La más memorable obra de Víctor Hugo

RAÚL MENDOZA CÁNEPA

Víctor Hugo moría un día como hoy, legando su descomunal obra en la que destacan novelas como "Los Miserables", "Los trabajadores del mar", "El hombre que rie". En el drama: "Hernani", "Cromwell", entre otros; además de su poesía.  Sin embargo, toda la luz de su genio fue depositada en su novela cumbre: "Los miserables".

En esta novela, Jean Valjean encarna la misericordia que se expresa en sus múltiples sacrificios por los demás.  Envilecido por las vejaciones de su prisión, el liberado se muestra al principio como un ser embrutecido, librado a sus instintos. Roba y golpea al sacerdote que lo acoge. Es capturado pronto, pero el religioso perdona su falta. Más aún, ante su estupor, le obsequia todo lo robado. Desde entonces, Valjean abrazará el bien por encima de todo.

Fantine será la primera beneficiaria de su piedad. Desprovista de empleo, buscará con exasperación agenciarse de algún dinero que le permita sostener a Cosette. Esta vive con los perversos Thenardier, que reclaman más recursos a la crispada madre. Acorralada, vende sus cabellos y sus dientes incisivos. Tuberculosa, débil, ahogada por la tos, es rescatada por Valjean. Este se compromete a ir en rescate de Cosette, hasta que el ubicuo Javert le sale al frente.

El inspector Javert es uno de los personajes literarios más fascinantes de la historia,  en él  no median matices. La letra de la norma es un imperativo que no admite negociaciones. Su madre había sido una prostituta y su padre un ladrón. Tales manchas operan como un estigma que el correcto policía no logra superar sino a través de la negación. La vergüenza le impele a optar por una posición distante, la de un heraldo de la moralidad y la ley. 

Al contrario de lo que se suele creer, Javert no es un personaje maléfico o un villano. Es apenas un servidor público guiado férrea y neuróticamente por un único principio. No hay refutación frente a la ley, esta se cumple sin excepciones. El inspector sigue la línea recta como un obseso.  Valjean lo desconcierta. No logra comprender su bondad. 

Así como Cervantes alumbró una de las cimas de las letras universales con el Quijote, Víctor Hugo hizo lo mismo, aportando a la literatura durante un convulso período de la historia francesa.