En el marco de las elecciones presidenciales, encuestas realizadas por Ipsos y por el Instituto de Estudios Peruanos revelaron que más de la mitad de los peruanos desean que se realicen cambios moderados al modelo económico que rige en el Perú.
Ante estos resultados, lo primero sería definir qué modelo económico aplica en el Perú, en qué consiste y cuáles han sido sus impactos positivos y negativos.
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En esa línea, Carlos Parodi, profesor de Economía de la Universidad del Pacífico, explica que, de acuerdo con la Constitución de 1993, el modelo económico peruano es la economía social de mercado.
En la teoría, Parodi indica que este modelo tiene dos componentes. El primero es el mercado, que se entiende como la libre iniciativa privada, que genera empleo y crea la riqueza en el país. El segundo es el Estado, el cual, según Parodi, se encarga de las funciones de redistribución de las riquezas.
“Eso quiere decir que con los impuestos que pagan los privados, el Estado se encarga de hacer que quienes no se benefician del mercado sean cubiertos”, dice Parodi.
Por su parte, Hugo Ñopo, investigador principal de Grade, explica que, más allá del nombre del modelo, lo que ocurrió en los años 90 fue que se implementaron algunos ajustes a la economía, para pasar de una prevalencia del Estado hacia una del mercado. Eso sumado, según Ñopo, a un manejo disciplinado fiscal.
“Esas son las características centrales y fundamentales de lo que se llamaría el modelo”, acota Ñopo, quien precisa que estos ajustes están inspirados, en cierta medida, en las 20 recomendaciones del Consenso de Washington .
¿Pero el modelo de la economía social de mercado efectivamente rige en el Perú? ¿Se han respetado los lineamientos de Consenso de Washington?
Parodi señala que en la práctica la economía social de mercado no existe en el Perú.
“El mercado de alguna manera funciona, pero el Estado no. No ha sido ni es capaz de dar buena educación, salud, seguridad, infraestructura, entre otras cosas más. En ese sentido, yo creo que no se puede criticar lo que no existe”, agrega Parodi.
Lo que existe en el Perú, según una denominación creada por Parodi, es una “economía de contactos”, en la que un grupo de personas jurídicas y naturales, que tienen cierto nivel de influencia o algo similar, logran objetivos no por meritocracia, sino por sus redes de contactos, entre ellos, los funcionarios.
Por su lado, Ñopo señala que no se han implementado bien todas las recomendaciones del Consenso de Washington.
“Hemos sido desobedientes en algunas recomendaciones del consenso, como en invertir más en salud y en educación pública. Especialmente para los pobres. Gran parte del descontento que hay en la sociedad tiene que ver con esas desviaciones”, dice Ñopo.
Diego Macera, gerente general del Instituto Peruano de Economía, indica que no logra entender el concepto de economía social del mercado que se menciona en la Constitución, pero identifica cinco pilares: responsabilidad macroeconómica, apertura al mundo, libertad económica, institucionalidad y un rol adecuado del Estado.
IMPACTOS POSITIVOS
Respecto al impacto positivo del modelo económico, Macera señala que el principal ha sido la fuerte reducción de la pobreza junto con un crecimiento importante de la clase media. “Todo esto de manera descentralizada”, agrega.
“Uno ve a lo largo del Perú ciudades que han cambiado de forma significativa en los últimos 20 años, con explosiones de consumo en algunas ocasiones. Esto se debe básicamente a la libertad económica de las familias y de las empresas para emprender y generar valor, que termina siendo valor compartido”, dice Macera.
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Ñopo, por su parte, destaca que el modelo generó disciplina macro y fiscal, y permitió no tener inflación.
“Recordemos que antes de los años 90 vivimos un período de hiperinflación, que fue muy nefasto. La inflación resulta ser un impuesto para los pobres. Habernos liberado de eso ha sido importantísimo”, subraya.
Parodi destaca que en las últimas dos décadas se han creado los cimientos, que son los equilibrios macroeconómicos. Esto significa dos cosas: estabilidad monetaria y manejo responsable de las finanzas públicas.
“Tenemos la menor inflación, entre el 2000 y el 2020, en América Latina. Eso se ha logrado con un Banco Central independiente del Poder Ejecutivo y con un alto nivel técnico. Eso no se puede cambiar”, afirma Parodi, quien destaca también el rol que ha desarrollado la Superintendencia de Banca y Seguros del Perú.
CRÍTICAS AL MODELO
Para el economista Pedro Francke, la principal crítica que se le hace al modelo es que no ha logrado revertir la baja recaudación tributaria, así como la poca acción social del Estado.
“Como el Estado tiene muy pocos ingresos tributarios, debido a las exoneraciones tributarias y a la evasión, puede hacer muy poco en educación, en salud y en protección o seguridad esencial”, afirma Francke.
La segunda crítica, a decir de Francke, es la dificultad que ha tenido el modelo para crear empleo y para reducir la informalidad.
Felix Jiménez, profesor de Economía de la PUCP, indica que el modelo económico no tiene motores internos que impulsen el crecimiento de la producción nacional.
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“Es una economía que depende fundamentalmente de la demanda externa y de los precios de los minerales cuando están en alza. Cuando se apaga ese motor externo, se produce un estancamiento, como ha ocurrido en los últimos años”, asevera.
Asimismo, Jiménez dice que otra crítica que se le hace al modelo es que busca generar competitividad abaratando la fuerza de trabajo, flexibilizando el mercado y no generando procesos tecnológicos de manera endógena.
