Desde inicios de este 2024 se preveía un cambio en el mando del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), sector clave para el Perú, y finalmente ocurrió: esta semana el gobierno de Dina Boluarte reemplazó a Alex Contreras, quien fue titular del MEF desde diciembre del 2022, por el economista José Arista. El Comercio conversó con Jaime Reusche, vicepresidente del Grupo de Riesgo Soberano de Moody’s Investor Services, sobre esta reciente decisión y el panorama para la economía peruana tras la recesión del año anterior.
¿Cómo ve la designación de José Arista? ¿Qué señales da a los mercados?
El cambio se ha visto desde afuera con reacciones mixtas. Por un lado, la preocupación de los inversionistas es que no se le está dando continuidad a una cartera tan importante como Economía. Hemos visto en los últimos tres años una serie de recambios en cuanto al ministro de Economía que no generan mucha estabilidad y no le dan mucha continuidad a las políticas públicas. En ese sentido, hay reacciones mixtas.
Pero, por otro lado, lo que se resalta es que se mantiene el perfil tecnocrático del ministro. José Arista ha sido ministro de otra cartera en el pasado y también hizo carrera en el MEF en los noventas. Conoce la institución y en general tiene un perfil tradicional.
Dentro de todo es un perfil técnico que brinda confianza.
Sí, pero lo que resaltan los inversionistas es que quieren ver mayor continuidad de los ministros en la cartera de Economía.
"El MEF es un sector donde los inversionistas esperan mayor estabilidad y donde esperan mayor continuidad".
Son 45 cambios ministeriales que se han dado solo durante el gobierno de Boluarte, que apenas cumplió un año a fines del 2023. ¿Esto afecta en general la percepción que tiene Moody’s de Perú, o impacta en algo la percepción de otros agentes privados?
Más que nada [nosotros nos enfocamos en] cómo se ve afectada la cartera de Economía. Los otros cambios ministeriales, en cierta forma, se dan y se han estado dando varias veces en los últimos años. Ahora lo vemos con un poco menos de frecuencia, lo cual es bienvenido; en general se busca cierto nivel de continuidad en todo el gabinete, pero en especial en la cartera de Economía, porque el extremo perjudicial fue lo que vimos durante el gobierno de Pedro Castillo, donde tenías recambios continuos a nivel del gabinete que no dejaban operar de manera eficiente y tranquila al sector público.
Tenías una parálisis generalizada a todo nivel del sector público donde se abrían muchos espacios para corrupción, filtración de recursos, entre otros problemas, y ahora el recambio del gabinete se da en un contexto donde se está tratando de acentuar un poco más la confianza del sector privado. Eso, en ese sentido, puede ser bienvenido, con tal de que los ministros tengan perfiles técnicos, que es lo que parece que ha ocurrido desde el Ministerio de Energía y Minas. El MEF es un sector donde los inversionistas esperan mayor estabilidad y donde esperan mayor continuidad.
Se ha criticado al flamante ministro por las investigaciones fiscales que mantiene por los presuntos delitos de aprovechamiento del cargo, concusión y tráfico de influencias. ¿Esto es algo que consideran que puede jugar en contra de su perfil de cara a los agentes locales e internacionales?
Estamos monitoreando bien de cerca cómo afecta a la confianza del sector empresarial; cómo es recibido domésticamente. Pero está por verse. Lo que se puede resaltar como algo positivo es que se mantiene el perfil tecnocrático y no vemos una designación política, que sí habíamos visto bastante en ministerios durante el gobierno de Pedro Castillo.
"Vemos un crecimiento real de aproximadamente 2%, 2,5%, dependiendo de cómo repunte la confianza".
Mencionó también el cambio en la cartera de Energía y Minas (Minem). Este sector también ha sido criticado por su alto nivel de rotación, y su importancia es clave para la economía peruana dado el peso de la minería en nuestro PBI. ¿Cómo ven la designación del ingeniero Rómulo Mucho?
En cierta forma lo vemos un poco más favorable. En el Minem tenemos, ahora sí, un ministro con un perfil más técnico, con mayor experiencia en el sector público. [Mucho] ha sido viceministro anteriormente. El manejo de Energía y Minas sí resalta; y cuando no está a cargo de un tecnócrata vemos que se paraliza fuertemente el pipeline de proyectos, como hemos visto últimamente.Lo que hemos visto de inversión minera en los últimos años ha sido más que nada expansiones de minas y no nuevos proyectos, justamente por las trabas burocráticas, incertidumbre política, y el continuo recambio de autoridades. Este es un recambio que tal vez podría ayudar en el margen y sí se ve con mejores ojos que los continuos recambios por parte de la cartera de Economía.
Por otro lado está Petroperú. La empresa también se ha visto afectada por la participación que tiene el Minem en el directorio. Esto causa cierto nivel de preocupación a nivel de inversionistas pero sí estamos viendo algunos cambios institucionales en las últimas semanas que han sido bien recibidos, incluyendo que la participación del MEF ha aumentado. Es positivo que se le dé más control al MEF para tratar de mejorar la eficiencia operativa de Petroperú, donde hay serias deficiencias y problemas de liquidez.
