El sábado 15 de agosto de 1925, los lectores de El Comercio se sorprendieron con un artículo publicado a tres columnas, en la página seis, entre noticias culturales (un suelto destacaba, por ejemplo, la presencia del poeta José Santos Chocano en un programa radial), y cables llegados del exterior. El texto en cuestión llevaba por título “Un escritor original: James Joyce”, estaba firmado con la abreviatura AMQS, y daba cuenta por primera vez en nuestro medio de la novela Ulises y de su autor irlandés, ambos casi desconocidos para los lectores peruanos. El libro había sido publicado tres años antes en París, por la pequeña editorial Shakespeare & Co., pero había sido objeto de censuras y condenas por el puritanismo en Estados Unidos y Europa debido a sus pasajes chocantes y sus severas críticas al colonialismo inglés.
Esta circulación accidentada había hecho que la novela tuviera feroces críticos, pero también fervientes adeptos, quienes estaban seguros de su importancia y trascendencia. En América Latina, a excepción de un artículo de Jorge Luis Borges y su traducción de la última página de Ulises, en la revista Proa, en enero del mismo año 1925, nadie se había ocupado del tema.
Texto original de AMQS sobre "Ulises"
¿Cómo así un joven peruano de 18 años tuvo acceso a la novela y decidió escribir un comentario sobre ella? El propio Aurelio Miró Quesada Sosa lo cuenta en el libro Entre tinta y papel (1997): “Tuve la suerte de ofrecer un artículo que iba firmado mas no con nombre; hice algo intermedio: puesto que no quería un seudónimo, porque no me gustaban, ni tenía la vanidad para mi juventud de poner mi nombre completo, entonces puse solo las iniciales ‘AMQS’. Todos los artículos de entonces han quedado así; el primero fue sobre James Joyce, que, entiendo, apenas se conocía aquí. Escribí ese artículo en El Comercio y después siguieron muchos otros, alguno sobre Cocteau. Porque yo, que soy audodidacta en francés, tenía conexiones con librerías de Francia que me enviaban libros y periódicos”.
Al año siguiente, en 1926, Miró Quesada partiría a Europa y tomaría contacto con la vida parisina marcada por los distintos movimientos de vanguardia. Será en esta época, también, en la que el joven periodista se hará cargo en El Comercio de una página cultural memorable llamada “Arte, Ciencias, Letras”. En ella colaboraba un bisoño historiador Jorge Basadre y el gran poeta César Vallejo.
Se alista publicación. Revuelta Editores y la Academia Peruana de la Lengua publicarán este año un libro, editado por Paolo de Lima, con notas suyas y un prólogo, que reúne los asedios críticos que autores peruanos han dedicado a Ulises. Ahí se destacará el inaugural artículo de Aurelio Miró Quesada Sosa, así como otros de José Carlos Mariátegui, Víctor Llona, Carlos E. Zavaleta, Gregorio Martínez, Luis Loayza, Julio Ortega, Ricardo González Vigil, Mario Vargas Llosa, Miguel Gutiérrez y Yolanda Westphalen.
Artículos pioneros
El profesor y académico Paolo de Lima es uno de los grandes conocedores en el Perú de la obra Joyce, y particularmente de Ulises. Él tuvo conocimiento del artículo de Miró Quesada gracias al crítico Ricardo González Vigil y al escritor Carlos Eduardo Zavaleta. El primero lo menciona en el primer tomo del Libro en homenaje a Aurelio Miró Quesada Sosa (1987) y el segundo señala en El gozo de las letras (1997) que se trata del “primer artículo peruano sobre Joyce, demostrando conocer bien Ulises”.
“El texto de Aurelio Miró Quesada —comenta de Lima— es gratamente sorprendente por las afirmaciones y argumentos expresados, que actualmente forman parte de lo comúnmente aceptado para referirse a la obra del autor irlandés. En el inicio, destaca la ‘admiración y entusiasmo’ con los que el estudioso español Antonio Marichalar (en la Revista de Occidente en 1924) y el francés Valery Larbaud (en La Nouvelle Revue Française en 1925) abordaron esta novela y la obra de Joyce en general”.
Al contextualizar, lo afirmado por Miró Quesada, de Lima apunta que Larbaud había ofrecido una célebre conferencia inicial sobre Ulises el 7 de diciembre de 1921 (cuando la novela ya se encontraba en proceso de impresión), en la que trazó los paralelismos entre esta y la Odisea. Luego, en abril de 1922, había publicado el artículo “James Joyce” en la misma Nouvelle Revue Française. Como señala Miró Quesada, en su artículo, Larbaud consiguió “despertar un interés entusiasta y marcado por la obra de Joyce, cuya existencia ha revelado a todo un público”. Entre estos primeros lectores de Ulises, el joven periodista peruano destacaba también a T. S. Eliot, quien, en 1923, en la revista estadounidense The Dial, había publicado otro texto ahora clásico sobre el libro: “Ulises, orden y mito”.
La originalidad y el humor
En opinión de Paolo de Lima, Miró Quesada, en su artículo de 1925, desarrolla de manera visionaria cuatro aspectos centrales de Ulises: el concepto de originalidad, la técnica del monólogo interior, el carácter excéntrico del arte joyceano y el ingrediente del humor. “Respecto al primer punto —dice de Lima—, Miró Quesada resalta, con notable lucidez, el carácter dinámico e intertextual de la obra de Joyce, y destaca su ‘verismo acabado’, pues escribe ‘todo lo que palpamos diariamente, aún en sus más íntimos detalles, que para otros ojos, menos escrutadores que los suyos, pasaría inadvertido, cobra en las páginas de Joyce una vida y una belleza insospechadas’”.
Sobre el segundo aspecto, Miró Quesada define al monólogo interior (“la contribución de Joyce que ha causado más profunda sensación”) como “una autoinvestigación psicoanalítica, pero hecha con fines literarios”. Respecto al tercero, nuestro autor destaca la capacidad de Joyce para realizar “atrevidas construcciones” y “jugar —malabarista consumado— con todas las palabras”, con lo que logra “sugerir un estado espiritual, para subrayar un pensamiento y para ayudar a los lectores en la comprensión intelectual del modelo”.
Finalmente, lo que sorprende más a de Lima es la importancia que AMQS otorga al tema del humor en Ulises: “sostiene ‘es esta la época de su triunfo’, cuyo propósito en el caso de Joyce consiste en abordar ‘risueñamente, suavemente, sin advertir su intento, los más arduos problemas, sin respetar ni los más elevados conceptos’ con lo que desenreda ‘los extremos luminosos’ de nuestros problemas e ideales”.
Es decir, el joven reseñista descubre tempranamente uno de los aspectos centrales de la novela de Joyce: el poder del humor para desacralizar la realidad y revelar aspectos insospechados de nuestra humanidad. Un artículo que, con el tiempo, ha ganado importancia y que coloca a su autor —uno de los grandes intelectuales del siglo XX— como el primer peruano que descubrió las claves del difícil y monumental Ulises joyceano.
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