Sergio Díaz-Granados, presidente ejecutivo del Banco de Desarrollo de América Latina (CAF), considera que aún se debe de trabajar en la integración de los países de América Latina. Una de las razones por las que aún no se ha desarrollado el comercio interregional, sostiene, es el problema estructural que aqueja a la región.
Durante el lanzamiento regional del estudio RED 2021 titulado “Caminos para la integración: Facilitación del Comercio, Infraestructura y Cadenas Globales de Valor”, el presidente de la multilateral conversó con El Comercio en exclusiva.
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—¿Por qué América Latina no tuvo los resultados esperados a partir de la política de apertura comercial que se vienen trabajando por más de 30 años?
Hemos logrado armar una serie de bloques al interior de América Latina que todavía no se comunican bien entre ellos. Adicionalmente, al interior de los bloques todavía no hemos logrado ser lo suficientemente eficientes como para integrarnos mejor.
—¿Por desconfianza?
Hay muchas razones, pero el estudio [RED 2021] menciona tres. Una [es] porque hemos tenido unos choques macroeconómicos muy fuertes en los últimos 30 años que retrasaron esta agenda micro. Segundo, la irrupción de China a nivel mundial hizo que Sudamérica se convirtiera en un gran proveedor de recursos naturales [...] Lo tercero -también parte de la coyuntura-, son ciertas diferencias ideológicas y políticas que han dificultado los procesos de integración al interior de América Latina, pero hay también unas [diferencias] estructurales.
Es muy difícil desplazarse dentro de Sudamérica. Mover la carga entre [los países de] Sudamérica es muy distante y difícil, eso hace que parezca una especie de arancel geográfico. Pese a quitar los aranceles nominales de los acuerdos comerciales, seguimos teniendo una dificultad para movernos dentro de América Latina. [...] Tenemos que trabajar más en la parte física para acercarnos a los mercados. Concentrémonos ahora en que las ventanillas entre los ministerios responsables de temas sanitarios, fitosanitarios, aduaneros, de seguridad, de manejo, de etiquetado y de reglamentos.
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—Hacer inversión en infraestructura terrestre en el Perú es costoso. Hay un tema de inventario y mantenimiento que debe resolverse. ¿Cómo puede enfrentar un país como el Perú un tema tan necesario como este cuando tenemos otros urgentes como los que se concentran en salud y educación?
Hay que conectar carga y comercio con infraestructura. Es otra de las reflexiones que trae el estudio. [...] Tiene que haber una especie de sincronización entre lo que hacemos en infraestructura y la forma como el comercio ayuda a pagar esa infraestructura, porque estamos con economías endeudadas -no es el caso del Perú-, con unos retrocesos sociales muy grandes en los últimos 20 meses. Muchos de los logros de los últimos 15 años se perdieron con la pandemia.
Hay que pensar de manera muy creativa, en soluciones basadas en el mercado para responder a este desafío de integración. Por lo menos en dos sectores muy puntuales: en los pasos fronterizos -hidrovías y ferrocarriles- y en la integración energética, el rol que tiene que jugar el sector privado ahí.
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—El tema de la integración energética es, tal vez, el más ajeno de todo el estudio para el Perú. Chile ha trabajado en el cambio de su matriz energética de manera muy agresiva. El Perú está bastante más atrás. Es más complicado, pero no imposible.
No imposible. En todos los países que hemos hablado de estos temas, observo un interés tanto en los equipos técnicos de los gobiernos, como en la sociedad civil y el sector privado en general. Hay una gran apuesta por entender este cambio en el siglo XXI de dejar algunas materias primas -hidrocarburos particularmente-, y darle paso a nuevos sectores como el hidrógeno, que van a requerir una matriz de energía limpia. Van a requerir confiabilidad y una buena red de distribución energética. Creo que ahí todos en Sudamérica tenemos una gran oportunidad en hacer una mejor red, una mejor conexión. Lo hemos mirado con distintos países en Paraguay, Bolivia, Uruguay, Brasil, Argentina.
Creo que tenemos un gran potencial, lo vimos con la conexión Colombia-Panamá. Es muy fácil, está muy cerca y estamos cada vez más cerca de poder alcanzarlo. Eso permitiría generar mercados de integración energética mucho más sólidos y nos llevará al mensaje siguiente, de poder hacer mejor integración física que nos lleve a un mayor comercio interregional.
