Darío Sztajnszrajber
Darío Sztajnszrajber
Carlos Oré Arroyo

Darío Sztajnszrajber se ha convertido un referente de la divulgación de la filosofía en Latinoamérica, no solo logra llenar salas de conferencias y ser un éxito de ventas en libros, sino que, además, ha llevado a la filosofía a la radio y el teatro. Está acostumbrado a explayar sus ideas durante varias horas siempre manteniendo cautiva la atención del público que ha ido únicamente a oír lo que dice. Está acostumbrado a cuestionarlo todo, una práctica poco usual aunque adictiva según Sztajnszrajber, pero también se ha dedicado a popularizar la deconstrucción como elemento vital al momento de pensar la realidad.

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Una de tus palabras que más utilizas es la deconstrucción ¿Cuán difícil ha sido deconstruirte?
Es muy difícil

Nunca acaba ¿verdad?
Jamás pero además es difícil porque uno nace en un sistema que vive de construir identificaciones con apariencia natural, como que uno en el ejercicio de la deconstrucción tiene que pelearse con lo que uno hasta ese momento ha creído como algo que hace a la normalidad de sus prácticas cotidianas. Por eso Nietzche dice que no se puede hacer filosofía sino a martillazos porque es muy perturbador y brusco el movimiento que hay que hacer, pero me parece fundamental para un determinado tipo de vida más libre que uno quiera. Cuesta pero una vez que uno entra ahí en el camino es muy adictivo también.

¿Por qué parece ser que cuesta tanto confiar o leer más seguido a los filósofos contemporáneos? Estamos más predispuestos a leer a los clásicos que aquellos que se encuentran produciendo en la actualidad.
Yo soy al revés. Soy muy del manual. Si alguien que no sabe nada de filosofía y quiere leer por primera vez a Nietzsche, cualquiera en la academia va a decir que vaya y confronte con el texto original y vea lo que le pasa. Yo te recomiendo que leas un manual que explica cuáles son los diez tips más importantes para entenderle. Una vez que tienes ese marco entonces la lectura del texto original va a ser más llevadera aunque esté condicionada pero yo creo que toda lectura es condicionada, entonces no me molesta. Por alguna razón no está bien vista la lectura de manuales para entrar al universo de los autores.

Darío Sztajnszrajber durante la entrevista en el Hotel Los Delfines
Darío Sztajnszrajber durante la entrevista en el Hotel Los Delfines

¿Será que la academia en vez de propiciar la difusión de la filosofía termina por asustar a la gente?
Yo creo que las instituciones en general resguardan mucho su lugar de poder, están más interesadas en el resguardo de ese lugar en que realmente esos conocimientos fluyan. Por eso la divulgación está mal vista.

¿Diríamos entonces que ellos te ven mal?
Depende. De hecho yo vengo de la academia y hay gente ahí muy abierta a la divulgación. Podríamos decir que hay una forma de la academia que podemos nombrar academicismo que es como la exacerbación de la cosa más restrictiva. No les gusta la divulgación porque sienten que es como una banalización del saber. Para mí la divulgación es como un lenguaje diferente, para mí la divulgación es un género literario.

¿Te han acusado de banalizar la filosofía?
A mí no tanto pero siempre hay alguien. También se puede pensar que banalizar la filosofía es reducirla a la investigación y producción de papers académicos que no tienen una llegada más que a un grupo restringido y elitista de gente que se dedica a eso. Discutamos qué es banalizar porque si lo banal tiene que ver con la pérdida de su propósito medular, lo propio de la filosofía para mi es su popularización porque todo el mundo, de algún modo, la hace.

Resulta muy difícil desligarse de los dogmas religiosos cuando te has acostumbrado a ellos durante tanto tiempo. Aquellos que aún no se desvinculan de aquellas verdades absolutas ¿qué deberían hacer?
Yo no sé si lo que hay que hacer es plantearle a alguien que está muy unido a la educación religiosa algo radicalmente diferente sino al revés, hacerle implotar, desde esos propios textos que fueron leyendo desde pequeños, distintas interpretaciones. Por eso a la Iglesia le molesta tanto la filosofía porque no va a plantear un esquema en otro lugar sino que, tomando sus propias categorías, plantea exactamente lo contrario. Subvierte la interpretación de los textos; es decir, muestra la versión que está oculta y tapada por esa interpretación monopólica que es la que la iglesia define.

