Un día como hoy, hace cien años, fue fusilada Mata Hari, la espía más célebre de la historia. El gran pecado de esta mujer de origen holandés, nacida como Margaretha Geertruida Zelle en 1876, fue inventarse una vida falsa como bailarina exótica en la Europa de la Primera Guerra Mundial. Así mantuvo relaciones con múltiples oficiales en todo el frente y compartió información secreta. Al final, un tribunal francés la acusó de espionaje y la condenó a muerte. Tenía entonces 41 años.
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