Debido a la práctica constante de asistencia por parte del mentor, los aprendices logran optimizar su desarrollo en liderazgo, permitiendo que adquieran mayor jerarquía en una empresa. (Foto: Pixabay)
Debido a la práctica constante de asistencia por parte del mentor, los aprendices logran optimizar su desarrollo en liderazgo, permitiendo que adquieran mayor jerarquía en una empresa. (Foto: Pixabay)
Redacción EC

El próximo 23 de septiembre cumplirá 70 años uno de los artistas más relevantes de la esfera del rock de las últimas décadas: Bruce Springsteen. Lo que muchos no saben es que el apodo de “El Jefe” se acuñó en los 15 meses que duró la grabación de “Born to Run”, y que muchos encontrarían en su reto diario un parecido asombroso con las circunstancias que entonces vivió una joven promesa de 25 años durante la búsqueda del éxito. 

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Al igual que la gran mayoría de los CEOs, Springsteen se enfrentó al doble reto del corto y el largo plazo: necesitaba obtener un gran resultado rápido (quick-win) con una única canción (el single “Born to Run”) para que su discográfica le permitiera grabar el álbum-LP que él soñaba y que finalmente se convertiría en uno de los discos más exitosos de la historia del rock. Además, logró un hito inédito en términos de comunicación, al ser el primer artista en protagonizar en la misma semana sendas portadas de Time y Newsweek. 

El entorno VUCA en que compiten hoy las empresas (incertidumbre, volatilidad, ambigüedad y complejidad, por sus siglas en inglés) provoca una tremenda presión sobre los resultados de corto plazo, pero todos los líderes tienen claro que estos éxitos no servirán de mucho si no logran dejar un legado relevante para su sucesor, respondiendo a la necesidad creciente de mostrar un impacto positivo en la sociedad en la que operan. 

La solución del Boss para afrontar este reto tiene paralelismos con la que aplican los CEOs exitosos con sus comités de dirección: altas dosis de y la capacidad para despertar en el equipo una buena carga de creatividad y compromiso. Es una idea común entre los líderes empresariales escuchar que, de la agenda completa de un primer ejecutivo, una pequeña parte del esfuerzo se lo lleva la toma de decisiones, mientras que la mayoría del tiempo se invierte en ejecutarlas, es decir en comunicar —ya sea al equipo directivo, a los accionistas, bancos, reguladores o a la opinión pública— el racional de ese rumbo y las bondades de empezar a avanzar cuanto antes. 

Veamos algunas claves de gestión para CEOs en la experiencia del Boss. 1) Producir Quick Wins. Sirven para ganar tiempo y demostrar que hay avances, pero deben ser potentes, ya que serán escrutadas al detalle mientras llegan los resultados de medio plazo; 2) Gestionar el equipo. Springsteen se topó con la renuncia del batería y el pianista en medio del reto. Encontrar el revulsivo en los nuevos integrantes y mantener el sentido de pertenencia del resto de la E-Street Band fueron las claves para terminar la tarea con éxito; 3) Perseverar y comunicar. Algo que no ha cambiado en casi 40 años desde aquellas grabaciones: el éxito reside en los detalles. El CEO debe mantener su perfeccionismo y trasladarlo a su organización, empezando por sus reportes directos. La comunicación es la herramienta para hacer realidad y ejecutar las decisiones tomadas y vencer en la batalla diaria entre lo importante y lo urgente, que se libra en todos los comités de dirección. 

Es claro que existen muchos estilos de liderazgo, pero todos se ven obligados, antes o después, a encontrar su manera de responder a la presión de conseguir resultados a corto plazo, para seguir en paralelo construyendo su proyecto de largo plazo, si quieren dejar un legado relevante y memorable. He conocido muchos líderes que utilizan la música como inspiración en su día a día. Para los que quieran seguir leyendo historias similares sobre música y gestión, recomiendo leer “Comusicación”, de Adolfo Corujo (Plataforma Editorial, 2019).

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