Desde CADE Ejecutivos 2022, Raúl Jacob, presidente de la Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía (SNMPE) y CFO de Southern Perú Copper, expresó que para el próximo año, esperan una inversión en el sector menor a la alcanzada este 2022. Refirió también que los conflictos le han costado a nuestro país US$1.000 millones en exportaciones y S/800 millones en impuestos.
El ejecutivo comentó además que, en el caso específico del Ministerio de Energía y Minas, observaron cómo poco a poco se fue recuperando el sentido técnico de la gestión. “Esto, poco a poco, va a comenzar a dar resultados”, señaló.
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—¿Considera que, al cierre de este año, podríamos cumplir con la proyección de producción de cobre?
Este año tenemos la buena noticia en la producción de cobre, de la entrada en operación de Quellaveco. Es un proyecto grande; va a aumentar la producción del país de manera importante y el PBI minero en 9% el 2023.
La segunda parte ya no es tan buena. Nosotros normalmente en el Perú, desde hace más de 20 años, casi 30, hemos tenido siempre dos proyectos en construcción simultánea; hasta tres. Estaba Quellaveco con Mina Justa. Se construían de manera simultánea. Esto requiere un grupo de gente muy importante que está trabajando en estos proyectos y que tiene salarios de muy alto nivel porque son trabajos muy especializados. Tanto en el caso de Quellaveco en Moquegua o de Mina Justa en Ica, tienen un impacto en toda la región donde se generan y a nivel nacional. Esta dinámica se ha perdido.
Más o menos, este año, se estima en inversiones mineras, US$5.000 millones. Lamentablemente, el próximo año esperamos un monto mucho menor, en el rango de US$2.000 a US$2.500 millones. Son inversiones menores [relacionadas] a renovación de equipos o desarrollo de algunas instalaciones. Nada grande. En realidad, la cartera de proyectos mineros es de US$53.000 millones.
Los precios del oro, cobre y plata no son precios espectaculares. Incluso, el ministro de Economía comentó que ya no eran los precios para tener ganancias excepcionales –en la mirada de ellos–. Nosotros creemos que las ganancias son buenas en algunos años y no son buenas o son malas en años en los cuales los precios están bajos. Los precios como están, no están mal. Si pudiéramos echar a andar distintos proyectos, sería excelente.
—Si el precio no es el inconveniente, quiere decir que es la certeza para realizar las inversiones.
En realidad, el gran problema que tenemos es que la economía, en la parte minera, no ha tenido un acompañamiento de tranquilidad para poder desarrollar los proyectos. Esto ha llevado a que los distintos directorios y dirigencias de las empresas digan “vamos a esperar un poco a ver cómo evoluciona el Perú, si va a dar o no oportunidad a las empresas mineras”.
Algo que ha preocupado muchísimo es que antes, los conflictos sociales se daban en las inversiones mineras, en los proyectos. Ahora se están dando en operaciones. ¿Cuánto nos ha costado en lo que va del año a los peruanos? En exportaciones, US$1.000 millones y en impuestos, S/800 millones. Ahí tenemos muy claramente la foto de lo que está pasando. Como sabemos, el dólar está bordeando los S/4 y una de las explicaciones de ello es no tener la entrada de estos recursos del sector minero en particular. Ese es el impacto práctico para todos nosotros.
¿Qué podemos ver hacia adelante? La oportunidad. [Para] que el clima de conflictividad baje [podemos] utilizar elementos del Estado de derecho. Quiero decir, la Policía tiene formas de actuar que no exacerben los conflictos y vemos nosotros que lo que ha ocurrido es que, en principio, muchas veces no se actúa con la velocidad que se requiere dado un determinado conflicto. Y en otros casos, no entendemos el porqué no se actúa.
