Parasite, película del coreano Bong Joon-ho no solo arrasó la temporada de premios, también ganó en las categorías más importantes de los últimos premios Oscar —guion, dirección, mejor película internacional y mejor película— e hizo que el mundo ponga especial atención en el cine made in Corea del Sur. Aunque, siendo justos, esta curiosidad mundial se había despertado ya —aunque en mucha menor medida— cuando Park Chan-wook se llevó la Palma de Oro del festival de Cannes el año 2004 con la extraordinaria Old boy.
Entre una y otra producción han pasado más de 15 años. En ese lapso han llegado a nosotros grandes películas como Primavera, verano, otoño, invierno... y otra vez primavera (Kim Ki-duk, 2003), El huésped (Bong Joon-ho, 2006), Estación zombie (Yeon Sang-ho, 2016), La criada (Park Chan-wook, 2016), o En la playa sola de noche (Hong Sang-soo, 2017), por mencionar algunas. Su industria ha crecido en producción, calidad y alcance de distribución, sin embargo el cine coreano —normalmente parte del paquete de cine asiático que también comprende a Japón y China— es realmente poco consumido en Occidente.
Sobre ello habla Sofía Ferrero Cárrega, crítica de cine y docente universitaria argentina, ha vivido tres años en Corea del Sur y ha sido testigo del desarrollo del cine coreano cuyos frutos se ven en películas como Parasite.
¿Qué te llevó a Corea del Sur?
Primero viví cinco años en Barcelona, estudiando teoría y crítica cinematográfica. Ahí me empecé a interesar y empapar más del cine asiático y finalmente todo me llevó al cine de Corea. Empecé a estudiar coreano y llegué a vivir allá entre 2012 y 2015 y elegí vivir en Busán porque ahí se realiza el gran festival de cine. El tiempo que estuve allá trabajé como profesora de español, pero me las arreglé para asistir a todos los festivales de cine posibles e incluso pude asesorar la programación del Festival Internacional de Cortometrajes de Busán.
¿Cómo funciona la industria del cine coreano?
La de Corea del Sur es una industria impulsada por el Estado desde diversos frentes. Se tiene un sistema de cuotas de pantalla, hay centros de formación para cineastas, hay festivales como el Festival de cine de Busan, que es uno de los más importantes de Asia. Han buscado no solo incentivar la actividad cinematográfica, sino también aumentar la afluencia del público para las producciones nacionales y dar a conocer sus films internacionalmente. Es decir, existe un circuito de producción, de distribución y de exhibición porque se preocupan por el proceso completo. Sus políticas de difusión de la cultura se traducen en cosas como el éxito del K-pop. Tanto en cine como música tiene políticas muy claras.
Sobre Parasite algunos han dicho que su gran acogida se debe a una puesta en escena muy “americanizada”
Eso es totalmente falso y demuestra muy poco conocimiento de la producción del cine asiático. Es que, ¿sabes? podemos ser muy eurocentristas, miramos las cosas con ojos de occidente y en serio tenemos que ver un poco más allá. En el caso de Bong Joon-ho él tiene referentes muy claros del cine clásico de Hollywood, de Martin Scorsese, pero también ha bebido del cine japonés, del cine de Akira Kurosawa y de maestros del cine coreano, como Kim Ki-young.
Uno de los primeros cineastas coreanos en ser reconocido por el circuito de festivales internacionales fue Park Chan-wook. Después hemos conocido otros nombres, pero ¿esperabas que el reconocimiento mayor podría recaer en Bong Joon-ho?
Creo que sí. Bong Joon-ho ya ha filmado dos películas fuera de su país (Snowpierce y Okja), por lo que sabe moverse en los códigos comerciales. En su cine no existe la dicotomía de o es de autor o es comercial. En sus películas ambas cosas conviven. Por otro lado, es un cineasta de producción muy pareja. No tiene una película mala. Hay cineastas más irregulares, como Kim Ki-duk, que tiene obras maestras y también obras que parecen hechas por un principiante. A Bong Joon-ho le ayuda haber estudiado sociología, eso se nota en los temas que toca y la forma en la que construye sus personajes. Además, tiene algo muy valioso: no tiene miedo a mezclar géneros y pasa de uno a otro con mucha facilidad.