Tras la cuarentena dispuesta por el Gobierno a fin de evitar la propagación del COVID-19 y las medidas de distanciamiento social, la forma de trabajar cambió de manera abrupta.
El trabajo remoto, ahora, es parte de la nueva normalidad, lo que ha generado una significativa ansiedad en la fuerza laboral, que no solo tiene que cumplir con las exigencias de sus jefes (cumpliendo, en algunos casos, largas y extenuantes jornadas) también con las labores propias del hogar, afirma Ignacio Iglesias, CEO de Accenture Perú.
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¡Trabajo más horas que antes! ¡Es imposible concentrarme con mis hijos en casa! ¡Tengo una conexión deficiente de internet! Estas son solo algunas de las tantas quejas y preocupaciones que, probablemente, escuchamos a diario y que refleja la realidad de cómo la están pasando los peruanos.
Pero, ¿cuál debe ser la postura de las compañías ante esta situación y cómo hacer que funcione? Iglesias precisa que es prioritario que establezcan una cultura adecuada de cambio, y para ello deben reconocer los nuevos desafíos que enfrentan los empleados y apoyarlos en este período de transformación, facilitando la transición e impulsando la productividad.
“La capacidad de las personas para adaptarse -para seguir adelante, sentirse valoradas, ser productivas y tener éxito- requiere de una cultura de trabajo que llegue a entornos remotos, que sea solidaria, empática, inclusiva, colaboradora, proactiva y que fomente la iniciativa”, asegura.
CULTURA DEL TRABAJO EN CASA
Iglesias explica que en Accenture –donde ya venían aplicando el teletrabajo desde mucho antes de la pandemia– han identificado que el primer elemento, el más crítico, es asegurar la continuidad del negocio y que, por tanto, los elementos clave de la cultura del trabajo, ahora en casa, también deben adaptarse.
Detalla que se requiere de un esfuerzo multifacético, que abarca las herramientas y la tecnología que ahora deben utilizarse para las políticas de comunicación, las formas de interactuar y la medición del rendimiento.
En tanto, los empleados tienen que familiarizarse con la nueva tecnología y las nuevas formas de trabajo en un entorno doméstico en el que pueden tener que enfrentarse a una serie de distracciones y responsabilidades conflictivas: hijos pequeños, un cónyuge que trabaja y otros elementos. “Mantener o adaptar una estructura y una rutina de trabajo personal será importante para la productividad, pero será tan vital como asegurar la interacción y la colaboración de carácter social y laboral”, enfatiza.
PUNTOS CLAVES
El ejecutivo recomienda que se fijen expectativas en torno a las prácticas de trabajo a distancia, incluso a corto plazo o en circunstancias excepcionales. “Esto incluye la definición de las herramientas y plataformas a utilizar, cómo usarlas y la definición de las prácticas necesarias para su continuidad comercial (teniendo en cuenta su madurez en el lugar de trabajo)”, dice.
Sostiene que, para ayudar a los empleados que no están acostumbrados a trabajar desde casa, se considere la posibilidad de crear una red de apoyo por unidad de negocio.
Es indispensable, además, que las empresas actualicen y apliquen sus políticas corporativas y de seguridad de datos para abordar el uso de dispositivos personales con fines comerciales.
Señala también que el líder debe programar controles regulares con su equipo y asegurarse de que todos puedan compartir abierta y honestamente los éxitos y los desafíos; debe fomentar el entrenamiento individual y asignar tareas y plazos, pero a su vez confiar y darles la flexibilidad necesaria a los empleados.
El gran desafío es construir una cultura que dé la bienvenida al cambio, porque el teletrabajo vino para quedarse, puntualiza.
Por su parte, los empleados tienen que familiarizarse con la nueva tecnología y las nuevas formas de trabajo en un entorno doméstico en el que pueden tener que enfrentarse a una serie de distracciones y responsabilidades conflictivas: hijos pequeños, un cónyuge que trabaja y otros elementos, indica. “Mantener o adaptar una estructura y una rutina de trabajo personal será importante para la productividad, pero será tan vital como asegurar la interacción y la colaboración de carácter social y laboral”, enfatiza.
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