WeWork Inc. pasó de prometer una revolución en el mercado de oficinas a pedir una tregua para seguir operando en la bancarrota. Y es que la gigante de ‘coworking’ solicitaría la protección del Capítulo 11 de la ley de quiebras de Estados Unidos, que permite a las compañías seguir operando en esa condición mientras elaboran un plan para saldar sus deudas.
La noticia estalló el 31 de octubre cuando el Wall Street Journal reportó que WeWork tenía la intención de declararse en quiebra la siguiente semana. La decisión se produjo luego de que a inicios de mes no pudiera cumplir con el pago de intereses de sus deudas. Durante todo octubre la compañía buscó vender activos o renegociar contratos, pero no logró los montos necesarios.
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La reacción del mercado fue inmediata: el valor de sus acciones se desplomaron en más del 50% en solo tres días y el 2 de noviembre cada papel costaba US$1,11. En la misma fecha, un año atrás, una acción de la ‘coworking’ valía US$107,2.
Sin embargo, las oficinas vacías y la falta de confianza se anunciaban desde varios años atrás.
La empresa fue fundada como una ‘startup’ en el 2010 por Adam Neumann y Miguel McKelvey, en Nueva Jersey. Su mensaje era claro: proponerse como el futuro del sector, dinamizando la vida laboral a espacios de trabajo conjunto. Y tuvo éxito. En pocos años consiguió ingresos millonarios y expandió su operación a 39 países -incluyendo Perú, al que ingresó en 2019-.
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Sin embargo, a pesar de la aceptación inicial, la rentabilidad no fue perenne. En el 2019 los malos resultados llevaron a que los accionistas separen a Neumann del proyecto luego de que no confiaran en su plan para salir a la bolsa de valores. La empresa dio ese paso recién en el 2021, pero no logró cambiar la tendencia: desde hace un lustro sus gastos superaban largamente sus ingresos.
Según su reporte anual del 2022, WeWork tuvo pérdidas netas por US$2.034 millones en ese año; de US$4.439 en el 2021; y de US$3.129 millones en el 2020. El ‘revenue’, en cambio, solo ascendió a US$3.245 millones, US$2.570 millones y US$3.416 millones en cada uno de esos años.
A los malos resultados financieros se sumó la pandemia: la expansión del teletrabajo redujo la demanda por oficinas físicas. Con ello, la premisa de convocar a empresas emergentes para que compren espacios de ‘coworking’ también se vio mermada. Hasta diciembre del 2022, WeWork tenía 779 locaciones en 39 países, En 2020 tenía 865 propiedades.
Si bien la empresa anunció que su actividad comercial en diversos países no se vería afectada por las noticias, su transición de ‘startup’ prometedora a empresa sostenible desapareció del mapa.
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