El ministro de Economía se ha convertido en psicólogo. Para explicar por qué la inversión privada se ha detenido [la inversión privada pasó de crecer 25% en el 2010 a -1,59% en el 2014], me dijo en una entrevista el jueves pasado (Portafolio 31/7/2015) que era porque los “espíritus animales” estaban sobrerreaccionando al ciclo político.
Recurrió así a la famosa frase que John M. Keynes, economista inglés del siglo pasado, utilizó como sinónimo de “confianza”. Para el ministro, entonces, los empresarios han perdido confianza por la cercanía del cambio de gobierno (esto siempre ocurre), pero esta vez, dice, el sector privado está sobrerreaccionando.
Pero no lo culpo por pensar así.
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Los economistas nos volvemos psicólogos cuando no encontramos explicaciones económicas a lo que está pasando (de hecho, en el 2002 fue un psicólogo y no un economista, Daniel Kahneman, quien ganó el Premio Nobel de Economía).
Así es que el problema no está en el diagnóstico, sino en la prescripción para salir del problema, que en este caso, no existió.
Si fuera cierto que, por alguna razón (psicológica), el sector privado está exacerbando el ciclo político, entonces lo que esperábamos todos era una propuesta concreta de solución a este problema. Pero ni el discurso presidencial ni las declaraciones del titular del MEF, plantearon una solución.
Lejos de ello, las declaraciones del ministro abonan más a la incertidumbre. “El shock externo no está disminuyendo, sino que se está exacerbando. Ya tenemos la caída de precios de exportaciones más grande de los últimos 50 años”. Gracias, ministro.
El presidente no se quedó atrás. En su discurso, lejos (muy lejos) de plantear alternativas, nos dio como solución más subsidios. Al ya existente subsidio al balón de GLP, ha añadido otros dos nuevos subsidios: a las conexiones de gas natural y a los vuelos aéreos en la selva. ¿Así es como quieren reactivar la economía? ¿Con subsidios?
Pero la constante comparación con el entorno internacional también es un pésimo mensaje: “todos los países de la región están desacelerándose”, dice el ministro. Me hace recordar la excusa que siempre utiliza el ex presidente Alan García para justificar la hiperinflación de su primer gobierno: “En toda la región también había inflación”.
De tanto querer diferenciarse van a terminar pareciéndose.