La conmemoración de dos siglos de vida republicana debe abordarse de dos maneras: como una fecha de celebración, pero también como una oportunidad de reflexión. El próximo 28 de julio será un momento de integración y homenaje alrededor de una identidad nacional. Ese ánimo festivo no debe contraponerse con los enormes retos sociales que afronta el país en sectores como salud y educación; así como en políticas de protección social.
No obstante, también es una oportunidad para reconocer que el país tiene dos grandes limitaciones para mejorar el gasto social: la capacidad de recaudación y la de gestión de los recursos. Ambas limitantes deben superarse de manera conjunta. De otro modo, la historia será repetitiva. A muy poco de celebrar elecciones, muchos candidatos mencionarán propuestas que, por más bien intencionadas que parezcan, son poco o nada viables de implementar. Por ello, en estos tiempos debemos preguntarnos seriamente, ¿cuáles son los principales retos que se afronta de cara al Bicentenario? ¿Y cuáles las limitaciones?
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SALUD
La pandemia ha desnudado las falencias del sistema sanitario como ningún otro momento en la historia. A la escasez de camas UCI, se sumaron las carencias en el equipamiento, la infraestructura y el personal médico. Según la Sociedad Peruana de Medicina Intensiva, el promedio nacional de camas UCI por cada 100,000 habitantes se ubica en 3.9, cuando el rango mínimo debería encontrarse entre 6 y 10.
Un informe de Videnza Consultores y la Red de Estudios para el Desarrollo mostraba que se necesitaba 28,281 millones de soles para cerrar la brecha de infraestructura en EsSalud. Ese mismo documento señala que la brecha de recursos humanos a nivel nacional fue de 73,093 profesionales de la salud, en el 2019. Estos inconvenientes, junto a otros como la desarticulación de todos los subsistemas de salud, obligan a replantear la administración y la prestación del servicio.
EDUCACIÓN
Según cifras del Banco Mundial, antes de la pandemia, el gasto por alumno en educación secundaria era menor al 15% de PBI per cápita del país. Mientras que vecinos como Brasil, Chile y Colombia gastaron alrededor de 22%, 19% y 18%, respectivamente. La pandemia, además, ha complicado aún más el panorama. Debido al cierre de escuelas ocasionado por la pandemia, se creó la multiplataforma “Aprendo en Casa”. Este cambio implicó afrontar otra realidad: la brecha de servicios básicos y de acceso a tecnologías entre los hogares. El Censo Nacional de 2017 mostró que solo el 68% de las viviendas en zonas rurales contaba con alumbrado eléctrico por red pública. Además, en 2019, la Encuesta Nacional de Hogares reveló que, en dichas zonas, solo el 51% de las familias posee un televisor, 7% cuenta con una computadora y un escaso 5% accede al servicio de internet.
Este nuevo paradigma de enseñanza demanda brindar las condiciones mínimas para que los estudiantes de este grupo de familias no queden rezagados respecto a sus pares más favorecidos. El gran reto ahora para el Minedu está en cómo reducir estas desigualdades a través de un esquema de educación semipresencial. Existe evidencia preliminar que en lugares como Inglaterra o Carolina del Norte la reapertura de escuelas no incrementó los contagios entre estudiantes o docentes.
PROTECCIÓN SOCIAL
Además de la salud y la educación, las políticas de protección social también representan un enorme reto en este Bicentenario. Según los investigadores Pablo Lavado y César Liendo, se estima que alrededor de 1,8 millones de peruanos caerán en condición de pobreza el presente año debido a la actual crisis. Esto significa un retroceso en la lucha nacional contra la pobreza de aproximadamente 9 años.
En un reciente artículo publicado en el diario Gestión, el economista Álvaro Monge sostiene que el 55% de la población peruana se encuentra expuesta a un choque de cualquier índole como una pandemia. Por lo que el rol de la protección social no debería enfocarse sólo en familias en condición de pobreza, sino también en condición de vulnerabilidad. Así, resulta muy importante repensar el rol de los programas sociales, de modo que no sólo se enfoque en hogares en condición de pobreza, sino también en aquellos cuyo riesgo de retornar a ella sea alta.
¿QUÉ NOS LIMITA PARA HACERLE FRENTE A ESTOS RETOS SOCIALES?
Si bien la capacidad de gestión es clave para afrontar los principales retos sociales del país, la mayor limitante es la disponibilidad de recursos que se tiene. Actualmente, Perú presenta una de las tasas de recaudación más bajas de la región (16% del PBI frente a 33% de Brasil, 29% de Argentina, 21% de Chile y 19% de Colombia). De no tener una clara estrategia de cómo incrementar los ingresos fiscales, muchas de las políticas que traen consigo un mayor gasto serán poco o nada viables. Por ello, es importante que los candidatos a la presidencia no sólo se enfoquen en qué hacer, sino también en el cómo. Parte de nuestra tarea será preguntarles no sólo si piensa gastar más, sino cómo lo piensa financiar, de dónde sacará los recursos necesarios para hacerlo.
En resumen, el Bicentenario se presenta como una oportunidad para afrontar cada uno de los retos expuestos en este artículo, en medio de un contexto extraordinario. Cumplir 200 años de existencia, con un país aún con desigualdades puede sonar desesperanzador, pero se constituye como una oportunidad de cambio. Como señala el historiador Jorge Basadre: “Quienes caen en la amargura, en el pesimismo, en el desencanto, ignoran que el Perú es aún una posibilidad. Problema es, en efecto y para desgracia el Perú; pero también, felizmente, posibilidad”.
*Este artículo ha sido escrito con Jesús Gutiérrez y Bruce Valladares.
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