De la editora central: Homenaje al Caballero de los Mares
De la editora central: Homenaje al Caballero de los Mares
Redacción EC

MARTHA MEIER MIRÓ QUESADA

Editora central

Cuando uno mira alrededor y luego recuerda a quedan algunas sensaciones extrañas. ¿Dónde quedaron los peruanos de esa fibra? ¿El futuro del Perú se nos quedó acaso en el pasado? ¿La descomposición actual es pasajera o está aquí para quedarse y empeorar?

Grau es una de las figuras más ejemplares en esa lista de peruanos y peruanas notables que no se ha escrito aún, gente que dejó una estela de decencia y esperanza, una huella que seguir.

Ese hombre debiera ser la luz guía de las nuevas generaciones que tendrán la ardua tarea de intentar reconstruir nuestra patria. A estas alturas pareciera que la “P” de Perú es de pantano, de podredumbre, de pus. El Perú promesa de Basadre es un barracón de corruptelas, mediocridad, componendas, repartijas, mentiras y caradurismo, gracias a unos “padres de la patria” (que ni a malos padrastros llegan). 

Miguel Grau se ganó a pulso su título de “Caballero de los Mares”, entre otras cosas porque jamás hizo escarnio del enemigo caído, respetó la vida del vencido, salvó de una muerte segura a los chilenos náufragos del “Esmeralda” y hasta tuvo el gesto de entregar los restos de los soldados enemigos a sus familias en Chile. Un hombre que supo guardar las formas hasta en la guerra y que fue bondadoso y respetuoso hasta con el enemigo. Cumplió su misión con valentía y honor, sin odio al enemigo y más bien con gran amor por su patria, la nuestra.

Cuando en 1872 los cachaquitos hermanos Gutiérrez (mismos Humala) se alzaron contra el presidente José Balta, Grau no tardó en alzar su voz de protesta y llamar a restablecer el orden democrático. Además de gran marino fue un político decente (algo que parece un oxímoron en el Perú del siglo XXI). Su actuación en el Congreso, además, fue digna, responsable y coherente  (ni lo comparemos con esas alimañas que hoy pululan en ese recinto porque terminaremos llorando inconsolablemente). Su vida refleja los valores que tanta falta hacen en estos tiempos.

En esta edición el historiador Raúl Mendoza Cánepa, nos habla de la vigencia del mensaje que transmite la vida del hombre que en el 2000 fue elegido, por una abrumadora mayoría, como el Peruano del Milenio. 

Está claro que necesitamos otros muchos Grau para que llegar a buen puerto con esta zigzagueante y trajinada nave llamada Perú.

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