Título: "Filosofía en 11 frases". Editorial: Paidós. Páginas: 312
Título: "Filosofía en 11 frases". Editorial: Paidós. Páginas: 312

Durante muchos años la Iglesia fue muy violenta con las corrientes que cuestionaban todo pero ¿cómo crees que es la relación de la filosofía y la iglesia hoy?
Yo creo que no hay una iglesia, aunque existe hegemónicamente en términos de la unidad administrativa, me parece que hay formas muy diversas de encarar el tema religioso. Históricamente, así como siempre estuvo la iglesia central, en Latinoamérica ha habido un montón de movimientos revolucionarios ligados a la teología de la liberación que surgieron desde el mismo campo de la iglesia. Esto es muy interesante ya que más allá de las jerarquías hay varias manifestaciones al interior del campo religioso. Yo creo que hoy lo que se fue dando es que con el papado de Francisco se ha dado una situación bastante interesante que es que por un lado hay un aggiornamiento. Lo que ha generado el Papa es como cierto debilitamiento de unos límites que ha tenido la iglesia, pero eso ha generado, por contrapartida, la afluencia de sectores mucho más neo-conservadores que se alejan del catolicismo más central en manifestaciones neo-evangélicas ultra conservadoras. Ahí hay un movimiento incesante cuando ciertos sectores religiosos se vuelven más progresistas, afloran los sectores más conservadores. Francisco podrá hacer muchas reformas pero si el reformismo va a fondo se cae la iglesia y eso no va a pasar.

Estas corrientes que mencionas prometen una seguridad que la filosofía no les puede dar. Al ver que se les otorga más y más dudas terminan por desinteresarse y eso ha provocado, entre muchas otras cosas, la desaparición de la filosofía de las aulas.
¿Por qué piensas tú que vienen a las charlas de filosofía y compran libros de filosofía si partes de la premisa que la gente busca soluciones rápidas y dogmáticas?

Pero esa es la gente que te sigue y tiene interés por lo que dices, pero también existen muchos otros que no te siguen y no te conocen.
(Risas) Yo creo que partes de una premisa muy dura. Primero, yo no creo en la categoría “la gente”. Yo creo que el significante de la gente es un campo de batalla donde tenés diferentes formas que combaten entre sí y se consolida y monopoliza la idea de que somos los representantes genuinos de la gente. Nunca como hoy, sobre todo en estos últimos años, a partir de las revueltas feministas como punta de lanza, se han ido abriendo formatos para repensarnos a nosotros mismos desde una apertura inédita. Al mismo tiempo ha habido una reacción tan virulentamente proto-fascista que no soporta este tipo de apertura. Yo no diría que hay un esquema que vence sobre otro, yo creo que se agudiza las tensiones y el ser humano es esa tensión. Somos esa tensión permanente y me parece que eso es lo que se ve socialmente. ¿Cómo se hace? Yo creo que para mí el límite es la violencia para con el otro. Si para salvarte a vos el costo que pagás es el sufrimiento del otro, ese es mi límite. Me parece que eso se trabaja educativamente, se va trabajando en la construcción de una sensibilidad social.

Darío Sztajnszrajber (Argentina). (Foto: Difusión)
Darío Sztajnszrajber (Argentina). (Foto: Difusión)

Qué trabajo tan grande el de construir una sensibilidad social. ¿Cómo participan los filósofos en ese trabajo?
Yo creo que hay un trabajo que se da fundamentalmente en las instituciones primarias, en la escuela, por eso no es casual lo que tú dices de cómo se busca sacar a la filosofía de esos lugares. Los medios le han recortado mucho espacio a la filosofía y a las ciencias en general. Ahí hay un tema donde los medios tampoco se hacen cargo de la responsabilidad que hay en la construcción de un sentido común que supone tanta ansiedad.

¿Ha prevalecido la idea de sobrevivir en el medio?
Es lo que Hannah Arendt llamaba la banalidad del mal. Uno a veces se pregunta si es más fácil, para salvarse a uno mismo, la negación del otro. Puede ser más fácil pero hay que generar como un dispositivo de auto-justificación bastante perverso para entender que vale todo con tal de conseguir tu propia salvación.

Esa negación no significa que el otro no exista.
Indica también que vos sos un otro. Es increíble porque incluso desde un posicionamiento más egoísta entiendes que cuando estás negando al otro para tu propia supervivencia, estás habilitando que el otro te niegue a vos. Yo creo que no hay que invisibilizar las otras gestas. El mundo, al mismo tiempo que genera esas aperturas, genera reacciones de cierre pero esta es la realidad que nos toca vivir.

Puedes leer la segunda parte de esta entrevista el domingo 11 de agosto en la versión web de

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