La decisión de revisar la licencia de uso de agua de Quellaveco ha puesto en riesgo la continuidad del proyecto minero más grande de los últimos años. Ello no solo sienta un precedente nefasto para futuras inversiones, sino que también comprometería el impacto económico nacional y regional de la nueva mina. Una mayor predictibilidad en el proceso de inversión es clave para asegurar un aprovechamiento adecuado de los recursos mineros del país.
Una inversión como pocas
La construcción de Quellaveco (Moquegua) ha requerido una inversión de casi US$5.500 millones. Ello equivale al 65% del total invertido en nuevos proyectos mineros en el Perú entre el 2018 y el 2022, lo que la convierte en la mina más importante de los últimos seis años. La inversión de Quellaveco es más del triple que la de Mina Justa (US$1.800 millones) y más del cuádruple que la ampliación de Toromocho (US$1.335 millones), dos proyectos que iniciaron operaciones en el último año. Además, según la cartera de proyectos del Ministerio de Energía y Minas, Los Chancas (Apurímac) sería el siguiente proyecto más grande con fecha de inicio prevista (2027), con una inversión de US$2.600 millones.
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La importancia de tamaña inversión se ve reflejada en el impacto notable que ha tenido sobre el mercado laboral en Moquegua. El empleo minero pasó de 9 mil en el 2018 –cuando se inició la construcción– a 28 mil en el 2022, el mayor incremento regional. A la fecha, se estima que casi uno de cada cuatro trabajadores moqueguanos labora en minería, principalmente por los mayores requerimientos durante la etapa de inversión. Ello habría contribuido a que la región avance del puesto 5 en el 2018 al puesto 2 en el 2022 en el pilar laboral del Índice de Competitividad Regional.
Contribución a la economía
La puesta en marcha de proyectos mineros de gran envergadura no solo contribuye al crecimiento del sector, sino que aporta de manera significativa a la recaudación de impuestos, más empleos e ingresos para la población, y mayor presupuesto para los gobiernos regionales y locales de las zonas cercanas a la mina.
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El Banco Central de Reserva (BCRP) estima que el PBI del sector minero crecerá 8,4% en el 2023, 6,8 puntos porcentuales (pp) más que el crecimiento proyectado para el 2022 (1,6%), debido en gran parte a la mayor producción de Quellaveco. Según la empresa minera, el proyecto produciría en promedio 300 mil toneladas métricas finas (TMF) de cobre por año. En un escenario más conservador, se estima que la producción podría ser 250 mil TMF en su primer año completo de operación, por lo que la nueva mina explicaría el 86% del crecimiento 2023 del sector minero. En el agregado, del crecimiento esperado de 3% por el BCRP para el 2023, 0,8 pp estarían explicados por Quellaveco.
Una vez que alcance su máxima capacidad de producción, Quellaveco se convertiría en la tercera mina de cobre más grande del país, detrás de Antamina (Áncash) y Cerro Verde (Arequipa). Para Moquegua, el inicio de este proyecto haría que su producción anual de cobre se multiplique 2,7 veces, al pasar de 144 mil TMF en los últimos 12 meses a más de 390 mil TMF en el 2023. Con ello, Moquegua pasaría a ser una de las tres principales regiones cupríferas, junto a Áncash y Arequipa. En el ámbito local, la producción de Quellaveco será equivalente a 28% del PBI de Moquegua en el 2023. Si Quellaveco logra entrar en operaciones en lo que resta del año, el PBI per cápita real de la región se incrementaría en 8% en el 2022 y en 28% en el 2023. Dicho salto sería el segundo más alto solo después del crecimiento de 140% del PBI per cápita de Apurímac en el 2016 con el inicio de operaciones de Las Bambas.
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Asimismo, la operación de Quellaveco significará más empleos y recursos fiscales. Un estudio del IPE calcula que por cada puesto de trabajo generado en la actividad minera se crean ocho empleos adicionales en el resto de la economía. Considerando que el proyecto demandaría 2.500 empleos en su etapa de operación, Moquegua registraría 20 mil puestos de trabajo relacionados con la actividad de la mina. Ello representaría un incremento de 19% en el empleo total. Además, según cálculos del IPE, la operación de Quellaveco permitiría incrementar los ingresos fiscales en más de S/1.600 millones por año. De este monto, alrededor de S/550 millones corresponderían a impuestos directos a la minería y contribuciones sociales. Dicha cifra representa el 86% de los recursos que recibirían los gobiernos subnacionales en Moquegua para inversión pública, según el Proyecto de Ley de Presupuesto Público 2023.
Perspectivas futuras
Actualmente, la minería en el Perú atraviesa un período crítico. Pese al alza en los precios internacionales, la producción se redujo en 3,3% anual durante los primeros ocho meses del año. Ello se debe, principalmente, a los conflictos sociales que alcanzaron su nivel más alto desde el 2017, y paralizaron Las Bambas y Cuajone, dos minas que representaban casi un cuarto de la producción de cobre antes de la pandemia. Debido a ello, en parte, el Perú retrocedió ocho puestos en el Índice de Competitividad Minera 2022 del Instituto Fraser, ubicándose por debajo de Chile, Colombia, Ecuador y México en América Latina.
Otro factor que ha pesado en la pérdida de la competitividad minera es la incertidumbre regulatoria. Decisiones como revisar los permisos de uso de agua luego de haber obtenido todas las aprobaciones correspondientes son un claro ejemplo. Urge un marco legal predecible que fomente nuevas inversiones y permita aprovechar el enorme potencial geológico.