Quiero poner un ejemplo de lo que está pasando en Las Bambas. A 190 kilómetros de distancia la operación [del proyecto], han bloqueado la carretera reclamándole algo a la operación minera. Es un reclamo económico. Acá no hay ningún tema ambiental, no hay ningún incumplimiento de algún acuerdo porque es una distancia a la cual no correspondería en situaciones normales. Es una especie de coerción o extorsión. Ahí se podría actuar más ejecutivamente, buscando de manera pacífica controlar la situación; pero lo que está ocurriendo más bien es que muchas personas creen que pueden bloquear una vía nacional y que lo que va a ocurrir es que las entidades del Estado van a acoger cualquier reclamo que hagan. Hemos tenido un caso casi de risa en el cual un grupo de personas bloqueó una vía no nacional, pero importante, para reclamar porque una empresa minera no le había comprado entradas para una pollada. Eso no tiene ninguna lógica.
—¿Considera que las mesas de diálogo para solucionar los conflictos han sido las más apropiadas?
La efectividad se ve en los resultados. Si no hay buenos resultados, de alguna forma eso cuestiona la efectividad de las mesas de diálogo. Yo sí creo que, en el caso específico del Ministerio de Energía y Minas, hemos visto cómo poco a poco se ha ido recuperando el sentido técnico de la gestión y esto, poco a poco, va a comenzar a dar resultados. Por ese lado, yo creo que hay una rectificación buena de parte del Gobierno.
También, el ministro de Economía, el señor Burneo, cuando toma la posición, hace algunas declaraciones que son importantes para nosotros porque estas son inversiones de muy largo plazo. La compañía donde yo trabajo va a cumplir 70 años en dos años más. Para la empresa, que es Southern Perú, es muy importante tener claridad en las reglas de juego y predictibilidad. Nosotros no estamos pensando en el día a día, en el sentido de que esto afecte a las decisiones a largo plazo. Si cambia el clima de las actividades económicas, eso tiene un impacto en las decisiones de inversión de la empresa.
—¿Qué novedades hay en Tía María?
Lo primero que quisiera comentar es que la licencia de construcción no está suspendida. La compañía acordó con el Gobierno del presidente Vizcarra que, en tanto no se dieran las condiciones sociales para llevar adelante el proyecto, no íbamos a iniciar las actividades de construcción. Estamos en ese estatus. No es que haya una autorización pendiente, sino básicamente un acuerdo de no iniciar la construcción hasta que se dé esto. Hemos estado trabajando intensamente en buscar generar las condiciones sociales para que el proyecto vaya adelante. Es un proyecto que tiene un impacto muy importante en la región de Arequipa, particularmente, en la provincia de Islay que es donde se desarrollaría.
Hemos visto con mucho interés las elecciones municipales y regionales porque abren una oportunidad de volver a conversar y a tomar contacto con las autoridades. En un momento, la empresa hizo una propuesta de un plan social para la zona de impacto del proyecto que puede ser ajustado en función a conversaciones con la población. Aparte de eso, personas de la compañía y nuestro CEO han estado conversando con las autoridades para ver posibles caminos para solucionar y echar andar este proyecto. [Tenemos] que esperar a que haya las condiciones adecuadas. Uno no va a iniciar un proyecto en un lugar donde la población se va a oponer porque justamente eso hará que el proyecto fracase y no es la idea. La idea es que este sea un proyecto exitoso.
Arequipa tiene para nosotros dos grandes motores que pueden activar la economía de la región sur del Perú. Uno es Majes Siguas, [donde] el motor está comenzando a prenderse. Entendemos que en abril ya arrancan con obras y demás. Y el otro puede ser Tía María. El proyecto tiene ya los recursos económicos para llevarlo adelante. Si se supera este problema, prácticamente al día siguiente podemos empezar a desarrollar el proyecto.
—¿Considera que esto sea el próximo año?
Desearíamos que así sea. [...] Estamos trabajando con la intención de hacerlo dentro de lo más rápido posible, pero esto depende de poder seguir avanzando. Sí vemos este cambio de actitud en las autoridades del Ministerio de Energía y Minas y en otras instancias del Estado, algo positivo. Pensamos que es cuestión de seguir persistiendo en una misma dirección. El país no debe detenerse y una forma de que siga adelante es volver a retomar esta dinámica de tener dos grandes proyectos en construcción en simultáneo. Pongámonos de acuerdo en tratar, primero, de recuperar esta dinámica de producción y en segundo lugar, veamos cómo mejorarla.
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