategia de ir de mina en mina a parar el desarrollo del país es una estrategia muy conocida de la izquierda retrógrada, que se nutre de la pobreza. 

—¿Cuál sería entonces el encargo para el ministro Vizcarra?
Ser una persona que coordine cuatro aspectos: inteligencia, operadores políticos, información a la población y todo el programa de desarrollo social. Ha habido en Las Bambas errores de todo el mundo, del Estado y de la empresa. 

—El gobierno ha pasado estas semanas por su primer par de pruebas ácidas: Las Bambas y el escándalo de Carlos Moreno. ¿Afectará esto las expectativas empresariales?
Es difícil saberlo, pero uno no ve que las expectativas sigan subiendo. Y aún estamos esperando que la inversión privada responda a las expectativas. Si estas últimas empiezan a caer de nuevo, este va a ser el principal problema que enfrente el gobierno. En el plano económico, el principal problema hoy es la tasa negativa de crecimiento de la inversión, que representa cerca del 25% del PBI. Si eso cae 4%, estamos hablando de 1% menos de crecimiento. 

—¿Qué puede hacer realmente un gobierno para despertar el sentimiento inversor de los privados?
Hay gente que quiere invertir y es imposible porque todo el aparato público está amarrado. Entonces, cuando hablan de destrabar, van a tener éxito, pero lo van a tener destrabando una porción pequeña de la inversión total del país. Los grandes proyectos priorizados no suman una porción importante de este 25%, solo representan como US$8 mil millones repartidos en el lapso de cinco años. Lo que daría un impulso verdadero a la inversión sería que salga en buena ley un buen proyecto minero, por ejemplo. Y eso es algo que Vizcarra logró en Moquegua con Quellaveco. Tuvo conflictos y ahora la gente misma es la que pide que salga adelante. 

—Desde el gobierno se ha dicho que la gran prioridad es la informalidad. ¿Tiene clara esta urgencia por reactivar la inversión?
Lo tiene totalmente claro. La formalización es vital, pero es un tema de mediano plazo y es un trabajo de hormiga. 
—Una política de Estado que trascienda varios gobiernos.
Así es. Hay que ser muy drástico en la eliminación de barreras. Hoy día no hay ninguna inversión de US$100 millones cuya aprobación no demore por lo menos un año. 

—Hablamos de la inversión, que es casi un 25% del PBI. Una parte aun más importante es el consumo y allí preocupa mucho la parálisis del empleo formal.
La manufactura y la construcción no están aportando ese empleo formal. La construcción se va a reactivar porque hay una demanda muy fuerte de vivienda social y de infraestructura vial, y eso va a mejorar porque el gobierno tiene claro lo que tiene que hacer ahí. Pero en manufactura, gran parte está ligada a la minería, como la metalmecánica y la maquinaria eléctrica. Quién diría que hoy exportamos piezas de maquinaria minera a Taiwán. Claro que podemos hacer relojes en el Perú, pero tenemos que aprovechar nuestras ventajas comparativas, y esa diversificación sucede sola, no es necesario guiarla. Hay que dejar de pensar en la economía por sectores como si fuéramos soviéticos. La economía es una sola, y la minería tiene impacto en los cortes de pelo y en las zapaterías. 

—El PBI crece a 4%, la inflación va bajando. Todo eso puede llevar a la complacencia, no a un sentido de urgencia. 
Hay que transparentar que la economía está creciendo a 1,6%, no a 4,1%. Quizás veamos un 4% a fin de año, pero es el efecto de los proyectos mineros iniciados hace cinco o seis años y que entraron en actividad. Falta un sentido de urgencia, y prevenir antes de que el crecimiento se vaya al suelo... aunque en realidad ya está en el suelo. Quítale la pesca, que está volando por un efecto de base estadística; quítale Las Bambas, Toromocho, la ampliación de Cerro Verde; y estamos creciendo muy poquito. También hay problemas en la industria que no tienen que ver con la minería. El sector textil, por ejemplo, está sufriendo mucho por problemas de costos que tienen que ver con la política laboral. 

—Allí la sensación es que el gobierno no está impulsando una gran reforma laboral.
Hay que ser justos con el gobierno aquí. Estoy seguro de que en su ‘top of mind’ está solucionar los problemas laborales. En este ámbito, la prioridad sería arreglar el tema [de la reposición en caso de despido injustificado] con el Tribunal Constitucional. Es gravísimo. Y el siguiente objetivo de la izquierda retrógrada es parar el crecimiento agroindustrial, eso está cantado. Van a ir contra el régimen laboral agrario porque es exitoso. Esa gente tiene que ser confrontada políticamente. 

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