—El comercio interregional va también va de la mano con la digitalización. Es algo en lo que el estudio hace énfasis dada la pandemia. El tema de la exportación de servicios, por ejemplo. ¿Qué países ve la CAF que están más avanzados en ese tema?
Hay dos países que son referentes. Uruguay en el tema de servicios tecnológicos profesionales. No es reciente ni un golpe de suerte, sino un tema estructurado y planeado por el sector privado y el sector público en Uruguay durante casi 20 años, casi que desde el inicio de la masificación del Internet. Por otro lado está Panamá, líder en logística por su ubicación geográfica que ha seguido trabajando sobre eso en desarrollo, como el caso del sector aeronáutico que generó la conectividad para todas las Américas.
En el caso de los países andinos, tenemos casi 110 millones de ciudadanos, muchos de ellos jóvenes, casi el 30% es una generación digitalizada por convicción y por la brusquedad misma del COVID-19, y tiene en el sector servicios un gran potencial de desarrollo. ¿Qué necesitamos hacer? Mejorar la conectividad. Estamos con el proyecto “Internet para todos” en el Perú. La idea es generar conectividad al interior de nuestras economías e irnos a distintas estrategias que fomenten la exportación de servicios. Ahora, cada país tiene una canasta distinta de servicios. Turismo será importante para los países del Caribe y para los países andinos; logística será importante para poder mover cargas, sobre todo continental; exportación de servicios también será relevante para nuestros países y ahí será clave que veamos la posibilidad de entrenar jóvenes como programadores, como codificadores para poder entrar en esta primera gran revolución digital o cuarta revolución industrial, pero que nos permite realmente generar empleo.
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Hoy hemos suscrito este convenio entre CAF y CAN justamente para trabajar la ventanilla de ‘intercom’. La idea es que todas las Ventanillas de Comercio del área Andina hablen el mismo idioma para que le resulte a un empresario andino fácil exportar dentro de su propia región.
—¿Ve que estamos en la era de los indicadores no financieros?
Nosotros estamos entrando en una zona donde el desarrollo tiene que medirse por el bienestar. Claro, estos bancos tienen que ser manejados de manera prudencial y conservadora si se quiere estabilidad, pero tenemos que tener todo el tiempo en la mente y el corazón el bienestar de la gente de América Latina y el Caribe, especialmente aquellas cosas que no son tan obvias que tenemos que anticiparlas, como la pérdida de biodiversidad.
—Estos indicadores no financieros son indicadores sociales. Para hacer realidad lo que el estudio sugiere, se necesitan gobiernos no solo dialogantes, sino con capacidad de negociar, de entender y escuchar. En ese sentido, ¿cómo ve al Perú desde afuera y a este nuevo Gobierno?
Como todos los relevos que se dan, que son normales y usuales en democracia, nuestras instituciones dedicadas al desarrollo tienen que ponerse al servicio de los gobiernos, entender cuáles son sus prioridades y trabajar en la solución de esas prioridades.
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Estuve presente el día de la instalación del mandato del presidente [Pedro] Castillo, el 28 de julio en Lima, semanas antes de iniciar como presidente ejecutivo de CAF. Veo un discurso [del gobierno] que encaja plenamente con lo que CAF apuesta. Por ejemplo, la educación como una herramienta de movilidad social y el mejoramiento de la salud. Lo que hemos hecho en los últimos meses de la pandemia es tratar de ayudar al fortalecimiento del sistema de salud. Le apostamos al mundo del desarrollo rural con sostenibilidad, queremos integrar mejor los mercados rurales con los mercados urbanos. Encontramos líneas de trabajo que son muy gruesas y nos alejamos, por supuesto, de la coyuntura, porque no es nuestra función estar en la coyuntura, sino mirando el horizonte, a dónde quieren ir nuestros países, nuestros socios, para prestarles un servicio.
Tuvimos reuniones muy productivas con el ministro [Pedro] Francke. Con el equipo hemos estado reunidos con el Banco Central en Perú, con el Ministerio de Economía, con Cofide, con todos los actores justamente para ir construyendo un plan, una estrategia con Perú. Vemos opciones en muchos proyectos que podemos trabajar juntos, de soluciones como “Internet para todos” o proyectos de infraestructura.