(Unidad de Análisis Económico de El Comercio)
Los combustibles son bienes muy particulares. Son demandados por la mayoría de las personas pero, como no tienen productos sustitutos de uso masivo, los consumidores no tienen forma de reaccionar cuando se vuelven más caros.
Esto permite que, cuando sube el costo de producir combustibles, los ofertantes en el mercado trasladen rápidamente el encarecimiento. Sin embargo, cuando la producción se hace más barata, el contagio no sucede tan rápido.
A través de un ejercicio cuantitativo de rezagos en los últimos nueve años, en la Unidad de Análisis Económico de El Comercio hemos encontrado que cuando el precio mundial del petróleo –el principal costo de producción de combustibles– sube, el contagio a los precios locales se da, a más tardar, en tres meses y de forma predecible.
En tanto, cuando el crudo se hace más barato, el traspaso hacia los consumidores se torna impredecible. Desde octubre del 2018, se ven dos episodios que muestran la disociación entre el costo del petróleo y los precios finales para los consumidores.
DEMORA A LA BAJA
Se ve que el precio mundial del petróleo, ajustado por efecto del tipo de cambio, ha caído 23,9% entre octubre del 2018 y setiembre de este año. En el mismo lapso, el precio del gasohol de 84 octanos ha caído 1%, el de 90 octanos 1,35%, el de 95 octanos 1,07% y el del hidrocarburo de 97 octanos 0,2%.
El precio del crudo, por sí solo, no determina el costo para quienes lo refinan para producir gasoholes. Existen indicadores para aproximar ese costo, como los precios de referencia que publica el Organismo Supervisor de la Inversión en Energía y Minería (Osinergmin).
Aunque estos precios no regulan el mercado, sí sirven para cuantificar el costo del petróleo tras un proceso eficiente de importación. Sin embargo, una fuente del sector reveló que este tipo de indicadores teóricos no contabiliza hasta ocho costos adicionales.
Más aún, afirmó que las empresas refinadoras no solo importan petróleo crudo, sino también combustibles semiterminados. Todo esto –agregó– se refleja en los precios de refinería, que ya incorporan todos los costos previos.
TRAYECTORIA DISPAR
Sobre este punto, el Banco Central de Reserva (BCR) advierte que los precios de refinería del gasohol de 90 octanos –que representa 60% del consumo total en el Perú– han subido 3% en los últimos 12 meses, mientras todos los indicadores referenciales caen 15%.
Incluso, la autoridad monetaria señala que el precio de refinería en el Perú, convertido a dólares, se elevó 1% desde setiembre del año pasado, mientras que en Chile el indicador ha caído 16%.
Con todo esto, el gasohol de 90 octanos en setiembre se vendía a S/13,5 por galón, mientras el precio de refinería fue S/7,51, según el BCR. Así, el margen de ganancia es de 44%.
EL ALZA SENSIBLE
Mientras las cifras de los últimos 12 meses reflejan la demora en la disminución de los precios locales de los combustibles, lo sucedido entre enero y setiembre de este año refleja que cuando la cotización del crudo sube, los consumidores sienten el impacto con menos rezago y en mayor magnitud.
Esto debido a que, en lo que va del 2019, el precio de petróleo a escala global ha subido 7,3%. En ese lapso, los gasoholes de 84, 90, 95 y 97 octanos se han encarecido en 2,6%, 2,8%, 3% y 3,49%, respectivamente.
Sobre este punto, la fuente del sector consultada explicó que no todo depende de las dos empresas refinadoras: Petro-Perú y Repsol. También depende de los distribuidores, que son muchas firmas de distintos tamaños.
Más aún, observó que los grifos son finalmente los que fijan los precios según las leyes de oferta y demanda del mercado.