Para el sociólogo e investigador, Francisco Durand, otras críticas que se le hacen al modelo es que se ha permitido concentraciones del poder económico y mucha liberalidad en el sector financiero, lo cual afecta a los consumidores. Asimismo, declara, se ha destinado muy bajo presupuesto para sectores como educación y salud.
Entre las diversas posturas presentadas en este informe, hay algo que todos los especialistas coinciden que se debe afinar: las políticas en educación y salud.
EXMINISTROS ANALIZAN EL MODELO
Consultamos a siete exministros de Economías y Finanzas qué se podría mejorar del modelo económico.
Mercedes Araoz, ministra de Economía 2009-2010
“El Perú es una economía mixta donde interviene el Estado, con ciertos candados, para que al hacerlo no malgaste los recursos que deben orientarse a la inversión social: educación, salud y redes de protección social, y para que tampoco compita deslealmente con el sector privado, que genera empleo. El Estado regula el comportamiento de los mercados y lo podría hacer mejor sin cambiar la Constitución; más bien mejorando la gestión pública con meritocracia y menos trámites, una contraloría que cumpla con su rol constitucional y no cuestione las decisiones de política pública, y una descentralización mejor pensada, con rendición de cuentas de sus autoridades”.
Ismael Benavides, ministro de Economía 2010-2011
“Los que vivimos el modelo estatista, que generó déficits y pérdidas millonarias de empresas públicas, inflación, desempleo y pobreza podemos contrastarlo frente al de la Constitución de 1993, que se basa en una economía social de mercado. Esta logró restaurar los equilibrios en la economía, eliminar la inflación, aumentar la inversión privada, y generó empleo y redujo pobreza. En mi opinión, no se necesita cambiar el modelo cuyo éxito es mundial, sino lograr que la gestión y el enfoque de los gobiernos sea simultáneamente fomentar la generación de bienestar y riqueza en todos los niveles de la población y una mayor eficiencia en la gestión pública y en servicios públicos de calidad”.
Luis Castilla, ministro de Economía 2011-2014
“No se deben modificar los principios económicos constitucionales. Se requiere más bien mejorar significativamente la prestación de servicios básicos y mayor efectividad en la regulación para fomentar la competencia que permita que los ciudadanos accedan a más y mejores bienes. Debe modificarse la Constitución en lo referido a la autonomía que se otorgó a los gobiernos regionales y locales, sin transferirles capacidades adecuadas, y la delimitación política de los gobiernos subnacionales. Estos cambios permitirán lograr una descentralización más efectiva, gobernabilidad territorial, y generarán bienestar a millones de peruanos”.
Alonso Segura, ministro de Economía 2014-2016
“Primero, entender que ni el statu quo y menos aún cambios radicales con estatismos y medidas que espanten la inversión privada son solución. Se necesita un Estado enfocado en mejorar los bienes y servicios públicos, que invierta mejor en capital humano, que se aboque a una agenda de productividad en coordinación con el sector privado, que debe exigir un mejor Estado, no borrarlo, para lograr la inclusión de la pyme a cadenas de valor, y ello permita generar empleos formales y elevar la recaudación para retroalimentar este proceso. Un Estado que preserve nuestras fortalezas macro, pero preste mayor atención a la micro”.
Alfredo Thorne, ministro de Economía 2016-2017
“¿Realmente existe un modelo económico en la Constitución de 1993 (C93)? Lo que existen son dos principios: la definición del rol del Estado y la independencia del Banco Central de Reserva. Lo que está en debate es cómo cambiar la C93 y qué cambiar. Convocar a una constituyente arriesga perder nuestras libertades individuales y convertirnos en una república socialista por decreto. Lo que no ha funcionado es la gestión del Gobierno para lograr una distribución eficiente de los recursos generados por el rápido crecimiento. Los cambios a la C93 se deben concentrar en cómo llegamos al de a pie”.
David Tuesta, ministro de Economía 2018-2018
“Cuando uno habla del modelo económico, hay que tener en cuenta los pilares claves que funcionan bien y se deben mantener, y por otro lado, los urgentes perfeccionamientos que se debe abordar. Lo que se tiene que hacer es avanzar en reformas que apuntalen hacia una mayor productividad del país que permita que todos los ciudadanos se beneficien del bienestar. Un elemento clave de estas reformas recae en impulsar la reforma del Estado, que permita un buen sistema de educación y salud que sea capaz de dotar del adecuado capital humano al ciudadano”.
Carlos Oliva, ministro de Economía 2018-2019
“No se ha aplicado una verdadera economía social de mercado. Hemos tenido un modelo con excelentes resultados macroeconómicos en términos de estabilidad, un desempeño mediocre de la competitividad clave para el crecimiento de mediano plazo, y resultados decepcionantes en términos sociales. Precisamente los elementos que son responsabilidad del Estado son los de peor desempeño. La solución pasa por mejorar la gestión pública en temas de recursos humanos, gasto de calidad, simplificación administrativa, calidad regulatoria y transformación digital”.
DATOS MACROECONÓMICOS
- En 1990, la inflación anual en el Perú llegó 7.650%. Cinco años después, cayó 10,2%, y en el 2018, bajo hasta 2,2%, según el Banco Central de Reserva.
- La deuda pública del Gobierno Central era de 189,2% respecto al producto bruto interno. En el 2018, representó el 22,2%, de acuerdo a cifras del Banco Mundial.
- La recaudación tributaria como porcentaje del PBI del Perú en el 2019 era de 16,6%, por debajo del promedio de los países de América Latina y el Caribe (22,9%), según la OCDE.
- Según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), los pobres representaban el 46% de la población en el 2005. En el 2018, conformaban el 17%.
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