Hay-on-Wye es un pueblito oculto entre los campos de Gales. No tiene más de 2.000 habitantes y es conocido como la ciudad de los libros por sus más de 30 librerías. Ahí nació hace 32 años un festival ideado y promovido por Peter Florence, un joven actor de teatro que un buen día se animó a organizar una serie de charlas, con amigos escritores y artistas, bajo una carpa en el jardín de un pub local y en el patio de la Legión Británica. Ese fue el inicio de un proyecto sin fines de lucro que ha ido creciendo año tras año, y que ahora se realiza en ciudades tan diversas como Segovia, Cartagena, Medellín, Querétaro, Gales y Arequipa.
Florence cuenta por qué se eligió a Arequipa como sede del festival en el Perú y qué expectativas tiene en esta quinta edición en la Ciudad Blanca.
¿Qué conocía del Perú y específicamente de Arequipa antes de elegir esta ciudad como sede del Hay Festival en el Perú?
Llegamos a Arequipa porque Mario Vargas Llosa quería compartir con todos nosotros las maravillas que ofrecía su ciudad natal. Él ha participado en todos nuestros festivales alrededor del mundo y ha tenido comentarios muy generosos sobre esta comunidad del Hay Festival. Anteriormente hemos realizado eventos satélite en Cusco y este año estaremos dos días en Moquegua y uno en Ayacucho.
Cinco años después del primer Hay en Arequipa, ¿cómo ha visto transformarse la ciudad a la luz del Festival? ¿Cómo la imagina cuando se cumpla la primera década?
La audiencia ha logrado conectarse con el festival desde el primer año. Esta relación ha venido fortaleciéndose durante los últimos cinco años y ha generado que los escritores que participan del evento recalquen la conexión que se ha creado con los arequipeños. Ese ambiente propicia un extraordinario ambiente de bienvenida para todos los participantes.
¿Cómo se traduce el espíritu de cada ciudad en el festival?
Es una energía única. La predisposición para compartir historias es muy especial y en el caso de Arequipa el vínculo con la cultura local es excepcionalmente poderoso.
¿Cuál diría que es el hilo conductor de los Hay que se realizan en distintas ciudades del mundo?
Yo creo que la curiosidad y el deseo de compartir nuevas historias. Eso es tan importante aquí en Arequipa como lo es en las playas de Kerala, en las librerías de piedra de Abu Dabi y en los campos verdes en Gales.
Es un reto renovar el festival cada año y en cada ciudad en la que se realiza ¿cómo se maneja la logística para sostener una organización tan grande?
Es una producción enorme. Esto es como organizar una enorme fiesta de boda cada año. La emoción de organizarlo se refleja en el magnífico trabajo que han venido realizando.
¿Hay nuevas ciudades en la mira ahora para sumar una nueva sede al Hay?
En 2020 tendremos por primera vez festivales en Abu Dabi (Emiratos Árabes Unidos) y en Rijeka (Croacia). Los nombres de las nuevas ciudades en las que se llevarán a cabo los festivales se anunciarán en el verano. Deseamos trabajar más en el Medio Oriente y en África.
El Perú, un país con más de 32 millones de habitantes, tiene lamentablemente los índices de lectura más bajos de la región, ¿de qué manera el festival puede ayudar a incrementar el interés por los libros?
Yo creo que necesitamos captar a potenciales lectores con buenos libros y el Hay es una manera de iniciar esa relación. La mejor forma de propiciar el gusto por la lectura es fomentando esta actividad con los niños y sus padres. Creo que nos iremos concentrando más en esa idea a medida que el festival vaya creciendo.
¿Qué cree que diferencia al Hay Festival de las ferias de libros y otros eventos culturales?
Yo creo que en todos lados la gente adora las historias. Los Hay Festival que realizamos son exitosos porque lo convertimos en una celebración, pero creo que alrededor del mundo hay cientos de grandes festivales, y creo también que Arequipa es una de las ciudades más atractivas para realizar uno.
¿Cómo organizan los equipos en cada país y cuánta gente trabaja en el festival?
Somos un equipo permanente de 20 personas y otros cientos que se unen para lograr que los festivales sean posibles. Además, existen otros miles de lectores y organizadores que consiguen que esta magia se vuelva real.