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¿Hay una exposición sobre la calificación que recibe la deuda de Perú a raíz de la situación de estrés financiero bajo la que se encuentra la petrolera estatal?
Nuestro análisis como Moody’s es limitado. Seguimos los indicadores de deuda a nivel del sector público no financiero. Siempre hemos visto la deuda de Petroperú como deuda que eventualmente, o al final del día, es del soberano; no como deuda directa, pero sí indirecta y más que un pasivo contingente. Es un pasivo verdadero y real que si el soberano [el Estado peruano], en un extremo, tuviese que absorberla, ya está contabilizada en las cifras de deuda pública. Entonces, no te afecta las cifras, pero sí te puede afectar la percepción de las transferencias que tienes que darle a la petrolera para encontrar ese puente entre las dificultades de liquidez que tienen este año y el retorno a ser superavitario el próximo año, que es lo que se estima.
En línea con estos retrasos en el pipeline de inversiones mineras, hemos visto una caída importante de la inversión privada en el 2023. ¿Podríamos ver una recuperación o reactivación de las inversiones a partir de este 2024 o va a tomar más tiempo?
Vemos el panorama con ojos más favorables, por el hecho de que esperamos un rebote en la inversión privada de este año. Esperamos que vuelva hacia un entorno de crecimiento. Pero es más que nada por un efecto de rebote. Vemos un crecimiento real de aproximadamente 2%, 2,5%, dependiendo de cómo repunte la confianza; y con un Fenómeno El Niño un poco más débil, [esto] podría ayudar a las cifras económicas de la actividad que veamos en el primer trimestre de este año. Tienes un efecto base favorable por las protestas de inicios del 2023 que, combinado con un Niño débil, debería llevar a un repunte de la economía de este primer trimestre. Eso tal vez puede ser el chispazo que necesita el sector privado y la comunidad empresarial para nuevamente empezar a retomar sus inversiones.
"Siempre hemos visto la deuda de Petroperú como deuda que eventualmente, o al final del día, es del soberano; no como deuda directa, pero sí indirecta y más que un pasivo contingente".
La incógnita es qué hacer para que el crecimiento sea más que un rebote. ¿Depende mucho más de la confianza empresarial, o hay algún otro indicador que observen?
Depende totalmente de la confianza empresarial y del pipeline de inversiones mineras, que ha estado bastante deficiente.
De que ese pipeline se acelere y salgan los proyectos.
Exactamente. Que se muevan nuevos proyectos, que se aprueben estudios de factibilidad y que las obras pasen a las fases de preconstrucción y construcción, que tienen un multiplicador enorme en la economía peruana. Vemos que los cambios en muchos de los ministerios apuntan hacia eso, a un intento por parte del gobierno de tratar de anclar la confianza empresarial, pero esperemos que no sean cambios recurrentes y que haya cierto nivel de estabilidad en el gabinete a partir de ahora.
Serán claves los cambios regulatorios que se hagan desde Minem para acelerar las inversiones en el sector.
Es justamente por eso que es importantísimo tener continuidad a nivel de autoridades del gabinete, para que los entes reguladores no tengan señales encontradas. Que se pueda dar, además, certidumbre a los inversionistas y a sectores regulados por estos organismos.
Antes de dejar el cargo, el exministro Contreras mencionó que la economía va a entrar a un estado de expansión. ¿Ustedes lo ve así, o es simplemente un rebote?
En la primera mitad del año lo que vemos es un rebote. En la segunda mitad se podría dar la expansión que mencionaba el exministro Contreras, dependiendo de cómo vaya la inversión privada. Esa es la variable crítica que puede llevar hacia un crecimiento de entre 2,5% - 2,7%, que sería más que nada un rebote económico porque igual tienes una brecha del producto. [Pero] si es que el crecimiento se acelera hacia el 3% que ve el MEF y el Banco Central, eso ya sería una expansión. Depende, sobre todo, del sector privado y de la inversión privada.
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El año pasado no se alcanzó la meta de déficit fiscal. ¿Esto afecta en algo la perspectiva que tienen de Perú? ¿Qué están esperando con la meta establecida para este 2024?
Sí creemos que es alcanzable la meta de déficit de 2% del PBI, sobre todo porque el 2023 fue un año atípico. Si recordamos, el techo de déficit del 2023 se estableció en el 2022 con un supuesto de crecimiento más en torno al 3%. Tienes una caída del producto el año pasado, pero destacamos que se controló muy bien el gasto para que este no creciese en términos reales. Eso nos habla mucho del compromiso que tiene el país con la estabilidad fiscal.
Si uno ve la experiencia internacional, cuando tienes un shock en el desempeño económico que te trae abajo el crecimiento en tres puntos porcentuales, típicamente los países se vuelan el déficit más de un punto del PBI. En este caso, si uno analiza y netea las medidas de estímulo que se dieron el año pasado, el déficit sí hubiese caído dentro del techo. Tomando todo ese contexto, tenemos una apreciación de que no es muy negativo el desempeño fiscal del 2023. Lo vemos como algo relativamente nulo.
