Eran los últimos meses del 2002 cuando Reid Hoffman, un inversionista tecnológico de Silicon Valley y exdirectivo de PayPal, no tuvo mejor idea que concebir una plataforma que pusiera en contacto a profesionales y empleadores, eso que tanta falta hacía en el ya globalizado inicio del siglo XXI. Hoy puede parecer obvio, pero en ese mundo anterior a Facebook, pensar en una red de networking era como traer el futuro a casa. Y Hoffman había pensado en ello desde sus tiempos en la universidad, en Stanford, hasta que por fin pudo convencer a un grupo de amigos y colegas —Allen Blue, Konstantin Guericke, Eric Ly y Jean-Luc Vaillan— para sacar adelante el proyecto.
Así, el 5 de mayo del 2003, sin mayores aspavientos, fue lanzada oficialmente LindedIn con el lema “Relationships matter” (Las relaciones importan). Como Hoffman ha dicho en blogs y entrevistas, su objetivo era “crear un impacto global”. Luego, publicó un libro, cuyo título resume mejor la idea de LinkedIn: “El mejor negocio eres tú”.
En el 2004, la red de contactos profesionales llegó a su primer millón de usuarios. En el 2005 se creó LinkedIn Jobs y la versión premium y tres años más tarde se lanzó la versión en español. La cumbre fue alcanzada en el 2011 cuando LinkedIn comenzó a cotizar en la bolsa de Nueva York. Las acciones se dispararon en más de 120% y entonces empezó a ser vista con apetito por gigantes tecnológicos como Microsoft que la terminó comprando en el 2016. ¿Cuál fue la clave de esta meteórica historia?
La marca personal
“LinkedIn se presenta hoy como una plataforma hecha para desarrollar y presentar tu marca personal y laboral y eso está directamente relacionado con el concepto de empleabilidad, con la idea de mantenernos atractivos y vigentes para el mundo del trabajo”, dice Paloma Martínez-Hague, quien es especialista en gestión de personas y profesora de la Universidad Católica.
“LinkedIn no es un lugar donde tú cuelgas tu CV —precisa—, como pueden ser otros portales de empleo, sino una red social profesional en la que presentamos nuestros intereses y logros. Es decir, en la que construimos esa imagen profesional que queremos proyectar al mundo”.
En ese aspecto, la plataforma resulta imprescindible para los procesos de reclutamiento de las empresas, para pescar eso que Martínez-Hague llama “piscinas de talento”. “Si tú entras a mi perfil en LinkedIn —cuenta— verás que está muy orientado a mi trabajo como profesora e investigadora… Yo no estoy buscando trabajo; sin embargo, si alguien quiere hacer un curso, un taller, una consultoría, etcétera, esa información de mi perfil puede resultarle útil y me genera una relación laboral”.
“LinkedIn específicamente es una red que tiene dos enfoques: uno a nivel profesional y otro a nivel empresas y cada uno tiene su propia identidad”, afirma Rafael Cedano, jefe nacional de marketing en Tecsup. “En lo profesional —añade— es una vitrina que te permite lograr ciertos objetivos, ya sea de inserción laboral y de capacitaciones; y a nivel de empresas, permite hacer búsquedas, investigar, segmentar perfiles según rasgos y carreras, y encontrar proveedores a través de ese networking que ofrece la plataforma”.
Lo más destacado, según Cedano, es la enorme visibilidad que ofrece la red, lo que permite la conexión con profesionales de todos los rubros posibles, más allá de fronteras y barreras presenciales. Y en un universo laboral cada vez más complejo, en el que prevalecen los trabajos híbridos, remotos y guiados por la tecnología; los empleos freelance o generados por emprendimientos, resulta clave la conexión entre personas y empresas, y ahí LinkedIn se impone con sus más de 900 millones de usuarios en el mundo, de los cuales 141 corresponden a Latinoamérica. Un número que crece a razón de tres nuevos miembros por segundo.
Consejos para potenciar tu perfil en LinkedIn
Paloma Martínez-Hague, experta en Gestión de Personas
- ”Mi primer consejo es que este es un espacio de construcción de tu marca personal. Por lo tanto, lo primero es decidir cuál es la marca que quieres proyectar. Tenemos que empezar con el nombre: alguien puede incluir que es doctor o máster y otro puede poner un diminutivo o un nickname. Lo importante es que esa sea una decisión relacionada con lo que se busca profesionalmente. Si yo quiero moverme en un mundo de abogados, por ejemplo, voy a tener que construir un perfil mucho más formal; pero si soy profesor universitario de pregrado, puedo ser un poco más informal. Entonces, la foto y el nombre dependen del perfil que quieras construir”.
- ”Debemos aprovechar todos los recursos que ofrece la plataforma. Ya no podemos poner solo una foto, sino tenemos la oportunidad de poner un pequeño vídeo de presentación, o un audio que puede hacer a nuestro perfil más distintivo”.
- ”Hay que pensar siempre en lo que queremos proyectar: si quieres proyectar creatividad, si quieres proyectar ciencia, si quieres proyectar conocimiento, si quieres proyectar color, cada objetivo determinará una presentación distinta”.
- ”No copies y pegues lo que pones en tu CV, mejor comunica lo que quieres decir. En tu presentación cuenta una historia. Pueden ser cosas sencillas, pero estimulantes”.
- ”Proyecta quien eres en realidad. Si tienes un tatuaje o un piercing no lo ocultes. Si la gente se interesa por ti tiene que saber quién eres”.
Rafael Cedano, jefe nacional de marketing en Tecsup
- ”Debes partir de la visibilidad que generas, pensar que te están mirando. Dentro de esa lógica elegir la foto adecuada y escribir de manera alturada la información que ofreces. LinkedIn está hecho para mantener ciertos estándares laborales y aunque no debes perder tu esencia o tu forma de ser, sí debes moderar el lenguaje que usas”.
- ”Es recomendable que generes contenido continuamente de los temas que dominas, mostrar tus capacitaciones y tener siempre actualizada tu hoja de vida”.
- ”Piensa en que tú eres una marca, una imagen, y lo que tienes que hacer es velar porque esa visión que tienen de ti sea positiva y que tu aporte a la sociedad sea relevante. De esta manera, las empresas te van a ver como un referente”.
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