“Barbara (y Jim)”, uno de los programas británicos de comedia más innovadores que produjo la BBC en la década del sesenta, fue pionero en retratar asuntos como las diferencias políticas y socioculturales entre Londres y el norte de Inglaterra, o la libertad sexual. “Barbara (y Jim)” jamás existió, al menos no fuera de las páginas de “Funny Girl”, la nueva novela de Nick Hornby, la cual hila (sin que el zurcido sea evidente) esta serie de ficción en el trasfondo de una documentada historia de las comedias televisivas británicas de la época.
La narrativa sigue a los guionistas Bill y Tony, al productor Dennis y a los actores Clive y Barbara/Sophie durante la producción de “Barbara (y Jim)”. Si bien la narración se concentra en Sophie, una bella y astuta joven de Blackpool (norte de Inglaterra) sin formación actoral, una prosa ligera —cargada de ingeniosas comparaciones, divertidos diálogos, juegos de palabra y referencias a la cultura pop— salta de forma casi imperceptible entre los puntos de vista de cada uno de nuestros protagonistas, con un ritmo fresco y ágil.
Esa frescura, por supuesto, no implica que “Funny Girl” no sea un texto provocador: la tensión entre ‘alta’ y ‘baja cultura’ (el productor, Dennis, es egresado de Cambridge y uno de los guionistas, Bill, tiene aspiraciones literarias) se explora ridiculizando las posturas elitistas y revalorizando el papel de los medios masivos como espacio no solo de entretenimiento, sino también de exploración de problemáticas sociales.
No por ello dejan de señalarse las dificultades de la producción para medios masivos: la atenuación de la línea que separa la realidad de la ficción, y la incapacidad de reconciliar el gusto del público con las propias búsquedas estéticas son puntos de tensión que dotan de mayor gravedad al texto, sin entorpecerlo. “Funny Girl” es un libro entretenido, que nos invita a reconocer la trivialidad de ciertos productos de la Cultura (en mayúsculas) y el valor que puede tener la programación de la caja boba. Prendamos la tele.