La producción nacional de petróleo ha caído a su nivel más bajo de los últimos 45 años: 58 mil barriles por día (bpd), pero todavía no toca fondo.
Cuando se pensaba que el 2014 iba a representar un punto de inflexión en esta industria, el abrupto descenso del precio del crudo ha echado por tierra esas expectativas, empañando aún más el panorama.
Según Perú-Petro, el sector produjo un promedio de 58,4 mil bpd de petróleo entre enero y junio del presente año, volumen inferior en 15% al promedio del 2014.
“Y todo apunta a que seguirá cayendo”, sostiene Álvaro Ríos, socio director de la consultora latinoamericana Gas Energy.
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Dicha aseveración se sustenta en las magras proyecciones para el precio del crudo, el cual no volverá a alcanzar niveles de US$100 el barril antes de dos o tres años (actualmente bordea los US$60).
Este escenario ha paralizado los proyectos de crudo pesado, como el lote 95 (Gran Tierra) y el 67 (Perenco), en los que se basaba el incremento de nuestra producción de petróleo. Pero no solo eso.
“La industria petrolera está muy deteriorada porque la geología no la ayuda y porque debe enfrentar, además, tres problemas estructurales: el miedo del funcionario público a tomar decisiones, la indefinición del Estado respecto al rol de Petro-Perú y la problemática socioambiental [que incluye la consulta previa]”, explica Ríos.
No ocurre lo mismo con la industria gasífera, donde la geología y las posibilidades de hallar grandes yacimientos son más favorables. El problema, según Ríos, es que los peruanos podemos complicar este desarrollo si nos negamos a permitir la exportación de este recurso a Chile, a través de la energía eléctrica.