La última vez que Javier Moro vino al Perú fue para promocionar “El imperio eres tú”, obra con la que obtuvo en el 2011 el Premio Planeta 2011. Se trataba de una novela histórica que recreaba la exagerada vida del Emperador de Brasil Pedro I, desde su salida de Lisboa en 1808 camino a Río de Janeiro, cuando las tropas de Napoleón Bonaparte se abatían sobre su reino, hasta su retorno a Portugal, tras su abdicación.
Traemos aquella novela a colación al comenzar esta entrevista, porque si bien su más reciente libro, “Nos quieren muertos”, no es una novela histórica, en la historia del opositor venezolano Leopoldo López, encarcelado y torturado por Maduro, podemos encontrar el arquetipo clásico del héroe. En efecto, en las historias de Moro abundan los héroes: Chico Mendes, el protagonista de “Senderos de libertad” (1992), su ópera prima, fue un sindicalista que murió baleado en Brasil por defender la selva amazónica. Y en el “Sari rojo” (2008), Sonia Gandhi es la mujer italiana que lo abandonó todo por amor y que se convirtió, sin buscarlo, en presidenta del partido del Congreso de India. Con Leopoldo López, el popular escritor español encuentra otro héroe, el dirigente político que se enfrenta a una dictadura, y que en un momento crítico, opta por el sacrificio. “Eso es lo que hacen los héroes: van hasta el final. Dan los pasos que los demás no quieren dar. Leopoldo López es un líder. María Corina Machado es una líder. González Urrutia no lo es”, afirma el escritor madrileño vía Zoom, a pocas semanas de llegar al país para participar en el Hay Festival en Arequipa.
— ¿Cómo se da tu vínculo con Venezuela? ¿Qué identifica a un escritor español con el drama del país llanero?
Conocí Venezuela de adolescente, la época en que más te marcan las cosas. Mi padre trabajaba en Viasa, una aerolínea venezolana, e íbamos mucho sin pagar boletos de avión. Recorrí todo el país. Pasé un verano en la fuente de origen del río Orinoco. ¡Yo me quería ir a vivir allí! Era maravillosa esa mezcla de selva virgen y prosperidad económica. En España no veías las autopistas ni los autos que había en Venezuela. Luego mi padre cayó enfermo de cáncer, y sus amigos demostraron ser muy generosos. Todo eso lo guardo en la memoria. Y cuando conocí a Leopoldo López en Madrid y escuché su historia, creí que era el momento de escribirla. Entendí que era un héroe clásico, encerrado en una torre en la cárcel, mientras su esposa lucha por él. A mí me resonaban todos los arquetipos de la literatura clásica. Un personaje de Shakespeare.
— ¿Maduro sería Ricardo III?
No. Ricardo III no era tan bestia como Maduro. Maduro es un personaje de García Márquez, de realismo mágico. Es un loco, un bribón capaz de adelantar la Navidad y castigar a todos los negocios que no la asuman desde octubre. Maduro es responsable de una tragedia muy poco contada. Lo que ha pasado en Venezuela es mucho más grave de lo que sabemos. Es un país que ha sido robado a su gente por carteristas. En España viven 600 mil venezolanos, y en total han emigrado ocho millones, un tercio de la población total.
— Y un millón y medio viven en el Perú. Con un cuarto de siglo de chavismo en Venezuela, ¿qué explica la indiferencia mundial?
Los occidentales que encendemos la televisión y vemos las manifestaciones en Venezuela damos mucho apoyo moral. Pero quien tiene el apoyo de verdad, las armas, el material antidisturbios, es Maduro, porque se lo manda Putin. Tiene el dinero de los chinos y el armamento de Irán. Ese club es el que le permite estar allí. Y esa gente no se va a ir. No les puedes ofrecer nada para hacerlo. Han ido muy lejos en la represión y el sufrimiento, y les da igual. Es difícil ser optimista cuando ves a Cuba, que lleva casi 70 años de castrismo. Pero también es verdad que Venezuela no es Cuba. Aún hay allí una llama de rebeldía viva.
— Escribiste “Nos quieren muertos” de forma muy estrecha con la familia López. ¿Cómo fue ese acercamiento?
Quería contar la verdad de los López, y creí que lo testimonial sería el valor de este libro. Yo me llevé muy bien con toda la familia. Hicimos un pacto: ellos me contaban todo y yo les enseñaba cómo iba avanzando el tema. Se entiende que hubo cosas que les costara decir: la abuela no quería contar cuando la desnudaron a la entrada de la cárcel de Ramo Verde delante de sus nietos, por ejemplo. Tampoco Leopoldo quería contar cuando se quebró en la cárcel. Uno no puede aspirar a contar “la verdad”, pero por lo menos sí una verdad, la de los López. Cuando empecé, pensé que el libro me tomaría seis meses. Y me costó tres años tejer esta historia, sin inventar nada.
"Lo que ha pasado en Venezuela es mucho más grave de lo que sabemos. Es un país que ha sido robado a su gente por carteristas."
Javier Moro , escritor español.
— Leopoldo López se entregó a la dictadura y pasó cuatro años en la cárcel. Luego se refugió en la embajada española y partió al exilio. ¿España se ha convertido en un cementerio de elefantes?
