En medio de esa extensa narrativa sobre el período de violencia, han destacado tres obras que tienen en común no solo un merecido éxito editorial, sino también la búsqueda por diluir las fronteras entre víctimas y victimarios, entre inocentes y monstruos: Los rendidos, de José Carlos Agüero; La sangre de la aurora, de Claudia Salazar; y Memorias de un soldado desconocido, de Lurgio Gavilán. Esa cualidad común le sirve de punto de partida a Juan Carlos Ubilluz para escribir Sobre héroes y víctimas. Ensayos para superar la memoria del conflicto armado, un texto que busca salir de eso que el autor califica como “el giro ético”, es decir, todo aquello que “suspende la utopía”, “la dimensión del héroe”, y genera parálisis o silencio ante el dolor sufrido.
Ubilluz establece dos momentos del giro ético en el Perú: el primero, cuando se representa víctimas químicamente puras y se crea la figura del campesino “atrapado entre dos fuegos”, y, después, cuando asoma el binomio víctima-victimario: “En este segundo tiempo —dice—, el énfasis en el ser humano que sufre conduce al esfuerzo humanitario para detener ese dolor”.
Y ahí se inscriben, con matices distintos, las obras de Agüero, Salazar y Gavilán. En su opinión, es Agüero quien más representa el giro ético a partir de su biografía excepcional: en Los rendidos, el escritor alude a sus padres senderistas en esa doble condición de víctimas y victimarios. “Su escritura me parece valiosa, interesante y vanguardista, en el mejor sentido de la palabra, pero, en él, lo que queda —hasta donde llega su obra— es básicamente el silencio de los muertos. Es decir, si dentro de la memoria marxista, la muerte genera la rabia necesaria para un nuevo proceso de emancipación, lo que Agüero propone más bien es dejar que el silencio irrumpa y desde ahí algo nuevo podrá surgir. Es una posición deconstruccionista, pero también muy marcada por la melancolía”, refiere Ubilluz.
Nuevas utopías
En La sangre de la aurora, de Claudia Salazar, el ensayista encuentra matices. Si, en la primera parte, el grupo terrorista es percibido como afín al proyecto emancipador de la mujer, el ideal se derrumba con las atrocidades cometidas contra las tres protagonistas de la novela: una campesina, una mujer que abraza el proyecto senderista y una fotógrafa blanca de clase social privilegiada. “Lo que me parece interesante —señala Ubilluz— tiene que ver con ese dar cuenta del misticismo político de Sendero y cómo en las mujeres senderistas hay una especie de entrega mística con el líder, similar a la de santa Teresa con Dios. La apuesta de la novela es cancelar este misticismo político y sugerir que la verdadera emancipación femenina tendría que ver con lo que Salazar llama “el nudo líquido”, es decir, la subjetividad masculina, sólida y apresadora, anulada por lo que más conviene a la mujer: la indeterminación de la sexualidad lésbica”.
Ubilluz es doctor en Literatura comparada en la Universidad de Texas y profesor auxiliar en la Universidad de San Marcos. Para el autor, Gavilán es el que más trasciende el giro ético. “A pesar de que estuvo en Sendero y en el Ejército, después fue franciscano y, finalmente, miembro de la Academia, el color que lo domina es el rojo. Es el mundo académico y cultural, más bien, el que ha tratado de introducirlo en el giro ético, cuando él sigue sosteniendo el ideal comunista por la vía de la paz”, dice.
En un escenario cada vez más distópico, lo que Ubilluz busca —guiado por la crítica de estas obras y el pensamiento de Lacan, Alain Badiou, entre otros— es construir una nueva estética de lo sublime, utopías desde nuevos frentes como el ecologismo, en otras palabras, nuevas subjetividades que imaginen (adviertan) otros mundos posibles más allá de los paralizantes fantasmas del pasado.
Sobre héroes y víctimas. Ensayos para superar la memoria del conflicto armado ha sido publicada por Taurus en versión e-book.
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