El Comercio conversó con Carlos Barrientos, exgerente general de Petro-Perú, para que nos comente el impacto de la descalificación crediticia de la petrolera estatal y los cambios que se deben hacer para superar la crisis en que se halla sumida. “La única solución para esto es hacer un cambio profundo en el Directorio”, señala.
— ¿Cuán afectada financieramente esta Petro-Perú por los acontecimientos de las últimas semanas?
Lo que ha pasado es que la rebaja de la calificación crediticia [por parte de Fitch y S&P] la ha impactado fuertemente. Como bien han mencionado los mismos funcionarios de la empresa, ha habido un recorte en las líneas de crédito locales, que se usan para capital de trabajo.
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— ¿Cómo impacta eso en la empresa?
En algún momento eso va a afectar su normal operatividad. Petro-Perú no está quebrada, pero sí afectada. Y esto es un desenlace de la falta de confianza del mercado por todos los escándalos e investigaciones [de la Fiscalía], más el problema con PwC, al que se exigía condiciones jaladas de los pelos. El mercado ha pasado factura por todo eso. Y encima vemos una pugna entre los dos ministerios que conforman la Junta General de Accionistas
— ¿El MEF y el Minem?
Así es. Eso es algo insólito.
— ¿Qué se debería hacer a continuación?
El objetivo es sacar a Petro-Perú de la crisis financiera y reputacional que enfrenta. Y la única solución para esto es hacer un cambio profundo en el Directorio, que es el responsable de que se haya desencadenado esta situación. Y tiene que haber, también, un cambio en muchas de las gerencias, sobre todo, de las más críticas.
— ¿Qué tan responsable de esta situación es el Directorio?
Si bien presidente del Directorio no ejerce una función ejecutiva en la compañía, sí hay una responsabilidad suya y del Directorio por lo que ocurre en la administración, porque ellos son los que fijan la estrategia. Entonces, es evidente que el Directorio de Petro-Perú tiene responsabilidad directa en todo lo que ha pasado.
— Es obvio que debían estar enterados de todo.
Hay, por lo menos, dos sesiones de directorio al mes, donde la administración [gerencia] rinde cuentas de lo que acontece en la empresa. Y, además, están todos estos escándalos, que han sido públicos. Es claro que el Directorio ha tenido que tomar acción oportuna, en salvaguarda de la reputación de la empresa y de la confianza que debe proyectar al sistema financiero.
— Es evidente también que la remoción de Hugo Chávez, como gerente general, no va a solucionar la crisis financiera.
Lo único que ha pasado es que Chávez ha salido, pero todavía no hay una decisión sobre quien lo reemplazará como gerente general permanente. El actual (Fernando De la Torre) es un gerente encargado, que es la misma persona que amenazó con demandar a PwC. Pero el Directorio sigue inamovible y sigue habiendo pugnas entre el Minem y el MEF.
— ¿Este tipo de complicaciones se han visto antes en la empresa?
Que yo recuerde, al menos en los últimos cinco años no ha habido problemas de este tipo.
— Algo que sorprendía era el papel omnímodo de Hugo Chávez, al punto de que muchos pensaban que era el presidente de la empresa. ¿Podría explicar cuál es la función del gerente general en contraposición con la del presidente?
Cuando yo estaba encargado de la gerencia (2020-2021), el presidente del Directorio tenía el rol del manejo político ante la Junta de Accionistas y ante los ministerios para las gestiones de la empresa. El presidente pedía cuentas al gerente general, mientras que este se dedicaba a ejecutar, a velar por que los acuerdos de Directorio se ejecuten.
¿Y la vocería quien la tenía o debe tener?
En mi gestión ambos éramos voceros. Dependiendo de los temas, salía a hablar el presidente o salía yo. O los dos. Eso lo conversábamos entre ambos. Pero lo que se ha visto ahora es que la figura del gerente general es la única visible en la empresa, lo cual es bastante extraño. El presidente del Directorio debería ser también un vocero oficial y dar cuenta de lo que sucede en la compañía.
— Muchos pensaban que Hugo Chávez era gerente general y presidente a la vez. ¿Qué funciones se atribuía que no le correspondían?
Por ejemplo, no es normal que el gerente general de Petro-Peru despache con el presidente de la República. El gerente general despacha con el presidente del Directorio y rinde cuentas al Directorio. Mientras que el presidente del Directorio rinde cuentas a la Junta de Accionistas, y esta informa al premier o al presidente de la Republica.
— ¿Y si el mandatario quiere un informe?
Si quiere un informe nunca se lo pide al gerente general de Petro-Perú. Se lo pide al ministro de Energía y Minas, que es el presidente de la Junta de Accionistas. En mi gestión, que duró dos años y un mes, pasaron cuatro presidentes de la República, y nunca tuve una sola reunión con ninguno de ellos.
— Me comentan que es muy difícil que un presidente o un director de Petro-Perú obtenga una cita con el presidente de la República. Más aún, un gerente general.
Exactamente. Y no tiene por qué hacerse. Imagínate al presidente de la Republica despachando con todos los gerentes generales de todas las empresas del Estado. No le da la vida para hacerlo. Para eso tiene a sus ministros.
— Entonces, la remoción del actual Directorio debería ser un objetivo inmediato para sacar a Petro-Perú de la crisis.
Totalmente. Con esto, se va a dar una señal clara de que se quieren hacer cambios en la compañía. Recordemos que, al final, todo esto puede desencadenar que se acelere el pago de la deuda de US$4.300 con los bonistas y los bancos que han prestado el crédito sindicado, lo que complicaría a Petro-Perú porque ese dinero lo tendría que generar cuando la refinería empiece a funcionar. Entonces, el Estado tendría que reponer ese dinero, con lo cual se afectaría al Presupuesto Nacional.