Además de editar cuentos y novelas, la editorial prepara una nueva línea en la que publicará ensayos.
Además de editar cuentos y novelas, la editorial prepara una nueva línea en la que publicará ensayos.

Ana María Vidal es, de profesión, abogada, y como tal su trabajo está enfocado a la defensa de los derechos humanos. Sin embargo, había anhelado largamente llevar su vocación feminista a un terreno concreto: la publicación de obras de escritoras. Así nació, en el 2015, Cocodrilo Ediciones, una editorial independiente en la que ella,su esposo y hasta su pequeña hija trabajan para la visibilización de la literatura hecha por mujeres.

El sello cuenta en su catálogo con la obra de escritoras contemporáneas y de autoras valiosas del pasado que fueron invisibilizadas por las más injustas razones. Recientemente, han presentado la tercera edición de La trampa, la novela de Magda Portal, y acaban de ganar uno de los estímulos económicos del Ministerio de Cultura para publicar una versión actualizada del libro de cuentos Desde el exilio, de Mariella Sala.

Es una buena época para apostar por el rescate del trabajo de escritoras, ¿no?
Yo creo que sí. Hace 20 años era imposible hablar públicamente de la violencia contra la mujer, pues esto se veía como algo doméstico, y ahora es algo que se conversa, se problematiza y llama la atención de la sociedad. La gente está un poco más sensibilizada gracias a todas las mujeres que han levantado la voz y dicho que ya basta. Rescatar el trabajo de extraordinarias escritoras que no merecen caer en el olvido es otra manera de decir basta. Es necesario volver a leer a Magda Portal, volver a mirar la obra de Pilar Dughi, revalorar lo que dejó una autora como Clorinda Matto de Turner para decir: “Aquí hemos estado siempre y no nos han querido ver”.

¿Qué hemos perdido al dejar de lado las creaciones de nuestras escritoras?
Al olvidarlas, al dejar de lado su trabajo, se ha perdido la mitad de la literatura peruana. Las mujeres somos la otra mitad de la sociedad y solo se ha revalorado una parte, un enfoque, un modo de ver las cosas, y se han silenciado distintas aristas. En general la historia de un país pierde cuando se silencia a un sector, y pierden también nuestras generaciones. No solo son las niñas que están en el colegio que se quedan sin un referente femenino en el campo literario, sino también los niños. Todo el alumnado pierde al no poder ver que hay mucho talento femenino, que no solo somos Vargas Llosa o Bryce, sino que hay mucho más desde otras perspectivas, que hay distintos modos de ver las cosas de manera crítica, de conocer el mundo de otra manera. Nuestra misma ciudadanía pierde al no ver la obra de las mujeres.

¿Aún se ve la literatura hecha por mujeres de forma condescendiente?
Sí, tenemos que cambiar eso. Mira lo que pasó con la foto del Hay Festival en la que Vargas Llosa posa con quienes participaron en su panel. En el pie de la foto solo se mencionaba a narradores hombres; se dejaron de lado a Mariana de Althaus y Katya Adaui, que son escritoras formidables, pero de quienes la prensa ni tomó nota de su nombre. Incluso la prensa más progresista se olvidó del nombre de Adaui.

Blanca Varela es una figura excepcional, un gran referente en cuanto a mujeres escritoras. Sin embargo, me atrevo a decir que tuvo la oportunidad de mostrar su talento por el círculo que la rodeaba, la mayoría hombres. ¿Será que otras escritoras no tuvieron esa chance?
Sí, es cierto. La obra poética de Magda Portal, por ejemplo, es muy potente al igual que la de Blanca, pero esa faceta de Magda no es tan conocida porque no tuvo ese motor para poder salir un poco del sistema que la hundía.

Hablando de Magda Portal, acabas de reeditar La trampa.
Sí, una novela completamente política que es injustamente invisibilizada en un circuito donde las novelas de este tipo son escritas por hombres. Cuando Magda habla de la trampa, habla del APRA, partido en el que militó, que ella ayudó a fundar y del que se fue tirando la puerta porque era demasiado castrante. Haya de la Torre le exigió que deje de escribir poesía, por ejemplo. Es una obra muy vigente, la novela puede leerse a la luz del siglo XXI.

El catálogo de Cocodrilo editores:
El final de la batalla
Compilación de cuentos sobre el conflicto armado interno escritos por mujeres .

Puñales escondidos
Rescate de la novela de la escritora Pilar Dughi, publicada originalmente en 1998. Ese año ganó el Concurso de Novela Corta del Banco Central.

La flor artificial
Novela escrita a cuatro manos por Christiane Félip Vidal y Sophie Canal sobre la vida de la desconocida poeta peruana Silvia Li.

Para ver:
Sucedió en el Perú le dedicó un programa a la figura de Magda Portal. Podrá verlo a continuación. 

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