En los últimos 30 años, la regulación, supervisión y fiscalización de los servicios de agua potable y alcantarillado, ejercida por la Superintendencia Nacional de Servicios de Saneamiento (Sunass), permitió dar sostenibilidad y calidad a estos servicios y asegurar que la ciudadanía ejerza sus derechos y deberes en los ámbitos urbano, rural y de pequeñas ciudades.
En regulación, se logró reducir la brecha de cobertura en agua y alcantarillado en 15 %. Es decir, la cobertura se incrementó del 75 % al 90 % respecto a agua potable, y del 65 % al 85 % en alcantarillado.
Asimismo, la continuidad promedio del servicio de agua potable se incrementó en 6 horas, pasando de 12 horas por día en los años 90, a 18 horas promedio en la actualidad. Además, los niveles de micromedición (uso de medidores) pasaron de 5 % a 75 % y el porcentaje de agua no facturada (ANF) se redujo de 45 % a 35 %, lo cual ayuda a las familias a controlar su consumo y a las empresas a distribuir de forma racional el recurso hídrico, respectivamente.
“El avance ha sido constante durante estos 30 años y la demanda por el acceso a los servicios sigue en aumento. Tenemos un reto importante por delante porque muchas veces, con el desarrollo desordenado de las ciudades, el abastecimiento es costoso debido a que las nuevas viviendas se ubican en zonas de difícil acceso”, precisó Mauro Gutiérrez, presidente ejecutivo de la Sunass, durante una emisión especial del espacio La Hora Sunass.
Agua, educación y salud
En la actualidad, más de 3 millones de peruanos no tienen acceso a la red pública de agua potable y 8.7 millones no cuentan con alcantarillado. Esta situación expone a los ciudadanos a contraer enfermades e impiden el normal desarrollo de la niñez. Al respecto, la evidencia científica muestra que en los hogares que cuentan con el servicio de agua potable los casos de diarrea se reducen en 10 % y si tienen instalaciones sanitarias la tasa baja en 20 %.
Asimismo, contar con acceso al agua potable y alcantarillado disminuye en 13 % la desnutrición crónica infantil, porque contribuye con la prevención de enfermedades diarreicas agudas. Igualmente, si la cobertura de agua potable crece en 10 %, los casos de anemia pueden bajar en 7.9 %. Además, contar con agua potable mejora en 50 % la salud de la mujer durante el embarazo, parto y puerperio.
“El agua es de suma importancia para el desarrollo de los niños, y tiene un impacto importante en distintos aspectos de la vida, como en la salud. Por ello, el agua potable y alcantarillado deben ser parte central de la agenda pública, porque así se podrán conseguir y guiar las inversiones necesarias para el cierre de brechas”, indicó Gutiérrez.
Precisó que el acceso al agua potable, además, tiene efectos importantes en la educación, pues en el ámbito rural, por ejemplo, el acceso al saneamiento ayuda a que los estudiantes mejoren sus calificaciones, se enfermen menos y no falten a clases al beber agua saludable. Asimismo, mejora el rendimiento de los alumnos y les ayuda a tener una mayor concentración.
Tecnología para un mejor monitoreo
La Sunass, con el objetivo de mejorar el monitoreo y fiscalización de los servicios de agua potable, está implementando el uso de modernos dataloggers para verificar, de manera confiable, la calidad de la prestación de los servicios respecto a la presión, continuidad y volumen.
Igualmente, para conocer el estado del tratamiento del agua en las pequeñas ciudades, se están implementado estaciones de monitoreo con sensores para medir la cloración y el pH del agua potable.
“Nuestro objetivo es consolidar en los próximos años un sistema de monitoreo que nos permita conocer, en línea, los indicadores de la prestación de los servicios de saneamiento que impactan directamente en los usuarios, para mejorar los servicios de agua potable y alcantarillado y para la toma de decisiones en el sector saneamiento”, finalizó Gutiérrez.
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