Un recuerdo del creador de "El Padrino" a 15 años de su muerte
Un recuerdo del creador de "El Padrino" a 15 años de su muerte
Redacción EC

Enrique Sánchez Hernani

Convertido en una leyenda, célebre y lleno de dinero, el hijo de inmigrantes italianos pobres, Mario Puzo, falleció hace 15 años. Su célebre novela “El Padrino” le trajo fama y al parece también algunos problemas como la sospecha de que usó el libro para cargarle la tinta a presuntos colaboradores de la mafia. Eso, al parecer, era lo que creía Frank Sinatra.

Cuenta la leyenda que cierta vez, cuando la película sobre la novela ya era celebérrima, Sinatra entró furibundo en un pequeño restaurante de Manhattan con un revólver calibre 38 en la pretina del pantalón. Seguido por un par de amigos que pretendían atajarlo, se dirigió a una mesa donde Puzo daba cuenta de un filete a medio cocer.

Con gesto alterado, le espetó al escritor: “¿Te ayudó el FBI a escribir el maldito libro?”. Para suerte de Puzo, los amigos de La Voz pudieron sacarlo en vilo antes de que la cosa pasara a mayores. Al parecer, Sinatra creía que uno de los personajes del novelista, el cantante Jhonny Fontane, convertido en actor gracias al padrinazgo de la mafia, se le parecía sospechosamente.

Puzo, cuya obra novelística reposa mayormente en los trasiegos del crimen organizado, era tildado como “el novelista de la mafia”. Lo curioso es que, según declaró él mismo, nunca tuvo mayor contacto con la cosa nostra. Pero su obra daba la impresión de lo contrario: a “El Padrino” le siguieron “Los tontos mueren”, “El siciliano”, “La cuarta K”, “El último Don” y “Omertá”, todas sobre el mismo asunto.

UNA FAMA RÁPIDA

Los padres de Puzo (Manhattan, 1920-Bay Shore, N.Y., 1999), analfabetos, migraron de Italia a un barrio pobre de Nueva York llamado “la cocina del infierno”. Su madre tuvo seis hijos pero siempre se daba tiempo para cocinar una pasta deliciosa. Cuando Puzo le dijo que quería ser escritor, esta se llevó una gran decepción.

Antes de “El Padrino”, el autor escribió otras dos novelas con poco éxito. Hasta que al hallarse con un productor literario, este le sugirió que escribiese algo sobre la mafia. El consejo fue providencial. “El Padrino” (1969) llegó a ser un súper ventas y se mantuvo 67 semanas como el libro más vendido en la lista de The New York Times. La versión que luego se hizo para el cine, en 1972, dirigida por Francis Ford Coppola, recaudó tres Oscar, incluido el de mejor guión, donde Puzo fue coautor. Luego se harían dos partes más, con igual éxito.

Como la novela ya era muy conocida antes de la película, Joseph Colombo, uno de los capos de la mafia neoyorkina, trató de detener la filmación. Se valió del control de un sindicato, el Teamsters, y de dos bombas que no causaron heridos. Exigía que no se identificara el crimen organizado con la comunidad italiana ni que se mencionara la palabra mafia en el filme. Eso se cumplió.

MÚSICA DE BODAS Y BAUTIZOS

Para el avant premiere, la productora excluyó cuidadosamente a cualquier personaje de la Cosa Nostra real entre los invitados, pero estos tuvieron su propia función privada. Tal fue la difusión del filme, que en los bajos fondos se adoptó el término “padrino” y se usaba la música del filme para bodas y bautizos.

Ya millonario, Puzo se dedicó a seguir escribiendo, a jugar tenis y a apostar ocasionalmente en los casinos de Las Vegas, afición que le venía de antiguo y que, dijo él, le había servido para moldear sus personajes de “El Padrino”. Por eso, cuando la prensa insistía en que revelara sus negados vínculos con la mafia, Puzo decía que de ser así “jamás habría tenido que escribir”.

A sus 78 años, cuando estaba escribiendo el guión de la cuarta parte de “El Padrino”, murió en su bella casa de Long Island. En 1991 ya había sufrido un ataque cardiaco previo, pero solo esta vez la parca vino a reclamarlo.

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