"En realidad, no es tanto el desempeño económico lo que podría llevar a una acción sobre la calificación. Es el desempeño fiscal, y sobre todo el entorno político".
Sí es una buena señal de que no se cambie la regla fiscal para este 2024.
Sí. Creemos que no debe cambiar la trayectoria fiscal, porque si le das mucho más espacio al gasto, tienes el riesgo de que nuevamente te pases del techo del déficit. Tener una política fiscal más restrictiva ayuda a mantener esos límites y vemos prudente que se hagan todos los esfuerzos este año para traer al déficit por debajo del techo. Sí preocupa esta iniciativa que hay en el Congreso de ajustar un poco los niveles de Impuesto a la Renta, pero veremos cómo van los ingresos dependiendo de cómo se dé el rebote económico a inicios de este año.
¿Hay factores que puedan llevar a que revisen la perspectiva de Perú este año o en el corto plazo a un nivel estable frente al negativo que tienen actualmente?
La perspectiva negativa que le asignamos a la calificación de Perú fue hace más o menos un año y tuvo que ver con las protestas. El comentario que nos hicieron las autoridades a mediados o finales del año pasado tuvo que ver con que mantengamos a Perú en esa perspectiva negativa; pese a que las protestas se disiparon. En realidad, no es tanto el desempeño económico lo que podría llevar a una acción sobre la calificación. Es el desempeño fiscal, y sobre todo el entorno político. Estamos siguiendo muy de cerca este voto de retorno a la bicameralidad, que muy probablemente se dará en marzo o abril, y si bien no es el único factor que te puede gatillar una perspectiva estable, es algo que podría contribuir.
¿Ven positivo que se apruebe la bicameralidad?
Tal cual. Ya se dio un voto en noviembre que fue sorpresivo, y ahora tiene que venir la segunda votación. Para nosotros es una medida interesante que podría bajar el volumen al ruido político que hemos visto en los últimos años. Eso [lo vemos positivo], ligado a las otras medidas complementarias de reforma política que se están planteando, como la reelección de congresistas, y otras medidas complementarias que te vuelven a restaurar un equilibrio entre los poderes del Estado.
¿Se requieren más señales a nivel político para hablar de una perspectiva estable para Perú?
Totalmente. En ese sentido, el voto de la bicameralidad no es la bala de plata pero ayudaría [a la perspectiva de Perú]. Si no pasa la reforma, eso no implica que vamos a bajar la calificación; pero sí tenemos que enfocarnos en cómo va evolucionando todo el ámbito político y cómo va la recuperación económica para ver si eso le da un poco de aire a todo el país.
Una vez más, el Congreso está evaluando ampliar la liberación de hasta 4 UIT de los fondos de AFP y se plantea que esto se dé como parte del proyecto de reforma de pensiones. Sería el sétimo retiro. ¿De aprobarse, hay más riesgos para la calificación del país?
Pensamos que suma a los retos que tiene el país, sobre todo a nivel fiscal. Si tienes un nuevo retiro, posiblemente algunos de esos recursos se vayan al consumo, que te da una suerte de estímulo en la parte económica. Pero eso, por supuesto, es un estímulo de muy corto plazo, antitécnico, que te puede ayudar un poco en la parte económica pero que no es sostenible en el tiempo. La preocupación es por la parte fiscal. Esto si tiene un efecto muy real que hemos visto y que lo empezamos a ver el año pasado, que es que te resta el espacio fiscal significativamente.
Con menores recursos en las AFP, hay menores fuentes de financiamiento para el gobierno y para estos déficits que están relativamente anchos. El costo de financiamiento, al tener menos recursos en las AFP, ha aumentado fuertemente para el soberano, y eso ha quitado gasto fiscal. Se está gastando mucho más en pagos de [tasas de] interés en vez de utilizar esos recursos para construir colegios, puentes, carreteras: obras que tienen un multiplicador en la economía y sobre la actividad.
Los políticos típicamente no piensan mucho en el largo plazo. Lo cierto es que hemos visto costos muy reales el 2023 con todo tipo de shocks que aumentaron el costo de financiamiento; y encima viene esto, que te sube fuertemente el pago de los intereses del sector público sobre la deuda, porque no hay tantas fuentes para financiarte. Es un costo muy real para la población.
Por ese lado, entonces, sí puede tener peso sobre qué pase con el rating de nuestra deuda a mediano plazo.
Sin duda te suma a los retos fiscales y a todas las presiones que ya tiene. Te genera un gasto fiscal en intereses de manera indirecta, pero muy real. Nuevamente tienes que hacer esfuerzo para ver por donde haces otros recortes en aportes de tu presupuesto, y esos son recursos más idóneos para ayudar al crecimiento y a la población a retomar su actividad; recursos que se pueden ver afectados.