Víctor Gobitz dice que Michiquillay no es necesariamente un proyecto para Minas Buenaventura. (Foto: El Comercio)
Víctor Gobitz dice que Michiquillay no es necesariamente un proyecto para Minas Buenaventura. (Foto: El Comercio)
Juan  Saldarriaga

es el presidente del comité organizador de 2017 y del Instituto de Ingenieros de Minas. En conversación con El Comercio, el ejecutivo hace un análisis de la situación que atraviesa la minería en el Perú y brinda los detalles sobre el interés que tiene en la Compañía de Minas , de la que es CEO.

— ¿Michiquillay es solamente uno de los proyectos que el gobierno quiere viabilizar gracias al mejor precio del cobre. Otros son Quellaveco y Mina Justa. ¿Qué probabilidad hay de que salgan pronto?

Hay una cosa muy importante que no hay que perder de vista: los precios de los metales han mejorado de forma sustancial y se podría pensar, no sin razón, que este es el momento de lanzar la nueva cartera de proyectos.

Pero eso puede tomar un poco más de tiempo, debido a que la minería mundial se ha vuelto más cauta para evaluar sus iniciativas. Los precios pueden haber aumentado, pero la volatilidad de los mercados sigue presente. Por eso, una posibilidad para que la economía crezca, y de manera significativa, son los proyectos de expansión mineros.

— ¿Como la ampliación de Toquepala?

Sí. Ya se expandió Cerro Verde, también Toquepala, y se piensa expandir Toromocho y Las Bambas. Se trata de inversiones que tienen la virtud de tomar menores riesgos técnicos porque sus operadores ya conocen la geología de sus respectivos yacimientos, su minería y su metalurgia. Pero, sobre todo, tienen un retorno más pronto de la inversión. Es algo que debemos considerar, en paralelo con el esfuerzo de sacar adelante los proyectos de gran dimensión.

— ¿Es otra manera de relanzar la inversión minera?

Es una segunda avenida de proyectos. No olvidemos que hoy producimos 2,5 millones de toneladas anuales de cobre. Si añadimos 20% más con la ayuda de las ampliaciones mineras, generaríamos 500.000 toneladas más de producción anual, es decir, el equivalente a dos Quellaveco. Eso también impacta en la economía del país.

— ¿Cuál considera que es el mayor desafío interno para que los proyectos salgan adelante?

Uno es la ‘permisología’, es decir, las trabas burocráticas que alargan el desarrollo de los proyectos. Y el segundo es lograr acuerdos de acceso a la tierra con las comunidades, en plazos y costos razonables.

Allí nos hemos ido al extremo de la mesa con la no regulación, que parte de la premisa de que los interesados (empresa y población) se ponen de acuerdo a través del diálogo.

Eso es cierto, pero también es cierto que, al no haber regulación, se permite el acceso a personas y organizaciones que toman ventaja y hacen del conflicto un medio de vida. — Como muchos abogados que atizan los conflictos.

Muchos abogados y organizaciones que han tomado ventaja de la renuncia del Estado a regular en estos temas. Por ejemplo, tenemos un proyecto en Cerro de Pasco que lleva ya 18 años detenido por problemas de permisos con las comunidades. ¿Quién perdió? Todos perdimos. Debe haber un marco regulatorio. Recordemos que esa riqueza es del Estado y es por eso que el gobierno debe tener rol más activo.

— Buenaventura ha revelado su interés en Michiquillay y ya compraron las bases del concurso. ¿Qué falta?

Michiquillay es un proyecto en etapa muy temprana de desarrollo. Pero me parece que el gobierno está siendo un poco optimista con el cronograma de licitación.

— ¿Quiere decir que noviembre del 2017 es un plazo muy corto?

Me parece un plazo muy optimista.

— ¿Optimista para llamar la atención de los postores?

Claro. Michiquillay es un proyecto de una dimensión importante (US$2.000 millones de inversión). Es cierto que hay mucha información sobre el mismo, pero tomará algún tiempo analizarla y desarrollar una propuesta. Y esa propuesta tendrá, todavía, que ser aprobada por los directorios de cada empresa interesada. Ese es un tema que no se resuelve en una semana. Por eso digo que hay optimismo por parte del gobierno.

— ¿No sería, más bien, una ventaja para Buenaventura, debido a que usted ya evaluó el proyecto cuándo fue CEO de Milpo?

No. Hemos comprado las bases, sí. Vamos a evaluar la información, pero no hemos tomado ninguna determinación aún. Mañana vamos a presentar nuestro portafolio de proyectos en Perumin y allí se verán los proyectos que tenemos entre manos. Michiquillay no es, necesariamente, el proyecto que requerimos, pero para otras empresas puede que sí.

— ¿Pero, si la evaluación resulta positiva, podrían consorciarse como lo hicieron en Yanacocha?

Sí. Pero eso es muy prematuro aún. Hay varias informaciones que debemos procesar. Por ejemplo, un tema ambiental relacionado con la minería en cabecera de cuenca.

— ¿De qué se trata?

Se trata de una norma [ambiental] genérica que puede crear problemas para desarrollar Michiquillay. Nadie va a gastar tiempo ni dinero en una inversión que no se podrá hacer. Eso es algo que vamos a explicar con detalle esta semana. 

PERFIL

Profesión: Ingeniero de Minas de la PUCP.
Experiencia: Ex gerente general de Compañía Minera Milpo y de Río Alto Mining.

Lea más noticias de Economía en...

Contenido sugerido

Contenido GEC