En Venezuela, político huido es político acabado. Y el chavismo ha sido muy hábil con sus redes sociales a la hora de denostar y ridiculizar a sus adversarios. La narrativa oficial es que, el que sale del país, es para vivir como rico y dejar tirados a sus seguidores en Venezuela. Por eso es tan importante que María Corina Machado se quede. Si la sacan, esto se acaba, volvemos a la casilla de salida. Leopoldo López no quería irse, pero en un momento dado, en la Embajada de España le dijeron que no podían tenerlo allí por más tiempo. En mi país nos gobierna una coalición de partidos de izquierda amigos de Maduro. Y Leopoldo López tenía que irse. Ya no cabía quedarse en la clandestinidad, no le quedaba otra opción. Por eso llegó a España tan deprimido. Sabía que, políticamente, una vez que sales del país, estás acabado. Y él ha perdido su capital político.
— ¿Cuál es la realidad de Leopoldo López ahora?
Nos vemos de vez en cuando. Vive en el centro con su mujer y sus hijos (no en el exclusivo barrio de Salamanca, como dicen). Lleva una vida normal. Hace boxeo. Viaja mucho. Ha montado una especie de ONG, el World Liberty Congress, que asocia a todos los presos políticos del mundo, y cuenta con la subvención del Wilson Center, en Washington. Está muy pendiente de la política en Venezuela: Freddy Superlano, el responsable de su partido, Voluntad Popular, lleva dos meses detenido. López piensa que Maduro va a terminar cayendo. Que lo que pasó el 28 de julio no tiene vuelta atrás.
— ¿Cuánto tiempo Maduro podrá imponerse sin legitimidad, solo por la fuerza?
No lo sé. Lo de Cuba no ayuda a ser optimista. La clave está en Estados Unidos, pero no sabemos lo que hará la administración que entre.
— ¿Crees que la situación de Maduro es hoy distinta a la de los tiempos de Leopoldo López?
Ahora está más frágil. Leopoldo López casi lo consigue con el alzamiento del 30 de abril del 2019. Luis Almagro, secretario general de la OEA, me dijo que había un avión ruso preparado para que Maduro saliera. La gente me pregunta por qué apoyo a Leopoldo López si al final no consiguió nada. Yo creo que consiguió que la gente hablara de Venezuela, que el mundo se enterara de que el país no es una democracia. No consiguió liberar Venezuela, pero estuvo muy cerca. Y ese intento que montó con Juan Guaidó me parece importante. Hay una cierta belleza en su gesta.
— Edmundo González Urrutia es el último exiliado en España, tras las gestiones de Rodríguez Zapatero. ¿El expresidente español es un negociador o un cómplice de Maduro?
Como lo llama Leopoldo López, Zapatero es el mayor traficante de presos políticos de América Latina. Zapatero fue a ver a López como mensajero de Chávez, no como negociador. Y ahora hace lo mismo: hacerle la cama a Maduro con las elecciones. Zapatero no dijo una palabra tras el resultado de las elecciones, ni se pronunció sobre el triunfo de González Urrutia. Pero, de pronto, aparece negociando con los hermanos Rodríguez la salida de González Urrutia, un diplomático a quien el destino le metió en el tinglado. A diferencia de María Corina o Leopoldo, él no es alguien que sea capaz de sacrificarse a muerte. Muy hábilmente, Zapatero lo sacó del país diciendo que le está haciendo un favor. En realidad, está haciendo el favor al régimen, porque descabeza a la oposición y debilita a María Corina.
— ¿Cómo vez el papel jugado por Lilian, la esposa de Leopoldo López, en la historia?
En todos mis libros, las mujeres terminan comiéndose el papel principal. Y aquí sucede lo mismo. Diría que Lilian es la protagonista. Dramáticamente, ella tuvo que cambiar. Leopoldo es el héroe clásico que no cambia. Sabe dónde está la verdad y lo que tiene que hacer. Puede caer una bomba a su alrededor y él seguirá en su propósito. Pero ella no. Ella está enamoradísima de su esposo y estaba dispuesta a sacarlo de la cárcel como sea. De ama de casa se convirtió en activista internacional. Ese cambio, desde el punto de vista dramático, es mucho más interesante. Ella, si pudiera volver a Venezuela, tendría mucho capital político.
— ¿Hablando de capitales políticos, cómo ves el de María Corina Machado?
Cada día que pasa es mayor. La gente sabe que lo está pasando mal. El gobierno le ha amargado la vida lo que han podido: todos sus colaboradores están en la cárcel, la han dejado sola. Probablemente esté en una embajada escondida, con el capital político intacto. Todo el pueblo ha puesto sus esperanzas en ella, y es realmente la piedra en el zapato de Maduro.
Título: "Nos quieren muertos"
Autor: Javier Moro
Editorial: Espasa
Año: 2024
Páginas: 576
Como parte del Hay Festival Arequipa, Moro dialogará con Giovanni Barletti sobre “Nos quieren muertos” el miércoles 6 de nov. a las 6 p.m. en el Centro Cultural Santo Domingo.
El domingo 10, al mediodía, conversará con Clara Elvira Ospina sobre sus libros más recientes en el Teatro Municipal de Arequipa. a saber