Nació con más de un siglo de anticipación. Tal vez por eso sus investigaciones, manuscritos e ideas fueron vistos por sus contemporáneos e incluso por intelectuales de una centuria posterior como extravagancias y locuras y no como lo que realmente fueron: estudios pioneros de un hombre que, en la Lima de 1700, y con los conocimientos e intuiciones de su tiempo, quería construir una máquina para volar. Santiago de Cárdenas fue por eso un ilustrado, un precursor del estudio del cóndor andino y del vuelo de las aves, un adelantado de su época.
Este es el legado de Santiago de Cárdenas que se quiere revalorar en Navegar por los aires, libro editado por el Fondo Editorial de la Universidad del Pacífico y la Asociación para la Investigación y Conservación de la Biodiversidad (AICB). En estas páginas, los hermanos Luciano y Marcelo Stucchi (físico y biólogo, respectivamente) analizan el esforzado trabajo de De Cárdenas, su vida dedicada a la observación del vuelo de las aves, sus descripciones de la anatomía del cóndor andino, sus lecturas y sus intentos fallidos por convencer a las autoridades coloniales de que volar para el ser humano era posible. ¿Pero quién fue este hombre que descubrió principios aerodinámicos que un siglo después serían aplicados por la aviación?
EL NAVEGANTE
Si algo abona a la leyenda del personaje es que su vida también fue un misterio. No se tienen fechas precisas ni de su nacimiento ni de su muerte, solo contados datos biográficos, a partir de lo expresado por él mismo en el manuscrito que entregó al virrey Manuel Amat y Junient en 1761, donde le expresaba su objetivo de construir una máquina voladora. A partir de este documento, que llegó incompleto a las manos de Ricardo Palma más de un siglo después, quienes han investigado al personaje han ido reconstruyendo su paso por este mundo.
Debió haber nacido en la Ciudad de los Reyes entre 1726 y 1727, pues se sabe que a los 18 o 19 años se mudó del Callao a Lima “debido a la ruina” que sufrió el puerto. Se supone que se refiere al devastador terremoto y maremoto de 1746. Un dato interesante que recuperan ahora los hermanos Stucchi en el libro Navegar por los aires fue que De Cárdenas era “cuarterón”, es decir tenía un cuarto de sangre mulata.
Lo que se sabe con exactitud es que desde pequeño fue ayudante de piloto de navío mercante y navegó por toda la costa, desde el Callao hasta Valparaíso. Su conocimiento de navegación fue clave para sus futuros estudios de las aves y su planeamiento en el aire, una idea esencial que le permitió esbozar su teoría del vuelo. Después del terremoto, ya en Lima, se dedicó a fabricar sombreros, guantes y otras prendas de vestir, y todo el dinero que acumuló lo fue invirtiendo en lo que realmente quería hacer: volar.
LOS MANIFIESTOS
De Cárdenas terminó de escribir su manifiesto sobre el vuelo de los cóndores —a quienes veía y perseguía en el cerro San Gerónimo, en la pampa de Amancaes— en 1761. Sin dudar, se lo envío al virrey Amat y Junient con el siguiente título: Nuevo sistema para navegar por los aires, sacado de las observaciones ‘a la naturaleza volátil’.
“El documento fue escrito en un lenguaje sencillo y didáctico, a manera de diálogo entre el cóndor (C, el maestro) y su discípulo (D, el autor) con muchos ejemplos referidos a navíos y su desenvolvimiento en el mar, dada su formación marinera. Sin embargo, la complejidad conceptual de su trabajo y el desconocimiento general del comportamiento y anatomía de las aves, tanto en las esferas públicas como académicas, hizo que en su época no se entendiera la importancia de su estudio, calificándolo como trabajo ‘inútil y ridículo’ y a su autor como ‘loco’”, escriben los hermanos Stucchi.
Su estudio fue rechazado, pero De Cárdenas no se dio por vencido y presentó en diciembre de 1762 un documento ampliado en el que respondía todas las objeciones que le habían hecho. Ya para entonces se había extendido por Lima su fama de hombre que no estaba en sus cabales, y eso fue lo que recogió Palma un siglo después en su famosa tradición “Santiago ‘Volador’”, donde se relata un incidente originado un día en que corrió por la ciudad el rumor de que Santiago volaría desde el cerro San Cristóbal hasta la Plaza Mayor. Este tuvo que refugiarse en la Catedral, pues la gente lo quería apedrear al ver que no cumplía su supuesta promesa de elevarse por los aires.
Pero nada de esto al parecer lo amedrentó. Se sabe que intentó hacer llegar al propio rey de España sus deducciones al ver que en Lima no había obtenido la respuesta que esperaba. Con esto se demuestra que estaba convencido de que navegar por los aires era posible.
El libro de los hermanos Stucchi recupera a un personaje injustamente maltratado por la sociedad de su tiempo. Reconstruye sus teorías —e ilustraciones de la mano del artista Marco Carpio— a partir de lo que se conoce hoy de su incompleto manuscrito, al que le faltan las páginas finales, esas en las que supuestamente detallaba la forma en que construiría su máquina voladora. ¿O acaso ahí también refería que ya había puesto en práctica su teoría?
Sea como fuere, no se conoce con exactitud cuándo y cómo falleció. Algunos como Palma supusieron que fue en 1766, pero los hermanos Stucchi hallaron una partida de matrimonio suya fechada en 1799, cuando se casó en segundas nupcias con Hermenegilda Correa. Lo más probable es que vivió más allá de la década de 1780. En una ilustración presentada al virrey, él mismo escribió en latín una frase que puede ser también su mejor obituario: “Con mi intelecto podría elevarme —y volar— por entre los más altos picos, si es que la envidiosa pobreza no me jalase hacia abajo”.
EXPOSICIÓN
El libro de los hermanos Stucchi también es el punto de partida de una exposición realizada en el Centro Cultural de la Universidad del Pacífico, bajo la curaduría de Luisa Fernanda Lindo. La muestra está dispuesta en tres secciones: histórica, pedagógica y contemporánea. La primera propone un repaso por la transcripción del manuscrito de de Cárdenas de 1937, valiéndose de pasajes del mismo, los cuales son acompañados por los dibujos realizados –a manera de reconstrucciones– por el artista Marco Carpio. La segunda consiste en una línea de tiempo que permite conocer y comprender los intentos o avances que se han dado en la aeronáutica desde el siglo IX hasta la actualidad y un modelo inspirado en el estudio de Cárdenas realizado por el artista Fernando Prieto. Y la última, busca poner en valor y visibilizar a un grupo de inventoras e inventores peruanos que en la actualidad, quienes al igual que Santiago de Cárdenas están apostándolo todo en la concreción de sus proyectos, invirtiendo tiempo, saberes y dinero.
Los inventores participantes son Hernán Asto, Omar Blas Morales, Bryan Chaupin, Jean Pierre Cholan, Dante Curo, Andrés Díaz, Frank Espinoza, George Fajardo, Jonathan Flores, Waldir Flores, Jeremy García, Cynthia Mori, Johan Nuñez, Erik Samanez, Jafet Santivañez, Fredy Segama, Richard Soto, Fidel Tito, Omar Tito, Ramiro Tintaya, Romel Valqui Ramírez, José Venegas y Nataly Yauricasa.
La muestra se puede ver en la Sala de Exposiciones de la Universidad del Pacífico (jr. Sánchez Cerro 2121, Jesús María), de lunes a sábado de 9:00 a 21:00, hasta el 17 de enero.