Un juez de Missouri condenó a David Berry Jr. a ver Bambi mensualmente mientras permanece encarcelado durante un año.
Un juez de Missouri condenó a David Berry Jr. a ver Bambi mensualmente mientras permanece encarcelado durante un año.

Por: Juan Luis Nugent 

El sonido del silencio 

El misterio es grande para médicos, especialistas en seguridad militar y veteranos del espionaje. El Gobierno de Estados Unidos ha reportado que 26 funcionarios diplomáticos de su país destacados en La Habana han experimentado síntomas neurológicos como dolores de cabeza intensos, mareos, presión en los oídos y confusión desde el 2016. Todos reportan haber escuchado sonidos agudos y lacerantes antes de la aparición de tales síntomas.

La administración de Trump ha señalado que estos son el resultado de algún tipo de ataque y ha retirado a casi todo su personal de la isla. El Gobierno cubano ha negado cualquier tipo de responsabilidad en los hechos y, pese a colaborar en las investigaciones, le ha reclamado a EE. UU. por hablar de un ataque
sin pruebas.

En medio de la discusión, se han reportado casos similares en diplomáticos canadienses que también pasaron por Cuba y en un miembro del servicio diplomático chino.

Un informe hecho por un equipo de la Universidad de Miami, que evaluó a los pacientes americanos, ha señalado que, si bien es imposible determinar qué causó estos síntomas, queda descartado que se tratara de algún cuadro psicosomático o de histeria colectiva: los padecimientos fueron reales.

Extensos y bien documentados reportajes en The New York Times, la BBC y Propublica citan a expertos que barajan diversas hipótesis, desde microondas, hasta armamento subsónico, cada una más intrincada que la otra y con muchos cabos sueltos en términos logísticos. Una de las teorías que más peso tiene es que los afectados podrían haberse visto perjudicados por el mal funcionamiento de algún dispositivo o sistema de vigilancia o monitoreo. ¿Pero de quién? ¿De los americanos o los cubanos? ¿Tal vez los rusos o los chinos están metidos?

Con tantas preguntas no está de más recordar que, más allá de la nostalgia por narrativas truculentas propias de la Guerra Fría, la polarización radical es uno de los principales motores del discurso político contemporáneo. A no dejarse atarantar.

Funcionarios 
en La Habana 
han experimentado diversos síntomas neurológicos.
Funcionarios en La Habana han experimentado diversos síntomas neurológicos.

Pago por ver
Pese a las denuncias de que Facebook actúa sin escrúpulos a la hora de disponer de los datos de sus usuarios, más de 2.000 millones de personas siguen conectadas a esta red. Como el servicio es gratis, es difícil saber cuánto vale para una persona. Pero un grupo de investigadores en Estados Unidos —según publica la revista PLOS One— parece haber dado con una cifra cercana a la realidad. Los investigadores entrevistaron a más de mil usuarios y les propusieron poner un precio para cerrar su cuenta por un tiempo determinado, a manera de subasta. Ya sea por un día, una semana o un año. Y se les pagaba. Así se descubrió que el valor promedio que pone una persona para irse de Facebook por un año es de 1.000 dólares.

Para muchos la red social es una herramienta de trabajo; para otros, una forma de mantener contacto con personas inubicables, y para otros, la mejor manera de pasar el tiempo. Pero si de ponderar costos y beneficios se trata, habría que ver si, a la larga, nuestra privacidad y tranquilidad son intangibles negociables por la satisfacción inmediata del me gusta. Decisiones, todo cuesta.

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Sanción ejemplar
Un juez de Missouri, en Estados Unidos, ha sentado jurisprudencia de refinada sensibilidad pop al condenar a David Berry Jr. a ver Bambi mensualmente mientras permanece encarcelado durante un año. Berry fue hallado culpable de estar involucrado en la muerte de cientos de venados pertenecientes a su localidad. Él y otros implicados disparaban y decapitaban a los animales por ‘diversión’.

En una primera instancia se dispuso que el sentenciado cumpliera un año de prisión efectiva, pero su defensa logró que se le cambiara por dos años de prisión suspendida. Berry no cumplió con las condiciones de la nueva sentencia, por lo que se dispuso que se hiciera efectiva la primera con un añadido más.

“Espero que la parte en la que muere la mamá de Bambi lo haga reflexionar”, fueron las palabras del juez Robert E. George al leer la sentencia, según reporta Smithsonian Magazine. Que así sea.

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