Crítica de arte: "Cuentos bárbaros - otras tempestades"

Cuentos bárbaros - otras tempestades gira en torno a la idea de espacio nacional y la construcción de nuestros imaginarios territoriales, tomando el océano como punto de perspectiva.

La videoproyección “Vientos del este, vientos del oeste” da comienzo a la muestra: presenta el mar de la playa La Herradura golpeando la orilla rocosa y, por momentos, cubriéndola por completo. El ritmo del video remarca lo cíclico de un proceso que transforma el paisaje a cada instante y también en el largo plazo (vía la erosión).

“Tempestades” está formada por doce lienzos que recrean en dibujo portadas y fotos de la revista National Geographic. El tratamiento del dibujo, que recuerda al grabado antiguo, asocia estas imágenes, tomadas de una publicación de divulgación conocida por su fotografía, a las formas de representación científica del siglo XVIII y principios del XIX, es decir, antes de la fotografía.

El tríptico “Pacífico” muestra una escena panorámica de la costa que, en su distorsión, revela estar basada en una foto compuesta o una fotografía con gran angular, pero que el trabajo de dibujo carga de otras asociaciones: los códigos plásticos para sugerir volumetría y profundidad (la línea y el sombreado) remiten a otro universo referencial que se impone al fotográfico. Así la imagen es realista antes que fotorrealista.

El fantástico díptico “Museos” está formado por una imagen del patio interior del Museo Nacional de Arqueología, Antropología e Historia del Perú, y otra del patio del Museo Nacional de Antropología de Ciudad de México. A través de la imagen de los patios y sus jardines, la artista vincula arquitectura, espacio libre, discursos sobre la historia nacional y naturaleza domesticada. El título remite a una categoría de la ilustración y una tipología arquitectónica —el museo— que en sí misma tiene como fundamento una lógica clasificatoria, de catalogación, documentación y archivo. De ese modo,
Coca plantea la cuestión no solo de la historia nacional, sino de su construcción y su divulgación.

“Caníbal” es un impresionante dibujo a carboncillo de un mar agitado y una orilla que se va transformando en la piel de un felino, extendiéndose de la pared al piso. Al recorrer la instalación con la mirada y desplazarnos de la vertical a la horizontal, notamos un cambio fundamental en el punto de vista empleado por la artista: de trabajar con la ilusión de profundidad, Coca se desplaza rápidamente a lo plano, anticipando el tránsito de la pared al piso. En primer lugar, lo logra a través de un guiño a la idea de mapa, pues la espuma del mar sobre la arena bosqueja la forma del continente sudamericano.

En segundo lugar, al convertir la arena en la piel de un jaguar (un diseño bidimensional), que se extiende por varios metros sobre el piso. Si bien Coca recurre a una técnica realista, estas figuras de la naturaleza salvaje se vuelven abstractas. Primero por la escala, pues no hay jaguar de esas proporciones, por lo que el referente fundamental deja de ser el jaguar para dar paso más bien al diseño textil y los animal prints. Igualmente, desde Caspar David Friedrich el mar salvaje se ha vuelto ya una tipología de Instagram. Coca mantiene así una tensión entre un mundo natural al que ya no tenemos acceso, y al que la artista se acerca con técnicas tradicionales (que evocan un clasicismo igualmente inaccesible).

Frente a esta instalación hay un video que muestra esa piel de jaguar con movimientos muy sutiles, como si viésemos una toma cercana del animal al acecho. Pero esta piel no es otra que el mismo dibujo de la artista.

Con esta muestra, Claudia Coca nos plantea la cuestión del territorio y la naturaleza de cara a los relatos asociados del conocimiento y del descubrimiento, que han sido afianzados y difundidos por medio de sus imágenes, viejas y nuevas, artesanales y tecnológicas.

En tal medida, el título Cuentos bárbaros alude a todos esos discursos e historias que han ido construyendo nuestra idea de territorio y que, a través de sus imágenes, han buscado capturarlo simbólicamente, como un ejercicio de dominio y domesticación sobre algo que pese a todos esos esfuerzos nos excede.

Sala Luis Miró Quesada Garland

Avenida Larco 450, Miraflores. Hasta el 26 de octubre.