La salinidad del suelo es un factor que puede convertir un terreno fértil en tierra baldía, en la medida en que reduce la cantidad de agua de la que dispone una planta para absorber. Y el cambio climático que produce cada vez más frecuentes sequías, agrava el problema. Se ha estimado que en todo el mundo el 20% del total cultivado y el 33% de las tierras agrícolas de regadío están afectadas por la alta salinidad. Además, las áreas salinizadas están aumentando a una tasa del 10% anual y se estima que más del 50% de la tierra cultivable se salinizará para el año 2050 (Jamil et al., 2011).
En este panorama sombrío, la quinua -de la cual somos el primer exportador mundial, con cerca de 45% del mercado global- se vuelve aún más atractiva, no solo por su contenido nutricional, sino también por su alta tolerancia a la salinidad. El germoplasma de la quinua -su conjunto genético- incluye casi 2500 accesiones, algunas de las cuales han sido estudiadas para medir su respuesta al estrés salino.
En su artículo de 2011, “Efecto del estrés salino sobre el germoplasma peruano de chenopodium quinoa willd: un cultivo prometedor”, la ingeniera agrónoma Luz Gómez Pando da cuenta del efecto de la sal sobre la germinación de 182 accesiones no probadas previamente. La exposición a alta salinidad indicó que esta influye dramáticamente en la masa seca de la raíz por planta, pero no afecta notablemente la duración del ciclo de vida de la planta: “Inesperadamente, el tratamiento con sal resultó en una mayor altura de la planta, masa seca de la hoja y rendimiento de grano. Usando la distancia euclidiana para la selección simultánea de estos cinco rasgos agrícolas, las accesiones 100, 136, 127 y 105 demostraron ser los genotipos de mejor rendimiento bajo estrés salino”.
Egresada de la Universidad Nacional Agraria La Molina, Doctor en Ciencias Agrícolas por la Universidad Ciego de Avila- Cuba, profesora principal del Departamento de Fitotecnia de la Facultad de Agronomía de la UNALM y jefe del Programa de Cereales y Granos Nativos de la misma universidad. Gómez Pando (50) se ha dedicado a coleccionar, preservar y emplear en programas de mejoramiento el germoplasma de cultivos peruanos como la quinua, la kiwicha y la cañihua y de cereales introducidos como el trigo, la cebada y la avena, los cuales forman parte del banco de germoplasma de la Agraria, destacando la colección de quinua con más de 3000 accesiones.
Gómez Pando ganó el Premio Nacional “Por las Mujeres en la Ciencia 2010” de L´Oreal-Concytec y cuenta con una calificación Renacyt en el Nivel III del grupo María Rostworowski y una colección de al menos 10 artículos alojados en el reconocido repositorio científico Scopus,
La lista Científicas Peruanas es proporcionada por el Concytec, en base a la información autodeclarada por las científicas en el Registro Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación Tecnológica (Renacyt).