Perú, junto a otros 139 países, acordaron un nuevo marco tributario internacional. El nuevo plan está compuesto de dos pilares, y está orientado a reformar las regulaciones fiscales internacionales y garantizar que las empresas multinacionales paguen un porcentaje justo de impuestos en donde operen.
Los países firmantes, que representan más del 90% del PBI mundial, se adhirieron a la declaración que establece un nuevo marco para una reforma fiscal internacional. Hasta ahora, un pequeño grupo de los 139 miembros del Marco Inclusivo aún no ha suscrito la Declaración. Las piezas restantes del marco de esta reforma, incluido el plan de implementación, se concretarán en octubre.
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El marco actualiza los aspectos clave del centenario sistema fiscal internacional, que ya no resulta adecuado para la economía globalizada y digitalizada del siglo XXI.
El paquete de dos pilares —resultado de las negociaciones coordinadas por la OCDE durante la última década— se propone garantizar que las grandes empresas multinacionales (EMN) paguen impuestos en el sitio donde operan y obtienen beneficios, y a la vez añadir al sistema fiscal internacional la seguridad y la estabilidad que tanto se requieren.
El “Pilar Uno” garantizará una distribución más justa de los beneficios y los derechos tributarios entre los países con respecto a las empresas multinacionales más grandes, incluidas las digitales.
Reasignaría algunos derechos tributarios sobre las EMN trasladándolos de sus países de origen a los países de mercado en los que desempeñan sus actividades comerciales y obtienen beneficios, sin importar si tienen o no una presencia física en ellos.
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El “Pilar Dos” apunta a establecer una base mínima a la competencia fiscal en materia de impuestos sobre la renta de las empresas, mediante la puesta en marcha de impuesto mínimo a nivel mundial que los países puedan utilizar para proteger sus bases impositivas.
El paquete de dos pilares proporcionará el apoyo tan necesario a los gobiernos que requieran recaudar los ingresos fiscales indispensables para sanear sus presupuestos y sus balances, y al mismo tiempo invertir en servicios públicos esenciales, en infraestructura y en medidas que contribuyan a optimizar la fuerza y la calidad de la recuperación posterior a la pandemia de COVID-19.
En el caso del “Pilar Uno”, se estima que cada año los derechos tributarios sobre más de US$ 100,000 millones de beneficios se reasignarán a jurisdicciones de mercado.
Se estima que, conforme al “Pilar Dos”, el impuesto mínimo mundial —con una tasa mínima de por lo menos 15%— aportará cada año cerca de US$ 150,000 millones en ingresos fiscales adicionales al nivel mundial. Asimismo, la estabilización del sistema tributario internacional y el aumento de la seguridad fiscal para los contribuyentes y las administraciones tributarias generarán utilidades adicionales.
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