En la actualidad, dentro del mundo académico, es más difícil para las mujeres lograr un ascenso u ocupar un espacio de toma de decisiones.
En la actualidad, dentro del mundo académico, es más difícil para las mujeres lograr un ascenso u ocupar un espacio de toma de decisiones.
Gisella Orjeda

Los científicos somos personas que realizamos trabajo creativo de manera sistemática para incrementar el conocimiento de la humanidad, de la cultura y la sociedad, y para idear nuevas aplicaciones del conocimiento disponible (Manual de Frascati, 2015).

Trabajo creativo y nuevas aplicaciones requieren mentes nuevas y diferentes formas de ver el mundo. Nada más difícil que crear algo distinto entre personas que perciben el mundo de modo similar.

—Las cifras no engañan—
Las mujeres somos la mitad de la población de la tierra, aunque para ser exactos somos el 49,556 % de la población. Pero en el ámbito de las decisiones políticas y de la creación científica somos minoría. Solo el 28,8 % de los investigadores del mundo son mujeres (data Unesco disponible hasta el año 2015).

A pesar de que el porcentaje de mujeres científicas sube al 45,4 %, cuando miramos a América Latina y el Caribe en general, nuestro país está en el último lugar. Tenemos la menor cantidad de mujeres científicas de todas las Américas con un 31,9 % según el último informe Unesco basado en el Censo Nacional que hicimos durante mi gestión en Concytec. Antes de este censo, no teníamos data disponible y después... tampoco.

Esta situación dispar en nuestro país y en el mundo ocurre pese a que el acceso a la universidad es casi paritario. Las mujeres se van quedando a lo largo de su vida profesional, y su presencia y aporte van desapareciendo desde un 51 % de mujeres que estudian maestrías (Censo Universitario 2010) hasta un lamentable 31,9 % de investigadoras con doctorado en nuestro país y 29 % en el mundo, según la Unesco.

La academia no es un sitio fácil para las mujeres. Otro grave problema es el ascenso y la presencia de ellas en posiciones de liderazgo y decisión en este ámbito. Según el Censo Universitario 2010, casi una cuarta parte de profesores universitarios hombres ocupa un cargo, mientras que, en el caso de mujeres, solo la quinta parte lo hace. Este problema se agudiza si miramos los cargos de primer nivel como rector y vicerrector que implican un mayor poder. Según el II Censo Nacional Universitario, en 2010, de 58 rectores solo 6 eran mujeres. Hoy, que yo recuerde, solo hay una mujer rectora en una universidad pública y una o dos en privadas.

¿Qué hacer, en términos generales, en el mundo de la ciencia y en particular en nuestro país? Es sumamente importante realizar anualmente, como corresponde, el Censo Nacional de I+D y además producir evidencia sobre los elementos educativos y sociales que intervienen en las decisiones de mujeres para seguir carreras STEM y para que ellas no asciendan en la carrera como se espera debido a sus credenciales. Esto es imprescindible para poder diseñar políticas públicas adecuadas para esta brecha que mantiene nuestro país en el atraso no solo científico sino social.

—Brecha salarial—
El problema no está ligado exclusivamente al número de mujeres en la ciencia y en la academia o a sus posiciones de liderazgo. La brecha salarial es también un grave problema. Según el Censo Universitario, los hombre egresados universitarios ganan en promedio 2.421 soles al mes, mientras que las mujeres, 1.939 soles, sin mencionar que ellas cambian mucho más de empleo (CNAU INEI – Encuesta Nacional a Egresados Universitarios y Universidades, 2014).

Todo esto es política científica. Resolver estos problemas es, por lo tanto, un rol de Concytec y la respuesta debe estar basada en evidencia dura producida por la Dirección de Estudios del ente rector.

Es indispensable que Concytec anuncie cuáles medidas, de todas las comunicadas hace un año (https://bit.ly/2T7xr84), han sido concretadas. Más aún, sería interesante que publique los estudios que debería ya haber hecho y la evidencia nueva que debería haber producido para priorizar las acciones y políticas que comunicó antes de tomar decisiones e implementar las tan necesarias políticas anunciadas.

—Protocolos contra el acoso sexual—
Otro aspecto en el que deben implementarse medidas es en la lucha contra el acoso sexual. He recibido con satisfacción la noticia que en algunas universidades de avanzada, como la Universidad Peruana Cayetano Heredia, se han implementado protocolos al respecto este año. Falta que estos lleguen a todas las instituciones.

Debemos analizar todos los aspectos que impidan que las mujeres sigan carreras científicas. Más aún, debemos preguntarnos qué está ocurriendo en nuestra sociedad, ya que aquellas mujeres que seguimos carreras científicas no obtenemos las recompensas debidas sobre la base de nuestros méritos. ¿Qué sucede a nivel de las instituciones de educación superior y de investigación pública y privada en nuestro país que no otorgan importancia a la igualdad de oportunidades para progresar en la carrera?

Todos estos aspectos deben ser analizados por el ente rector de la ciencia en estudios serios y bien planificados. No solamente a través de análisis cuantitativos. En agosto del año pasado, por ejemplo, la revista Nature Cell Biology publicó un especial enfocado en la problemática de la mujer científica en el ámbito mundial.

Según Nature, “Un primer paso esencial en nuestros esfuerzos colectivos para cerrar la brecha de género y fomentar la igualdad es escuchar a las mujeres investigadoras, comprender sus experiencias, considerar sus preocupaciones y celebrar sus éxitos”. No necesitamos inventar nuevamente la rueda, lo mismo debe hacer Concytec.

Contenido sugerido

Contenido GEC