El Plan Selva: Aulas para armar
El Plan Selva: Aulas para armar
Jorge Paredes Laos

Las aulas llegan por piezas. Prefabricadas y listas para armar. Módulos versátiles y flexibles de madera que, como un rompecabezas en 3D, son montados sobre una estructura de metal, de acuerdo a las necesidades y requerimientos de los centros educativos más remotos de nuestra Amazonía. Esos colegios a los que se llega solo por río a través de viajes interminables. En esas comunidades donde ir a la escuela es toda una hazaña. Una lucha constante contra la lluvia que lo inunda todo, contra el viento que arranca los techos de calaminas de precarios locales, y contra una educación pensada más para la costa y no para realidades tan extremas y multiculturales como las de la Amazonía, donde, por ejemplo, se hablan 44 de las 47 lenguas nativas existentes en el país. Según el Censo Nacional de Infraestructura Educativa del 2013, de un total de 15.176 locales escolares en esta región, más del 50% debían renovarse. Y más aún, no existe información sobre otras 4.000 escuelas de las zonas rurales, donde se ubican las poblaciones más vulnerables. 
    Para contrarrestar esta realidad el Ministerio de Educación creó hace más de un año el Plan Selva, una estrategia de alto impacto para intervenir en esta región tan vasta como relegada a través de cuatro líneas de acción: aprendizaje, docencia, modernización de la gestión e infraestructura. 
    En este último punto, el objetivo era reducir la brecha existente en las zonas rurales amazónicas en cuanto a construcciones educativas. Para ello se diseñó un novedoso Sistema Prefabricado Modular para atender en diferentes escalas los requerimientos de estos colegios. 

— Kits de infraestructura —
Según explica Elizabeth Añaños, quien dirigió el equipo de arquitectos que ejecutó el plan a través del Programa Nacional de Infraestructura Educativa del Ministerio de Educación, se desarrolló un sistema modular escalable, flexible y sobre todo versátil para atender las necesidades de estos centros ubicados en lugares remotos, de difícil acceso y con climas extremos. 
    “El sistema puede reemplazar completamente los colegios o ampliar la capacidad de los mismos a través de aulas nuevas, laboratorios, salas de usos múltiples, bibliotecas, mediatecas, áreas de recreación y otros ambientes, como cocinas, comedores o residencias para alumnos o espacios temporales para docentes”, dice Añaños. Ella explica que “los colegios se arman con uno o varios kits de infraestructura, que incluye el módulo prefabricado, el mobiliario, el equipamiento y sistemas alternativos de agua y saneamiento, de acuerdo al requerimiento de cada local”. 
    El resultado son espacios amplios, ventilados y compuestos por un sistema mixto de metal y madera, con techos de paneles termoacústicos que protegen a los alumnos y profesores de la radiación solar y de las precipitaciones extremas, uno de los grandes problemas de esta región. En cuanto al piso, este se eleva sobre el terreno natural para resguardar la superficie útil de la humedad de suelo y de las inundaciones, desbordes o crecimiento de los ríos. 
    La prioridad de estas aulas es la educación pero, debido a sus equipamientos complementarios, las escuelas del Plan Selva, de acuerdo a las consideraciones de cada autoridad educativa, podrían tener un uso secundario para la población de cada lugar. “Todo esto cambia y dignifica la experiencia educativa del niño y del profesor, y estos colegios se pueden convertir en lugares esenciales para la vida comunitaria”, afirma Añaños. 

— Una nueva experiencia —
Por las condiciones de nuestra Amazonía la ejecución del plan y la instalación de los módulos no ha sido tarea fácil. Después de un año de trabajo, se están por entregar los 84 kits de infraestructura en diez locales escolares de Loreto, Madre de Dios, Ucayali, San Martín, Junín y el Vraem. Y se encuentran en proceso de convocatoria otros 166 kits de infraestructura para 69 locales más ubicados en sitios tan remotos como Datem del Marañón, en Loreto; y Purús, en Ucayali.
    Llegar hasta ahí ha sido toda una aventura. Por ejemplo, para arribar a Purús el equipo tuvo que tomar una avioneta en la ciudad de Pucallpa y después seguir por río hasta la comunidad. “Tenemos una deuda enorme con estas comunidades para que tengan las mismas oportunidades que otras regiones del país”, reflexiona Añaños. 
    Resulta por ello valioso que el trabajo interdisciplinario de este equipo humano haya cobrado mayor visibilidad y relevancia debido a la acción de dos curadores —Sandra Barclay y Jean Pierre Crousse— que transformaron el Plan Selva en una muestra de arquitectura, en una exposición que representará al Perú en la próxima Bienal de Venecia.

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