Clorinda Matto de Turner (1852-1909) fue periodista, narradora y educadora. Una poblada quemó retratos de la escritora en Arequipa y Cusco; el arzobispo de Lima, don Manuel Antonio Bandini, condenó la lectura de la revista que ella dirigía como pecado gravísimo; y su novela "Aves sin nido" engrosó la lista de los libros prohibidos por la Iglesia católica. Su castellano andino fue objeto de parodias humorísticas, con tintes racistas, escritas por el académico Juan de Arona. Años después, los montoneros de Piérola y sus seguidores limeños atacaron su casa y quemaron su imprenta familiar y, de este modo, la obligaron a exiliarse. Pocos escritores peruanos pueden jactarse de haber cultivado tantos enemigos.
Clorinda fue un seudónimo literario asumido en reemplazo de su —según ella— poco afortunado nombre: Grimanesa. La escritura significó la posibilidad de irrumpir en el espacio público y en el debate de las ideas en Cusco, Arequipa, Lima, y Buenos Aires. Ardorosa defensora del general Cáceres y de la lengua quechua, anticlerical y promotora de la industrialización, el comercio y la reivindicación del indio. Concibió el progreso social íntimamente asociado a la plena educación de las mujeres y al continuo trabajo de las “obreras del pensamiento”. Formó parte de la primera generación de escritoras peruanas junto con Carolina Freire de Jaimes, Mercedes Cabello de Carbonera y Teresa González de Fanning, todas ellas provincianas, sin acceso a la educación universitaria, autodidactas.
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La temprana muerte de su esposo John Turner, médico y empresario inglés, y la ausencia de hijos le permitieron a Clorinda Matto una independencia y un radio de acción profesional excepcional en el campo de las letras. Fue jefa de redacción del diario arequipeño "La Bolsa" (1884-1885) y directora de "El Perú ilustrado" (1889-1891), la revista literaria más prestigiosa de su tiempo. Posteriormente, editó "Los Andes", una revista política quincenal que se publicaba en su propia imprenta (La Equitativa). El nombre se explica porque había un gran número de mujeres que trabajaban como tipógrafas, reporteras, escritoras y hasta repartidoras, circunstancia que mereció notas de asombro en Europa, como lo presentó la revista "La España artística" en 1892.
Clorinda Matto creó una red internacional de escritores americanos que se legitimaron y promovieron mediante estrategias que harían palidecer a las editoriales de hoy. Ciertamente, su obra fue más leída por críticos e historiadores que por el público general. "Aves sin nido" (1889) es un clásico de los programas de literatura latinoamericana en cualquier parte del mundo, pero su estética resuena hoy melodramática y ajena. Esta fractura se explica porque para ella la literatura sentimental y la compasión eran valores inherentes de la literatura, el texto debía producir efectos en el campo afectivo del lector, sus coordenadas estéticas coincidían con el "Werther", de Goethe; o "La cabaña del tío Tom", de Harriet Beecher Stowe. Las lágrimas constituían el lenguaje de la empatía y fortalecían los vínculos sociales y amorosos de sus personajes.
La narrativa breve de Matto fue clave en la transición de una literatura anclada en la educación y la moral a una radicalmente comprometida con la ficción. Ella escribió durante casi tres décadas tradiciones, leyendas y relatos, en códigos que abarcaban desde el Romanticismo hasta el modernismo. Sus tradiciones asignan al Cusco virreinal y a sus personajes un lugar relevante en el campo simbólico nacional. En las leyendas, desarrolló una intensidad lírica singular para recrear la Conquista en códigos sexuales. En sus mejores relatos, alcanza la unidad formal y la autonomía estética del cuento moderno.
Su producción novelística se concentra en seis años. Su tercera y última novela, Herencia (1895), bajo la sombra de la estética naturalista, articula mercado y sexo de una forma novedosa y crítica. La compra en los almacenes de la ciudad, escena primordial del capitalismo, permite que el narrador omnisciente establezca mediante digresiones valorativas que sus personajes Margarita y Lucía no sucumban a este hechizo. Sin embargo, estas mujeres virtuosas se configuran como mercancía para la mirada masculina, “buenas láminas”, “bellezas nuevas en el mercado del amor”. Aunque ellas escapan a la fantasía ideológica del mercado, quedan encerradas como potenciales mercancías en el mercado del deseo amoroso-sexual. La Lima de esta novela ofrece un frenético movimiento en diversos grupos sociales que consumen y gastan dinero sin cesar. Toda la ciudad es un gran almacén donde se compra cualquier cosa, y los objetos y los cuerpos que se exhiben en la vitrina urbana reflejan el deseo insaciable del consumo y los nuevos valores burgueses.
Leer la narrativa de Clorinda Matto no es solo un trabajo de arqueología literaria, sino una confrontación con un archivo de imágenes que nos muestran las primigenias promesas de emancipación de la modernidad y los monstruos más íntimos de nuestra sociedad, como el racismo, la violencia, el abuso sexual de los curas y las fantasías del capitalismo mercantil.