En los últimos 12 años, a la par del crecimiento de la economía peruana, el número de personas que viven en situación de pobreza se ha reducido casi a la mitad. Sin embargo, conforme va bajando el nivel de pobreza, cada vez se hace más difícil combatirla y esta tendencia se mantendría en los próximos tres años.
En la Unidad de Análisis Económico de El Comercio, realizamos una proyección de cómo llegaríamos al 2021 en materia de pobreza. La principal conclusión es que cada año la pobreza disminuiría de modo más lento. Si, al cierre del 2019, la economía creciera 3% –como prevé el Gobierno–, unas 133.000 personas dejarían de ser pobres.
Con esa misma tasa de crecimiento, en el 2020 serían 130.000 quienes saldrían de la pobreza y la cifra se reduciría a 127.000 al año del bicentenario. Así, un 18,7% de la población sería pobre (6,2 millones) en el 2021.
DISPARIDADES
Si bien la cifra total de pobreza sería históricamente mínima, en el ámbito regional se verían realidades heterogéneas. Nuestras estimaciones, realizadas asumiendo que cada una de las 24 regiones del Perú crece a su ritmo promedio anual de los últimos diez años, apuntan a disparidades notorias al interior del país.
En las cuatro macrorregiones, resalta que la tasa de pobreza se reduciría, en promedio, 3,3 puntos porcentuales entre el 2018 y el 2021. Las zonas oriente y centro (excluyendo a Lima) tendrían 23,4% y 23% de sus poblaciones en situación de pobreza, respectivamente. En el norte, se llegaría a 21,4% y en el sur a 19%.
En el ámbito de las regiones aparecen brechas más evidentes. En primer lugar, en el 2021 todavía habría 12 regiones con más de 20% de pobreza y, de ese total, siete zonas superarían la barrera del 30%. En tanto, diez regiones tendrían entre 20% y 10% de la población pobre y solo dos se ubicarían por debajo de 3%.
La región con mayor pobreza es Cajamarca, donde 41,9% de la población es pobre. Como la tasa es alta, el crecimiento económico le bastaría para reducirla hasta 37% en el 2021.
Cajamarca es, literalmente, un mendigo sentado en un banco de oro. Su tasa de pobreza es muy superior a la de cualquier otra región y, al mismo tiempo, tiene más reservas probadas y probables de oro que cualquier otra zona (31,4 millones de onzas finas, según el Ministerio de Energía y Minas).
De acuerdo con el INEI, el 20,6% de la economía cajamarquina corresponde a los sectores minería e hidrocarburos. El último gran proyecto minero puesto en marcha en la región data del 2008 (Gold Fields La Cima) y, desde entonces, no ha habido iniciativas que aceleren su crecimiento. El PBI minero de Cajamarca se ha contraído 1% entre el 2008 y el 2017.
Además, el sector clave en la generación de empleo es agro y pesca, que emplea al 57% de la fuerza laboral cajamarquina.
La producción de este rubro ha estado estancada en los últimos diez años. Todo esto evidencia que el poco dinamismo económico ha incidido en que la pobreza se mantenga elevada.
UN MAL CASI ERRADICADO
En la otra cara de la moneda, hay dos regiones en las que la pobreza afecta solo al 3,1% de sus respectivas poblaciones.
Una de ellas es Madre de Dios, que ha logrado esto a pesar de que es la región más pequeña en términos de PBI (aporta 0,5% de total nacional).
El detalle es que también es la región menos poblada. Tiene 148.000 habitantes. El agro, pesca y comercio emplean al 40% de la fuerza laboral y la producción de estas ramas se ha expandido, en promedio, a ritmos superiores al 5% en los últimos diez años.
Aunque el combate a la minería ilegal ha golpeado el crecimiento de la zona, Madre de Dios sería la región con menos pobreza en el 2021, con un 2,5% de la población.
La otra región es Ica. Esta zona fue la cuna del ‘boom’ agroexportador y tiene la pobreza prácticamente erradicada.
De acuerdo con el Banco Central de Reserva (BCR), el predominio de las firmas agroexportadoras, que son intensivas en mano de obra, ha sido un factor importante para el éxito de la región.
El sector agro emplea casi un quinto de la fuerza laboral iqueña que, además, tiene una productividad más dinámica que el promedio nacional.
La autoridad monetaria da cuenta de lo importante que ha sido el régimen especial agrario en ese despegue. La historia de éxito de Ica podría repetirse en otras regiones, al ampliar la extensión de tierras para la agroexportación e incluir tierras agrícolas de las zonas andinas a este ‘boom’.