JUAN FÉLIX CORTÉS ESPINOSA
Conozco de cerca a Diego Miró Quesada Mejía; narrador peculiar, joven poeta que expresa poemas controversiales, y talentoso dramaturgo que he leído con especial interés. Su último libro de poesía: “De Dios, del hombre y de otros poemas” (Editorial Mesa Redonda, 2013) es una exploración personal de temas diversos.
Esta entrega es una obra que tiene dos secciones: la primera parte incluye 88 poemas breves y rotundos por sus mensajes y contenidos.
La característica de estos textos es cuestionar la divinidad desde la perspectiva de la naturaleza humana. Escribe con ironía y, posteriormente, con humor. Su poesía revela su sentir y la reflexión de su no religiosidad. Aquí advierto a un poeta que se desenvuelve con una escritura conceptual. Con asombro, vierte en su palabra poética sus afanes, sus búsquedas y sus preocupaciones sobre una temática que lo impulsa a escribir con marcada notoriedad.
Su poesía es contestaria a una tradición imperante en cuanto a una religiosidad no necesariamente particular. Utiliza un lenguaje directo y descarnado, manifiesta sus ideas más que sus sentimientos y emociones, se compromete con una poesía singular que nace de su temperamento crítico y de su creatividad como búsqueda y no como hallazgo.
En sus poemas enlaza el humor innato con su propio estilo. Es una poesía fresca y diferente a otras publicaciones. Esta poesía deliberadamente elaborada constituye una preocupación constante, negando a propósito el sentido de la divinidad en la prolongación del hombre creyente que tiene una fe en su diario vivir. El poeta se embarca en su propia aventura del lenguaje para encontrar una salida individual.
En todos sus poemas encuentro una comunicación preocupante porque hace uso de su argumento que trata de resolver; no es un creyente, pero va en busca de la verdad posesionándose en una actitud irreverente. Para el poeta es importante desnudarse con su palabra sincera, es dinámico, es inquieto, y medita sobre Dios y el hombre; los coloca en su respectivo quehacer, busca una respuesta a través de su coloquio existencial.
Es una poesía que invita a solidarizarse con su mundo caótico y conceptual.
El hombre en esta poesía está vinculado, diría, comprometido con una conducta religiosa, tal vez impuesta o aceptada según el libre albedrío del creyente.
En esta parte del libro, advierto un creyente en ciernes y lo que más llama la atención es su desenfado y trae a la divinidad, a su mismo nivel, dialoga, comenta, expresa contenidos que nos impactan por la solidez de su inquietud estrictamente humana.
El poeta nos deja un mensaje íntimo, un recorrido personal. Demuestra su autonomía y busca sin duda alguna la verdad, la historia cierta, sus poemas en esta parte del libro, son sustanciales, parten con firmeza y llegan con luz propia. Para el poeta no es fácil escribir sobre Dios, si este es un ser omnipotente, nuestro poeta trata de encontrar las razones y la verdad, aunque para ello se vislumbre un tono de incredulidad.
Dios y el hombre es un binomio que tiene que existir para dar luces a través de las experiencias reconocidas como válidas.
Esta parte de la obra poética es crucial para entender al poeta en su exacta dimensión, como hombre y como creador de la palabra diferente.
En la segunda parte: “De otros poemas”, Diego Miró Quesada Mejía recurre a la historia, a la condición humana, al compromiso social con los marginados a sus experiencias, a sus conceptos que lo hacen original, lúcido y atento, emplea un lenguaje que lo ayuda a expulsar lo que verdaderamente siente, es un poeta crítico del entorno, de la estupidez, de la gente, y, por supuesto, de la sabiduría y del conocimiento del hombre probo, no es desleal a sus principios, vive interiormente en su propia residencia que ha construido.
Es una poesía reflexiva, sincera y oportuna para deshacer la improvisación de una escritura falsa y frívola; en sus poemas ha impuesto su autenticidad y por ello puede gustar a unos lectores y a otros no.
Sus poemas están marcados para que perduren, en sí. Con paciencia escribe sus textos, le da importancia a su soledad, a su infancia, rescata lo mejor de sus relaciones familiares.
Existe para vivir y viceversa, su literatura se encuadra en el ámbito del absurdo, trata de resolver su problemática a través de sus textos.
El poeta sabe que no tiene otra opción que escribir y publicar. Con el tiempo encontrará el sueño prometido, la confianza literaria que jamás ha pedido.