Este jueves en el hotel Hilton se realizará la conferencia magistral Problemas Sustanciales, Soluciones Innovadoras: Aportes Concretos de la Economía Conductual a las Políticas Públicas, a cargo de Janice Seinfeld y de Sendhil Mullainathan. Este último es profesor de la Universidad de Harvard y una de las referencias mundiales en esta rama de la economía, que utiliza conceptos de la psicología para ampliar su capacidad predictiva y explicativa, porque nosotros, los racionales, no lo somos siempre.
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¿Qué país es el ‘benchmark’ en la aplicación de la economía conductual?
En julio del 2010, el primer ministro británico David Cameron creó el equipo de conocimiento conductual (behavioural insights team) para disminuir las trabas administrativas y mejorar el impacto de las políticas públicas en términos de donaciones de órganos, pago de impuestos, temas sanitarios, entre otros. Uno de sus experimentos más relevantes fue con un conjunto de más de un millón de personas. Empezó a probar distintas frases y fotos para ver cuáles generaban mayor inscripción en el registro de donación de órganos, porque pese a que mucha gente decía estar a favor las inscripciones eran bajas. Encontraron que las personas reaccionaban mucho más a frases que las tocaban personalmente como “Si necesitaras un trasplante de órganos, ¿tendrías uno? De ser así, por favor ayuda a otros”. Como resultado de este estudio, se espera que cada año por lo menos 100.000 personas se unan al registro de donantes de órganos de Gran Bretaña.
¿Esas experiencias se pueden trasladar al Perú?
Somos el país donde hay menos donantes en Sudamérica. Lo que pasa es que no es tan fácil imitar lo que pasa en otros países y repetirlo porque es muy idiosincrático cómo reacciona la gente ante determinados estímulos. Se tiene que hacer un diagnóstico de lo que pasa, cuáles son los problemas, ver si amerita hacer encuestas, entrevistas, ‘focus group’ y luego hacer el diseño de la política y validarla.
¿Y qué se podría hacer en el Perú para solucionar la falta de donantes?
Normalmente, lo que sucede es que a la gente le cuesta cambiar el statu quo porque le demanda un esfuerzo mental y emocional. Lo que se puede hacer es cambiar la opción predeterminada para que las personas sean donantes a menos que digan lo contrario. Eso marca un cambio en la tendencia. Richard Thaler, uno de los referentes de la economía conductual, inicia su libro diciendo que hay dos clases de hombres: el homo economicus, que es racional, tiene la memoria de una computadora de alta velocidad, la voluntad de Gandhi y la inteligencia de Einstein; y están los seres humanos que somos personas racionales y que hacemos cosas que no son racionales, como comer en exceso, fumar o tomar más de la cuenta. No siempre actuamos de manera racional, pero con pequeñas modificaciones de cómo está estructurada una política se puede llevar a que la persona reaccione de la manera en que esperas.
Uno de los temas en que esto podría ser útil es en la afiliación de los independientes a las AFP
Efectivamente, hay lecciones que se pueden aplicar. Uno de los problemas fundamentales es que las personas no están dispuestas a ahorrar ahora lo suficiente como para poder tener buenas pensiones más adelante, debido al llamado ‘present bias’ o sesgo del presente. Thaler diseñó un proyecto y lo aplicó en una empresa en Estados Unidos, que daba al empleado la capacidad de comprometerse a depositar en su plan de jubilación parte de sus aumentos salariales futuros. Creo que acá sería útil cambiar la opción predeterminada, de modo que uno esté afiliado a un plan de jubilación a menos que indique lo contrario. Esto preserva la capacidad de decisión de las personas, que es muy importante.
Ponerse en los zapatos de los beneficiarios de las políticas.
Exacto. Aquí estamos en pañales todavía en la aplicación de la economía conductual, tal vez porque siempre ha habido una escasez de recursos para invertir. Ahora que estamos en un momento distinto, en el que sí hay presupuesto para educación y salud, pero esto no se refleja en la mejora de los servicios, es evidente que hay un problema de gestión. En la mayoría de casos, con pequeños cambios destinados a solucionar los cuellos de botella, se pueden generar grandes efectos.