Este año será retador para la economía mundial y también para la región latinoamericana, luego de un 2019 marcado por descontento social, protestas y bajo crecimiento económico. La agencia crediticia Moody’s Investors Service indicó en su último informe sobre América Latina y El Caribe que espera un crecimiento promedio para estos países que esté entre tasas de 2,5% y 3,5%.
En el caso del Perú, Renzo Merino, assistant vicepresident de la división riesgo soberano de Moody’s, respondió a El Comercio tres preguntas sobre las expectativas de la firma y los riesgos que nuestro país enfrenta.
— En este escenario complejo de descontento social y bajo crecimiento, ¿cómo ven a la economía peruana para este año y los siguientes? ¿Cuáles son los principales retos a enfrentar?
Esperamos que la economía peruana repunte este año creciendo 3%, por encima del promedio de la región, y que siga acelerándose a un ritmo de 3,5% en el 2021. En el caso de Perú, el principal riesgo sería que la inversión, tanto privada como pública, no se concrete ya sea por choques a la confianza empresarial o baja ejecución del gobierno.
Si bien Perú no ha experimentado protestas sociales de la magnitud vista en otros países de la región, no es inmune a éstas. Riesgos externos serían una desaceleración más pronunciada de la economía global de la que esperamos actualmente o episodios de volatilidad financiera internacional.
— En este escenario de calidad crediticia soberana negativa para América Latina, ¿dónde ubican al Perú? ¿Podría mejorar nuestra calificación crediticia?
La calificación de A3 de Perú mantiene una perspectiva estable apoyada por un crecimiento económico moderado y disciplina fiscal que posiciona a Perú como uno de los países de la región con mayor fortaleza y espacio fiscal.
Sin embargo, las debilidades de las instituciones políticas representan un impedimento a que mejore la calificación en este momento.
— Mencionan en su informe la situación política en el Perú y su impacto en la confianza empresarial e inversión privada. En unas semanas elegiremos a un nuevo Congreso que legislará un año; y el próximo, a otro presidente y a otro Congreso. ¿Cuál sería el impacto estimado de estos eventos?
Durante los últimos años la confrontación política entre el poder ejecutivo y el legislativo limitó el progreso en cuanto a reformas económicas estructurales que podrían ayudar a incrementar el crecimiento potencial. El próximo congreso que será elegido este mes estará en funciones por poco más de un año, así que no esperamos avances significativos de reformas.
Sin embargo, de haber mayor cooperación entre el gobierno y el congreso, esto podría ser positivo para la confianza empresarial y la inversión. Más allá del 2020, las elecciones del próximo año todavía representan una incógnita dado el contexto actual de las diferentes investigaciones y de cómo se irán componiendo los diferentes partidos políticos hacia el 2021.